miércoles, 3 de agosto de 2011

FAUSTINO: UN CUENTO EN TRES ENTREGAS. II

- II -

- Mira Genuina, tu madre está consiguiendo arruinar nuestras vidas. De acuerdo con que tus hermanas no quieran saber nada de ella, que tengamos que ser nosotros los que asumamos esta responsabilidad, pero yo pienso que hay otras alternativas. Existen residencias subvencionadas por la Comunidad en las que va a recibir toda la atención que precisa...
- No insistas Faustino, te he dicho una y mil veces que éste es mi problema y que estoy dispuesta a dar hasta la ultima gota de mi sangre para que ella viva los últimos años de su vida entre personas de su cariño. 
- Pero si ella no se entera de nada. Tiene la mente  en su infancia y ni siquiera sabe quien eres tú. Además estamos corriendo un grave peligro. Una noche se va a levantar, va a encender el gas de la cocina y vamos a saltar todos por los aires.


- Después de todo lo que tengo, encima tú también me lo vas a echar en cara. ¡ Qué poca comprensión ! ¿ Es que no te gustaría que tus hijos hicieran lo mismo con nosotros ? 
Suspiró y siguió diciendo:
-Lo que pasa es que todos los hombres sois unos egoistas. Tu no decias  nada cuando tu hermana se hizo cargo de tu padre durante los tres últimos años de su vida. Como te daban el problema resuelto no se te ocurrió plantear lo de la residencia; y eso que no hubiéseis tenido nigún problema para ingresarle en la Residencia de Oficiales jubilados  del Ejército .
En el fondo su mujer tenía razón. Prácticamente todo se reducía a la mayor o menor dósis de ogoismo que cada uno quisiese aplicar a este problema. Cuando don Fausto - su padre - quedó imposibilitado, toda la familia asumió que debía ser Guadalupe la que se debía hacer cargo de él. Para eso era la única hija soltera, que seguiría cobrando su pensión de horfandad y que se quedaría con la casa cuando faltase su padre. Era una solución natural  que todos los demás hermanos habian firmado cuando murió la madre.
De aquella época le viene su afición por el ordenador. Un año, para su compleaños, su hija se presentó con el ordenador que tenía en la farmacia. Se le había quedado obsoleto y le dijo que reunía las características apropiada para sus necesidades. 
Se compró varios manuales, se suscribió a la revista PC, amplió la memoria y acopló un modem y así se inició en esa aventura sin retorno que le iba abriendo horizontes insospechado y le iba cerrando, poco a poco, las puertas de la realidad.
No se volvió a plantear de nuevo esta cuestión. Los cuatro años que duró doña Petra fueron abriendo una sima de incomunicación entre ellos dos. Para ella, su deber le daba fuerzas para sobrellevar con entereza los caprichos de su madre. El se había encerrado en su mundo virtual y apenas si enteraba de lo que pasaba a su alrededor.
Cuando a la muerte de la abuela quedaron los dos solos, la situación apenas si se modificó. Algunas salidas a visitar a sus nietas, las comidas con su hija los domingos y cuando parecía que todo podía volver a ser como siempre debía haber sido, el corazón de Genuina no soportó tanta dicha.
Por entonces fué cuando tuvo lugar aquella visita.
- Mire, no entiendo bien lo que me quiere decir con eso de "literalmente".
- Pues está muy claro - entonces sus ojos se hicieron más penetrantes - que cuando llegue el momento de que tu necesites ayuda para poder sobrevivir, nosotros te ayudaremos....
- Dándome de nuevo salud para no necesitar ayuda...
- No, eso era otra alternativa que nosotros trabajamos en su dia, pero que ha caido en desuso. Ya a nadie le interesa la eterna juventud. Las píldoras y la cirugía han sido unos rivales insalvables.
- ¿ Entonces ?
- Lo que estás pensando. En ese momento nosotros te ayudaremos a dejar de vivir.
- ¿ Y encima quieres que por matarme os entregue todo lo que tengo ?
- Todo no, sólo este piso que es un bien privativo tuyo. La casa que le tocó a tu mujer de su familia y el chalet de la playa no es neccesario que entren en el trato.
- ¡ Haga Vd. el favor de salir de mi casa !
- No debes precipitarte, Faustino. Comprendo que nuestra oferta te haya podido desconcertar, pero quiero que sepas que cada dia son más las personas que firman esta clase de contrato con nosotros. Como indica nuestro nombre somos "siempre eficaces". Esta cuestión no se puede poner en manos de aficionados, y mucho menos de la familia.
- ¡ Salga inmediatamente de aquí ! o llamo a la policía.
- De acuerdo, ya me voy, pero no olvide que cuando Vd. nos necesite nosotros vamos a estar a su lado. 
Cuando aquel misterioso hombrecillo salió de la casa sintió un bloqueo en su mente y ,puede que durante horas , se quedó absorto, sentado en el sofá, hasta que llegaron su mujer y su hija que habian salido a comprar un regalo para el cumpleaños de  Adelita.
- ¡ Qué raro, papá, ¿ ya no te interesa internet ?


Durante varios días vivió obsesionado con la visita pero la repentina enfermedad de su mujer le absorvió totalmente. Sin tiempo para asimilar lo que  le venía encima se precipitaron los acontecimientos y sin darse cuenta se vió ante un psiquiatra al que le habian obligado a ir sus hijos para aceptar su nueva situación de obsoluta soledad. No permitió irse ni unos dias con su hija. Fausto, su hijo, no se atrevió ni a ofrecerselo porque adivinaba lo que podrian decir Adela y sus hijas.
Tenía sesenta y siete años, había perdido toda atadura con su pasado, y estaba dispuesto a sobrevivir en su pequeño mundo de viajes digitales y procurando no necesitar ayudas foráneas.
Las visitas al psiquiatra le ayudaron a perfilar el programa de actividades diarias y su antigua vida militar le permitió aceptar la férrea disciplina que se autoimpuso. Con el tiempo, sus hijos se percataron que no les necesitaba y así acallaron sus conciencias. El dia de su cumpleaños y para las Navidades procuraban comer con él. Tan solo Manolito se pasaba de vez en tarde por su casa y le pedía lo último que había escrito de sus memorias. En realidad no sabía si después las leía, pero tenía que reconocer que le hacían una cierta ilusión sus visitas.
A sus nietas las veía bastante menos, aunque siempre había procurado igualarles a todos en cuanto a los regalos que procuraba distribuir a lo largo del año, para cerciorarse de que no se olvidaban de él.
Mañana sábado, dia 15 de abril comería con su hija, con Manolo su esposo, con Manolito y con su novia; una chica muy simpática que estudiaba derecho y que se llamaba Mónica.
Por eso, hoy, después del paseo diario, pasaría por el mercado para comprar algo de marisco, porque siempre le gustaba llevar algo.
Habian pasado doce años de vivir sólo, se seguía conservando bien, y tan sólo había transigido en que una señora fuese por casa una vez a la semana para hacerle la limpieza.