miércoles, 25 de abril de 2012

ORBANEJA DEL CASTILLO, UN PUEBLO SINGULAR.


Desde Elines nos dirigimos a Orbaneja del Castillo. La mañana se había tornado lluviosa, como si quisiera poner el ambiente idóneo para visitar este pueblo, en la que el castillo sólo está en su nombre.




Es una de los pueblos más atractivos del Valle del Sedano ya en la provincia burgalesa. Colgado en una serie de terrazas de toba en la margen izquierda del angosto Cañón del Ebro, se combinan en él la vista de espectaculares parajes naturales y el sabor popular de sus construcciones. Por ello, su principal orientación actual es la turística, contando con diferentes alojamientos y casas rurales donde poder hospedarse para disfrutar de este magnífico lugar.




Frente al apiñado caserío, la margen derecha del río aparece coronada por un descomunal conjunto de estructuras calcáreas naturales que, desde la lejanía, asemejan ruinas. Es uno de los ejemplos más espectaculares de modelado kárstico dentro del cañón. Efectivamente, el relieve ruiniforme resultante evoca formas fantásticas, que asemejan ruinas, retazos de un castillo inexistente que el imaginario colectivo ha perpetuado en el topónimo del pueblo.



En Orbaneja del Castillo convivieron durante siglos mozárabes, cristianos y judíos. De la presencia de estos últimos y su famosa aljama tan sólo queda el recuerdo en algunos nombres de calles. Este lugar fue elegido por los Caballeros Templarios para levantar el Convento y Hospital de San Albín, encargado de ofrecer albergue y protección a los peregrinos del Camino de Santiago. Se trataba de una ruta alternativa al denominado camino Francés, que pasaba por San Martín de Elines y Santa María de Cervatos. Asimismo, los Reyes Católicos concedieron a esta distinguida aldea el título de Villa, por lo que sus habitantes quedaron exentos del pago de impuestos.


En Orbaneja del Castillo nace un proyecto de río que se queda sólo en eso, porque después de formar varios saltos y cascadas en su corto discurrir por las calles y terraplenes termina muriendo en el río Ebro que le espera unos metros alejado del pueblo.


Un aviso. Al pueblo no se puede subir en coche. Hay que dejarlo a la entrada, en la carretera y subir andando.