jueves, 1 de agosto de 2013

SI VENDER EL CUERPO SE LLAMA PROSTITUCIÓN, ¿COMO SE LLAMA VENDER EL ALMA?



Estos últimos días, están en las portadas de la mayoría de los periódicos las declaraciones de la escritora Lucía Etxebarría que ha tenido que abandonar un “reality” de Tele 5, a quien causa de acoso.
Según ella misma dice, se prestó a participar en este programa porque en una semana ganaba más dinero que por los derechos de un libro que tardaba en escribir año y medio y tenía necesidad de dinero para hacer frente a unas deudas con Hacienda. Y terminaba diciendo  que aquello, más que un programa de televisión era “la guerra”, y que se había equivocado al tomar esta decisión, porque se puso en una situación que no pudo controlar.
Estamos asistiendo a menudo al espectáculo de cómo unas “pobres gentes” son capaces de vender los más íntimos sentimientos de su alma para ganar un buen dinero, que posiblemente no sean capaces de conseguir de otra forma, y para ello se exponen a la mofa y al escarnio de una pandilla de depredadores desalmados que se autodenominan “periodistas” y que se encargan de sacar lo peor de los que se atreven a sentarse en su programa o someterse a sus polígrafos.  
No suelo ver estos programas, aunque es imposible no encontrarse con alguno de ellos mientras se hace “zaping” durante los anuncios. 
Y el coste para los que entran en este juego es de todos conocidos: Yurena, Toni Genil, Belén Esteban, etc, etc.,y ahora el hermano de Rocio Jurado, su mujer, la amante y la familia de la amante...
Y es que como reconocía Lucía Etxebarría, este negocio está muy bien pagado, siempre que estés dispuesto a vender tu alma al demonio de la televisión.


Y para terminar, una consideración económica: Está más valorado la participación de una semana en un programa de telebasura que escribir un libro, como también estaba en Chinchón tan valorado hacer un recorte a un toro en un concurso de recortes como el premio de un concurso de investigación...