viernes, 14 de junio de 2013

EL PADRE FRANCISCO PIQUER.

Francisco Piquer Rodilla (Valbona, Teruel, 1666 — Madrid, 13 de septiembre de 1739) fue sacerdorte y músico español, fundador del primer monte de piedad existente en España.


Efectivamente, fundó el 3 de diciembre de 1702 un proyecto llamado Nuestra Señora del Santo Monte de Piedad de las Ánimas en el Hospital de la Misericordia, mediante el depósito del real de plata que sería el capital inicial del Monte. Dicho Monte fue el germen del resto de montes de piedad existentes en nuestro país y de la extinta Caja de Madrid, que llegó a ser cuarto grupo financiero español en 2008 y hoy desgraciadamente desaparecida en ese monstruo llamado Bankia. Entre 1702 y 1706 sufrió dos enfermedades importantes: una erisipela que casi le causa la gangrena de una pierna, y una ronquera que le duró casi seis meses.
El 30 de abril de 1715 se le otorgó el nombramiento para la plaza de contralto de la Real Capilla. Eso conllevaba un sueldo de 500 ducados que le ayudaban a mantener los gastos ocasionados por el Monte. El 28 de julio de 1738 se le concedió seguir disfrutando de su jubilación.
Falleció en Madrid el 13 de septiembre de 1739, siendo enterrado en el claustro de las Descalzas, bajo la imagen de Nuestra Señora del Pilar, aunque había solicitado antes permiso para ser enterrado en la Capilla de Nuestra Señora del Monte de Piedad.
En la Plaza de las Descalzas de Madrid, frente al Monasterio de las Descalzas Reales del que fuera capellán, hay un estatua, realizada en 1889 por José Alcoverro, en recuerdo de su obra.

Así se inició Caja de Madrid. En sus 300 años de historia fueron muchas sus actuaciones en favor de sus impositores, como cuando terminó la Guerra Civil, que como Madrid había sido zona republicana, los dineros depositados por sus clientes no tenían valor. Entonces se acordó vender parte de su patrimonio para repartirlo entre sus impositores.
Después ya sabemos como termina la historia. Unos políticos ignorantes y desalmados, y unos enchufados sin escrúpulos y egoistas, de cuyos nombres no merece la pena acordarnos, aunque todos les conocemos, despilfarraron lamentablemente toda su historia. 
Se dice por los mentideros de la Corte que hace unos meses, posiblemente invocado por los afectados por las preferentes, resucitó el Padre Piquer, y cuando se enteró de lo que estaba ocurriendo y a lo que había llegado su Caja de las Ánimas, dicen que prefirió volver a su tumba. Descanse en paz, él. Los que motivaron la debacle, deberían descansar en Soto del Real. Todos.