viernes, 24 de junio de 2011

EL FRACASO DE LOS SISTEMAS ECONOMICOS TRADICIONALES.

Podemos partir de que la Sociedad moderna se ha movido en los últimos doscientos años entre los sistemas económicos y políticos del Capitalismo y el Comunismo.


Adam Smith

En el capitalismo los individuos privados y las empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios a través de complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados. Aunque el origen de este fenómeno data de la antigüedad; el capitalismo siempre se ha asociado a Europa, su evolución está constituida por diversas etapas hasta establecerse en la segunda mitad del siglo XIX.
El Comunismo que nació como ideología política, tiene como principal aspiración la consecución de una sociedad en la que los principales recursos y medios de producción pertenezcan a la comunidad y no a los individuos.

Karl Marx

El Capitalismo fue desarrollándose paulatinamente en Europa Occidental, a raíz de la crisis feudal, fundamentalmente a partir del siglo XVI. Uno de los aspectos que marca los orígenes del capitalismo es la acumulación de recursos financieros y técnicos, fenómenos éste que se desarrolla entre los siglos XVI y XVII.Se puede decir que, de existir un fundador del sistema capitalista, éste es el filósofo Adam Smith, que fue el primero en describir los principios básicos que definen el capitalismo.
El Comunismo surgió, a principios del siglo XIX, como respuesta al nacimiento y desarrollo del capitalismo moderno. El concepto comunista de la sociedad ideal tiene lejanos antecedentes, incluyendo La República de Platón y las primeras comunidades cristianas. Los fundadores del comunismo fueron, Karl Marx y Friedrich Engels En sus obras, intentaron analizar la sociedad capitalista. Pusieron de manifiesto las contradicciones existentes en el seno de la sociedad contemporánea en la que los derechos fundamentales no habían logrado abolir la injusticia. 
Podríamos convenir que ambos sistemas han fracasado, porque ninguno de los dos ha conseguido dar una respuesta eficaz a las necesidades de las personas y el necesario progreso de la Sociedad.
Pero, ¿han fracasado porque ambos son intrínsecamente malos? ¿Ha fracasado la teoría, o la práctica? ¿Hay un denominador común en ambos fracasos?
Lo primero que salta a la vista es que el capitalismo no tiene un ideólogo visible. Adam Smith no ideó nada, se limitó a describir los principios en se basaba este sistema económico. En cambio el comunismo sí tiene varios ideólogos; el principal Karl Marx, aunque también se encuentran gérmenes en los evangelios católicos. Y esto siempre fue así. El comunismo siempre tuvo sus líderes: Stalin, Mao, Castro, etc. etc., en cambio nadie puede asignar el liderazgo del capitalismo a una persona concreta. Los que mueven y dirigen esta ideología permanecen en el anonimato, detrás de los “mercados” de las “agencias de calificación”, escondidos en las famosas listas de “los personajes más ricos del mundo”, en los Consejos de Administración de los grandes bancos o agazapados al frente de organizaciones multinacionales.

El primer batacazo capitalista: 1929

Por eso, es fácil determinar quienes fueron los que hundieron las teorías comunistas, pero es difícil indicar los responsables del fracaso del capitalismo. Aunque sí es posible determinar el por qué de los ocasos de ambos: La ambición. 
La realidad no era la confrontación de la dictadura del proletariado contra la dictadura de los mercados. Era la confrontación de la ambición de los conocidos dirigentes comunistas, contra la ambición de los desconocidos jerifaltes capitalistas, que nunca se saciaban con lo que tenían y aspiraban a tener mucho más, aún a costa de sacrificar a las personas y atentar contra la supervivencia de los propios sistemas, saltándose las más elementales normas de funcionamiento establecidas.
Los regímenes comunistas devinieron en insensibles dictaduras a mayor gloria de sus líderes, con desprecio absoluto de los ciudadanos que se convirtieron en súbditos con menos derechos que los esclavos de la gleba medievales. El sistema capitalista se hizo salvaje y esos ciudadanos que conservaron ese título a efectos teóricos, empezaron a perder en la práctica la mayoría de los derechos que les reconocían las constituciones democráticas por las que se creían regidos. El capitalismo se adueñó de los gobiernos de las naciones y los políticos no fueron nada más que peleles bailando al son de los “ignotos” dirigentes capitalistas, teniendo que renunciar a sus convicciones ideológicas para evitar la catástrofe económica, que anunciaban los portavoces de los que habían contribuido a prepararla, arrasando no solo con la sociedad del bienestar, sino con el propio sistema capitalista.

¿Donde está la solución?

¿Hay alguna solución?
Seguro que sí. Por lo menos, ya hay algunos que se han levantado “indignados” contra esta situación, se han echado a la calle para protestar, y hasta es posible que algunos de los representantes legítimos de esas sociedades, los que tienen teóricamente el poder de legislar, se empiecen a dar cuenta de que algo de esto tiene que cambiar.
Así sea.