miércoles, 10 de agosto de 2011

MAS INFORMACIÓN SOBRE LA BATALLA DEL JARAMA EN CHINCHON.

Aunque a finales del año 2008 hice en el blog una referencia a esta batalla, hoy vuelvo a comentarla, aportando nuevos datos sobre la misma.

Bunker en el cerro del Pingarrón

Durante la guerra civil, Chinchón no estuvo en el frente de batalla, pero vivió muy de cerca los horrores de la guerra por ser la retaguardia de la cruenta batalla del Jarama, cuyo frente más significado estuvo en el cerro del Pingarrón. 
 General Miaja.
General Orgaz.

Ocurrió entre el 6 y el 27 de febrero de 1937 y tenía la finalidad de cercar Madrid y cortar la comunicación con la zona de Levante. Para ello, el general Orgaz, responsable del ejército nacional, decidió lanzar un ataque por el terreno existente entre el río Jarama y la carretera de Valencia, al sur de Madrid. Aunque se había considerado como una acción prioritaria, no se pudo iniciar el ataque hasta esas fechas debido al mal tiempo y a la lluvia, aunque el acopio de fuerzas se realizó desde varios meses antes.

Milicianos junto al Puente de Arganda.

La primera consecuencia de esta batalla para Chinchón, fue la llegada masiva de civiles de los pueblos de Esquivias, Borox, Seseña, Ciempozuelos, Valdemoro, Titulcia, San Martín de la Vega, Morata, Arganda y otros de la zona que fueron evacuados, al encontrarse estros pueblos en pleno frente de combate. Llegaron familias enteras para instalarse en casas particulares y aquí permanecieron muchos de ellos hasta que se terminó la guerra. Habían tenido que salir de sus casas con lo más imprescindible y pagaban su estancia y manutención colaborando en los trabajos agrícolas y de las casas y aportando lo poco que habían podido salvar de sus pertenencias.
El ejército, llamado nacional, estaba compuesto por más de 20.000 hombres, 18.000 africanos que habían llegado con el general Franco desde Marruecos,  dos compañías alemanas de tanques y los bombarderos de la Legión Cóndor.
El mando republicano, consciente de la importancia de mantener abiertas las comunicaciones de Madrid, dispuso las fuerzas necesarias para hacer fracasar la operación y lo logró. Envió a todas las Brigadas disponibles que se reagruparon en cuatro divisiones bajo el mando del general Miaja, Jefe del Ejército de Madrid. 
Dentro del conjunto de estas fuerzas republicanas destacó la actuación de cuatro Brigadas Internacionales, que en esta batalla ofrecieron su mayor contribución militar.
Allí se produjo el choque entre las vanguardias de moros y legionarios y los interbrigadistas; y  los jóvenes soldados norteamericanos de la Brigada Lincoln se enfrentaron con las tropas regulares del bando nacional.

Camino del Pingarrón.

El balance aproximado de bajas en la batalla del Jarama  se estima en cerca de 18.000 combatientes. 7.000 soldados nacionales, 10.000 republicanos y cerca de 900 de las Brigadas internacionales, que además tuvieron 2.000 heridos, y 600 entre prisioneros y desaparecidos. Sólo la Brigada inglesa tuvo 225 bajas. Muchos de estos hombres quedaron enterrados en los campos de batalla o en los cementerios de aquella zona, muchos heridos llegaban diariamente hasta Chinchón, donde se había habilitado un hospital de campaña. Durante los días 14 al 19 de febrero de 1937  fueron enterrados en el cementerio de Chinchón 26 caídos en el frente del Jarama. Muchos de ellos eran cadáveres sin identificación, según figura en un expediente del Archivo histórico.                                      
Los bombarderos Junkers alemanes de la Legión Cóndor, apoyados por los cazas Fiat de la Legión italiana, no consiguieron sembrar el pánico entre las tropas republicanas y el día 12 perdieron la superioridad aérea local al aparecer los cazas soviéticos, popularmente conocidos como "chatos" y "moscas". Pero durante esos pocos días hicieron varias incursiones por el pueblo que aterrorizaron a los chinchonenses. Se había instalado una gran sirena en la torre del reloj, a cargo de Miguel García Armendáriz, que anunciaba la llegada de los aviones. Se habían dado órdenes precisas para que no se encendiesen las luces en las casas si no estaban totalmente cerradas las ventanas, para evitar que el pueblo fuese localizado desde el aire. El alumbrado público permanecía apagado durante la noche. 
Cuando sonaba la sirena todas las personas corrían a refugiarse en las cuevas de sus casas o en las de los vecinos. Muchas familias bajaron los colchones a las cuevas y allí dormían todas las noches por el miedo a las bombas. 

Montaje fotográfico en el que un avión Junker alemán de la Legión Condor sobrevuela el cielo de Chinchón,

Sin embargo sólo cayeron en el pueblo poco más de media docena  que causaron cuatro muertos y  pequeños daños materiales. Dos bombas cayeron en la calle Carpinteros, que ocasionaron la muerte de  María Martínez Recas, otras dos en el Barranco y en la travesía de Zurita, otra en la calle de la Cueva, donde murió el matrimonio Gómez-Lerma,  otras en la Alcoholera, una más a las afueras donde murió Victorio Herrero Sanz, y otra en la "Casa de las Bolas", en la que sólo causó pequeños desperfectos en el tejado, al caer sobre una de las bolas de piedra. Ningún edificio importante fue dañado en los bombardeos. 
Durante esta batalla fueron derribados varios aviones cerca del pueblo. Uno de ellos en el paraje de Valdelhorno, cuyo piloto salvó la vida y fue auxiliado por los vecinos de Chinchón. Terminada la guerra, volvió al pueblo, se compró una casa y aquí murió siendo enterrado en el cementerio. Su nombre: Donald K. Joason.