lunes, 20 de diciembre de 2010

ORGULLO.

No es lo mismo ser orgulloso que estar orgulloso. Lo primero supone una excesiva estimación del propio valer y lo segundo se podría decir que es un sentimiento legítimo de satisfacción por lo que se ha conseguido.



De forma coloquial, ser orgulloso tiene un cierto matiz peyorativo; en cambio, estar orgulloso presupone para el sujeto un esfuerzo anterior realizado para haber conseguido lo que ahora le hacer enorgullecerse.


Sin embargo, muchas veces, no se tienen en cuenta estas sutiles matizaciones. y vemos cómo hay quien se siente orgulloso de ser gay, de ser facha, de ser de Madrid, de ser negro, de tener el “rh” negativo, y de no sé cuantas cosas más; para lo que los “orgullosos” no han tenido que hacer ningún esfuerzo personal.

La mayoría también se sentirían orgullosos, en otras circunstancias, de ser heteroxesual, ser rojo, de Barcelona, ser mestizo o de tener un “rh” positivo.


Entiendo que uno pueda sentirse orgulloso por ganar el Premio Nobel, ser campeón mundial de formula uno, dar de comer todos los días a su familia, llegar a mayor siendo una persona honrada y ser eficiente y eficaz en su trabajo, por ejemplo.

Me cuesta más trabajo admitir que alguien se sienta orgulloso por haber nacido en España en vez de en Senegal, por medir más de dos metros, tener la piel blanca, ser del Atlético de Madrid, de que sus antepasados fueran hijosdalgos, por ser admiradores de Benito Musolini o por creer en Ala, Baal, Buda o Jesucristo.
Y no entiendo que haya que dedicar un día a cualquiera de estos orgullos, como tampoco entiendo que nadie se deba avergonzar de lo que es, aunque algunos sí deberían avergonzarse de lo que han llegado a ser.


Más bien pienso que, en el fondo, los que necesitan proclamar estas clases de orgullo, buscan una autoafirmación porque no están demasiado seguros de su identidad.