viernes, 8 de febrero de 2013

EL GRITO.


Un artículo de MARUJA TORRES en el País del 7 FEB 2013

“En medio de esa tormenta perfecta de mentiras y sandeces que gira, un día tras otro, con la clara intención de engullirnos, dos voces de la verdad han resonado durante las últimas horas en sendos congresos. 
Una, la de Ada Colau, representante de la Plataforma d’Afectats per la Hipoteca, que en el Parlamento central puso adjetivo exacto y sinceridad y honor —eso de lo que tanto se carece hoy día— ante la ensoberbecida defensa que de la legislación hipotecaria y de desahucios realizó uno de los iconos bancarios que barren para su casa. Lo llamó criminal. Y lo es, no en el sentido de asesino, sino de delincuente: es un delito —de momento, moral: habrá que mejorar las leyes— lucrarse con la desdicha ajena. Emocionante, brutal, hermosa voz de Ada Colau, en armonía con quienes sufren el salvaje expolio que perpetran los poderosos.

En otro congreso —no parlamentario: una reunión de las momias de la Internacional Socialista—, en Cascais (Portugal), otra mujer, Beatriz Talegón, secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, alzó su voz para encararse con la casta dirigente. Beatriz expuso, con firmeza, la opinión de su grupo. “Os exigimos, de una vez por todas, que la Internacional tenga sentido, no hagáis que los jóvenes nos avergoncemos”. Criticó la opacidad de las cuentas, el lujo de estas cumbres, y agregó: “Pero no nos queréis escuchar […], no os preocupamos en absoluto”, para concluir, amargamente: “Estamos pagando las consecuencias de vuestra falta de acción o de vuestra acción”.

Ahora que todo resulta tan repugnante, ahora que desde arriba no llueve más que fango, las voces que, a ras de suelo, proclaman lo que tantas veces habrá que repetir, esas voces, digo, me llenan de esperanza. Debemos gritar con ellas, hasta convertir nuestra rabia en un único clamor”.





Aprovecho también para trascribir un artículo de José Luis Alvite, que ha titulado:

ADA COLAU



“Hacía tiempo que no ocurría algo así en el foro parlamentario. En su comparecencia ante la Comisión de Economía, Ada Colau refrescó con su voz sincera y emocionada la atmósfera parlamentaria y ventiló por un momento el olor casi fénico de una institución de vago aliento funeral en la que cada vez ocurren menos cosas sensatas. Fue el suyo un derroche de sana y entusiasta autenticidad en defensa de las ideas desesperadas de quienes se integran con angustia al amparo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Algunos «expertos» corrieron a decir que la señora Colau ha puesto las emociones por delante de la razón, como si la sinceridad de un impulso pudiera desacreditar sistemáticamente a quien se deja llevar por él. Auguran los analistas el fracaso de la Iniciativa Legislativa Popular presentada por la señora Colau para que se paralice el desahucio de miles de ciudadanos acorralados por la miseria y le recriminan a la compareciente un cierto tono amenazador. ¿Qué esperaban los miembros de la Comisión y sus analistas de cabecera? ¿Una intervención complaciente y retórica destinada de inmediato al olvido? ¿Una confitura verbal destinada al anecdotario del Congreso? Olvidan acaso sus señorías que la de Ada Colau es la voz actualizada de la calle, la desesperación puntual de miles de familias, la referencia irritada, espontánea y sincera de una buena parte de la ciudadanía. ¿Que la señora Colau sostiene opiniones que transgreden las normas? Es posible. En ese caso, en nombre de la desesperación lo natural será que se cambien las normas. Ahora que todo se desmorona resulta un poco ridículo tanto derroche de pudor y tanto llamamiento a la sensatez. Ada Colau se ha erigido en la garganta sincera de quienes lo están pasando peor que mal y clama con la voz temblorosa y comprensible irritación. Su angustia la libera del peso rancio y nobiliario de la sensatez. Cuando el pueblo pasa hambre, ¿se le puede pedir que, además de paciencia, tenga también razón?”

Si quieres escuchar la intervención de Ada Colau en el Parlamento, lo puedes escontrar en: