sábado, 24 de noviembre de 2012

SIN LA MULA Y EL BUEY, ¡SE ARMÓ EL BELÉN!

¡Buena la ha armado Benedicto! Ahora resulta que en el Portal de Belén no había ni una mula ni un buey para calentar al niño con sus resuellos. ¿Pero había portal? ¿O era una cueva? ¿O una pequeña habitación en una pequeña posada a las afueras de Belén? ¿O fue en Nazaret?


Parece que las manifestaciones de Benedicto XVI en su nuevo libro sobre la infancia de Jesús están revolucionando las conciencias de los pobres cristianos que se encuentran desconcertados por la desaparición de los dos animalitos de la escena tradicional del nacimiento. 
Los que están realmente preocupados son los artesanos fabricantes de figuritas de barro que van a tener que tirar todo el " stocks " que tenían almacenado para estas navidades.
Pero vamos a ver, ¿Es que alguien estaba realmente convencido de que junto al Niño, la Virgen y San José había una mula y un buey, en el portal de Belén? 
Los que van a tener que hacer también encaje de bolillos para cuadrar las letras, son los letristas de los villancicos, sobre todo si quieren adaptar los antiguos, a las nuevas enseñanzas papales. 
“Entre un buey y una mula, Dios ha nacido...” 
podría quedar en algo como 
“Entre un posadero y su esposa, Dios ha nacido...” 
o 
“En una noche de invierno, Dios ha nacido...” 
Así que no hay que preocuparse demasiado, porque hay muy buenos letristas y seguro que se les ocurren versos más inspirados que los míos.
Es lamentable que lo único que se haya destacado del libro del Papa es la chorrada de los animalitos. He buscado en internet y todo lo que he encontrado sobre el libro era lo de la dichosa mula y el dichoso buey, y ya de paso, tomarse a rechifla lo de la virginidad de la virgen (valga la redundancia) lo de la supernova que guió a los reyes magos y cosas por el estilo. 
Pero me digo yo; ¿Qué importancia tiene y qué aporta o modifica al nacimiento del Niño Jesús la existencia o no de los animales junto al pesebre? ¿Por qué, después de casi diez siglos había que quitar la razón al pobre San Francisco de Asís que tanto se tuvo que devanar los sesos para inventarse lo del belén?
¿Era necesario ahora entrar en estas disquisiciones circunstanciales que lo único que hacen es distraer de lo fundamental? 

Para terminar, el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, ha querido terciar también en esto de "la mula y el buey" y ha declarado: «Poned estas Navidades el Belén con el buey y la mula y sabed que éstos significan que hay que seguir con nuestra preciosa iconografía que nos ayuda a entender que en el Antiguo Testamento las expectativas de los profetas se cumplen en Belén».
Que es como decir: "No hagáis mucho caso a lo que dice el Papa".


A mí me parece que andamos todos un poco despistados, incluso los obispos y el mismo papa, y así, luego pasa lo que pasa... Que el abeto anglosajón está ganando la partida...