viernes, 4 de junio de 2010

MUERE LA ESCULTORA LOUISE BOURGEOIS


Louise Bourgeois, representante de la escultura esencial del siglo XX,  que sólo consiguió el reconocimiento que se merecía al final de su carrera, como demasiado a menudo les sucede a los grandes del arte, falleció el pasado día 31 de mayo, en Nueva York a los 98 años.

Fue la primera mujer a la que el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York le dedicó una retrospectiva, en 1982, y al menos su longevidad le permitió poder disfrutar del respeto debido durante los últimos 25 años. Ella suficientemente generosa para compartir lo que sabía con otros artistas más jóvenes a través de un encuentro mensual que celebraba en su casa neoyorquina y que se convirtió en un lugar de peregrinaje mítico para cualquier creador en busca de consejo. Allí llegaban domingo tras domingo, jóvenes y no tan jóvenes para que Bourgeois bendijera sus obras, o simplemente para ofrecerle regalos, poemas o sonrisas.
Nació en Paris un 25 de diciembre de 1911 pero se mudó a Nueva York y allí empezó a dibujar siendo una niña. Se mudó a Estados Unidos en 1938 tras casarse con Robert Goldwater. De sus dibujos pasaría a hacer esculturas en diversos materiales, la mayoría con fuertes connotaciones sexuales emocionalmente muy agresivas y con la presencia casi constante de imágenes fálicas. El abandono por parte de su padre cuando era una niña marcó gran parte de su obra y el simbolismo fue también una de sus constantes.
Llegaría a ser amiga de muchos de los grandes del siglo XX, desde Marcel Duchamp a Mark Rothko o John Cage. Hoy Bourgeois ha abandonado la tierra para unirse a ellos en la historia universal del arte.

Una de sus obras más conocidas en España, que tituló “Mamá”, representa una gran araña, y está colocada delante del Museo Guggenheim de Bilbao. (Fotografía de m.carrasco.m.)