jueves, 21 de octubre de 2010

RENOIR EN EL MUSEO DEL PRADO.

A mí, uno de los pintores que siempre más me han gustado ha sido Pierre-Auguste Renoir. Es difícil ver sus cuadros en España, y ahora tenemos una gran oportunidad.

Pierre-Auguste Renoir nació el 25 de febrero de 1841 en Limoges, Francia, hijo de un sastre que se trasladó a París con su familia cuando el pintor era un niño. Renoir comenzó su carrera en 1854 como aprendiz de pintor de porcelana en un taller. Durante estos primeros años recibió lecciones de dibujo, trabajó como pintor aficionado y copió algunas pinturas del Museo del Louvre. En 1861 entró en el estudio de Charles Gleyre, un pintor de renombre, donde conoció a Claude Monet, Frédéric Bazille y Alfred Sisley; durante los años siguientes estudió en la École des Beaux-Arts.

El Museo Nacional del Prado inicia la temporada apostando por Renoir, un valor seguro entre las masas turísticas nacionales y foráneas que son hoy día el principal cliente de los museos del mundo.
Pierre-Auguste Renoir vivió 78 años y pintó sin parar durante 60 de ellos. Ha dejado cuatro mil pinturas. Esta selección de 31 de ellas refleja su período más impresionista, el favorito de los expertos. Ha sido colocada en el corazón del Museo, hablando de tú a tú con los maestros de los que aprendió y a los que retornó con su refinado clasicismo.
"Creo que estoy empezando a entender algo sobre la pintura" parece que comentó el mismo día de su muerte, en 1919.

Las 31 obras se ordenan en varias pequeñas secciones temáticas -retratos, desnudos, paisajes, bodegones- en un conjunto abarcable y sugerente.





Entre ellas, destacan Autorretrato (h. 1875), una pintura cuyo tratamiento difiere de su habitual estilo delicado y revela, en cambio, una honda voluntad expresiva;













Retrato de Madame Monet (h. 1874) en el límite entre el retrato y la pintura de género, y de pincelada fragmentada poco convencional;









La barca-lavadero de Bas-Meudon (h. 1874) y El puente de Chatou (h. 1875), paisajes del mayor experimentalismo y del mejor periodo impresionista de Renoir;










Palco en el teatro (1880), en la que destacan los fuertes contrastes tonales entre negros, blancos y negros alejándose de la paleta azul que había caracterizado su obra de los cinco años precedentes; Peonías (h. 1880), una de las composiciones! de flores más esplendorosas del artista y un ejemplo del modo en que gustaba de llenar los lienzos hasta los márgenes y evitar todo espacio abierto;






Cebollas (1881), la obra preferida del señor Clark, de pincelada fluida y carácter informal pero cuidadosamente estructurada; y






Bañista peinándose (1885), una de las figuras de dibujo más preciso y exquisito y el punto culminante de su superación de la técnica impresionista.

Hasta el 16 de Febrero en el Museo del Prado. Hay que verlo.