sábado, 23 de mayo de 2009

OPERACION CRONOS.

I

Sólo en su interior había calma. Cuando recibió la orden de su inmediato superior, supo que todo había terminado.Toda la base era puro desconcierto. En la cara de todos con los que se iba cruzando aparecía el terror y nadie sabía a ciencia cierta donde se dirigía. Podía leer en sus mentes el miedo, la incertidumbre y en muchos de ellos la resignación.
Él lo había advertido muchos antes, cuando aún podría haber tiempo para buscar soluciones. Pero los intereses económicos y las prioridades políticas habían prevalecido sobre el sentido común y, sin duda, la naturaleza se había tomado la venganza.
Ni los adelantos en la genética, ni la avanzada tecnología era ahora la solución. El SIC había dado su veredicto: La aniquilación total de la vida del planeta era inminente.La destrucción de la capa de ozono hacía tiempo que se había consumado. Los técnicos espaciales había solventado el problema por medio de pantallas móviles que absorvían los peligrosos rayos solares. La vida animal casi habìa desaparecido después de las sucesivas plagas ocasionadas por la alteración de los alimentos. La vegetación estaba compuesta únicamente por las plantas transgenésicas que se había adueñado de toda la superficie fértil, a pesar de los desesperados intentos de los científicos que, impotentes, iban viendo fracasar todos sus intentos de conseguir la mutación de esos vegetales que habían logrado ser inmunes a cualquier intento de modificar sus nuevos códigos genéticos.Los humanos habían desterrado las viejas enfermedades y su evolución mental era muy superior a las más visionarias previsiones de épocas pasadas. Apenas si se utilizaba el habla fuera de las representaciones artísticas y de los medios de comunicación audiovisuales. La telepatía era la forma de relación interpersonal; incluso se había inventado un trasmisor-receptor telepático múltiple para grandes distancias que habían relegado el teléfono a un mero instrumento de navegación cibernético.
- Señor Egún, - y esta vez, su Jefe Feldon, utilizó su voz sin duda para dar más solemnidad al momento - de acuerdo con la normativa de la última reunión del SIC (Servicio Internacional Conjunto), debe proceder a poner a salvo todo el conocimiento humano, para que una vez se destruya nuestro planeta quede constancia de todo lo conseguido por nuestra especie, con el fin de que si alguna vez "alguien o algo" llega hasta aquí le pueda servir pára su evolución o, al menos, para no incurrir en nuestros propios errores.
Egún, superintendente y asesor personal del su Altísima Autóritas, había ideado un ingenioso sistema para almacenar todos los conocimientos humanos. También había sido suya la idea de ponerlos a salvo en caso de catástrofe universal para la contingencia de que pasado el tiempo pudiese servir de ayuda para posibles nuevas civilizaciones.
En discos de fibra acuosa, debidamente protegidos por material inalterable, había logrado recopilar todos los libros escritos en la historia, todas las películas y reportajes cinematográficos, la recopilación de toda la música y la reproducción de todos los cuadros, esculturas y monumentos de todo el planeta.El gran debate se había centrado en si conservaba todo lo realizado por el hombre o si se ejercitaba una conveniente censura de lo que, se había demostrado, había sido perjudicial.- Yo soy partidario de conservarlo todo. Así, los posibles receptores, conocerán todas las alternativas y podrán aprender de los errores comentidos...

- Disiento, Mr. Edif, si conservamos el pensamiento de los grandes asesinos, de los dictadores, de los insensatos científicos que han sido la causa de nuestra destrucción, estaremos alentando a otros que pueden tener la tentación de continuar su obra.
- Pero si borramos todas las tendencias que, a nuestro juicio, son perniciosas, no estaremos evitando que algunos puedan llegar a esas mismas conclusiones con el agravante de que entonces no sabrán sus consecuencias.
Los miembros del SIC debatieron las distintas propuestas que habían elevado el Equipo de Consejeros y decidieron conservar todo lo conocido.
- Nigún conocimiento es intrínsecamente malo. El uso que se hace de ese conocimiento es el que determina sus consecuencias. Es mucho más peligrosa la ignorancia y un conocimiento parcial de la realidad.
El superintendente Egún compartía totalmente estas premisas y se afanó en poner en marcha su magno proyecto recopilatorio.
Había decidido utilizar el lenguaje udac por considerarlo el más simple y facilmente descifrable. Su "máquina de la sabiduría". como él llamó a su invento era capaz de reproducir visual y auditivamente todo lo que en ella se había almacenado, incluso podía reproducir gráficamente en papel todas las imágenes.
La máquina era autosuficiente energéticamente y se pondría en marcha ante cualquier estímulo de inteligencia, tanto al recibir cualquier indicio de lenguaje como cualquier manipulación lógica de sus mandos. Se había programado para no reaccionar ante los ruidos y contactos que pudiese producir cualquier animal.La emisión se iniciaba con unas precisas nociones de aprendizaje que facilitaban la compresión tanto de las grafías como del lenguaje que se había utilizado. A continuación... la recopilación de todo el conocimiento humano.
Ya sólo quedaba trasladar el artilugio al lugar donde quedaría a la espera de sus posibles descubridores... cuando pasen millones de años...
Los científicos había diagnosticado cómo se iba a producir la hecatombe. El viejo planeta tierra no podía resistir ya las continuas agresiones que durante miles de años había recibido de la raza humana. Por un lado la continua degradación de los alimentos había empobrecido las defensas orgánicas, y aunque hacía tiempo que se había eliminado las enfermedades más antiguas, el deterioro de la raza humana había llegado a una regresión que la llevaba inexorablemente a su desaparición. Por otra parte. los experimentos espaciales, por el afán de explorar el universo, habían llegado a modificar, en un principio se creía que mínimamente, el orden orbital de la galaxia, lo que estaba produciendo un desajuste que hacía inestable cualquier sistema de protección de las radiaciones solares.
Y por último, la última confrontación atómica entre los bloques del norte y del sur, había reducido la superficie habitable del planeta, prácticamente, a la base militar de los ganadores de la contienda, que albergaban a la única población viva y que hacía inviable cualquier intento de buscar nuevos asentamientos utilizables.
La población mundial era exactamente de cincuenta y nueve mil trescientos veintisiete individuos. Se había iniciado la cuenta atrás y quedaban quince horas, doce minutos y siete segundos... seis... cinco...
En ese momento un meteorito destruirá los escudos solares y la radiación solar debastará todo el planeta. Esa misma radiación elevará de tal modo la temperatura que no sólo fundirá todo el hielo de los casquetes polares sino que incluso evaporará todo el agua que exista en la superficie terrestre.
Para ese momento, se ha dispuesto que un dispositivo inunde toda la base con un gas que hará entrar a todos los seres vivos en un letargo del que ya nunca despertarán.
Posteriormente, habían vaticinado los científicos, los bruscos cambios climáticos ocasionarán cataclismos que modificarán toda la corteza terrestre.En las previsiones más optimistas se estiman que harían falta más de veinte millones de años para que el planeta recuperara las condiciones mínimas necesarias para que, de nuevo, pudiese germinar la vida.Egún se miró el reloj de pulsera. Eran las veinte horas y quince minutos del undécimo día del mes de Arto del año dos millones trescientos cincuenta y dos mil doce. Sòlo quedaban una hora y diez minutos. Se sentó en su viejo sillón de cuero, frente a la ventana, y su vista se perdió en el azul de un cielo apenas rasgado por unas pequeñas nubes teñidas de pinceladas púrpura que anuciaban el ocaso...En su mente se agolparon los primeros recuerdos y su vida fue pasando como en una película de cine mudo en cámara rápida... y su espíritu estaba tranquilo...
Una estridente sirena le sacó de su ensimismamiento....
- Faltan diez segundos... nueve...ocho... siete... seis...cinco...cuatro...tres...dos...uno...

II


El profesor Jimenez Arce, Jefe de la explotación séptima del yacimiento de Atapuerca, dió las instrucciones precisas a sus colaboradores.Había anotado en su "cuaderno de campo" la fecha: "Quince de abril del año dos mil doce". A continuación: "Hoy a las nueve horas doce minutos se ha producido un derrumbamiento en la entrada de la cueva que da acceso al yacimiento número quince de la sección séptima. Se puede adivinar una profunda sima y he dado las instrucciones precisas para que se proceda a su inspección".
Toda la población científica del planeta estaba siguiendo, desde hacía varios lustros, los increibles descubrimientos que se estaban realizando en esa remota región de España. En cada estrato de tierra que se descubría iban apareciendo los vestigios de unos seres que iban desmostrando la evolución desde los primitivos primates, pasando por el "antecesor" y el "homo faber"hasta llegar al "homo sapiens".
En esos restos de huesos, piedras y arcilla se podían leer los más reconditos secretos de la evolución humana.Y cada uno de estos restos iban fechando su antigüedad. Las nuevas técnicas permitían una aproximación científica a la verdadera datación, aunque cuando ya la medición no se hacía por miles de años, sino que se habían encontrado restos de hacía más de un millón de años, los márgenes se hacían más imprecisos.
- Profesor, creo que debía de venir, posiblemente, hemos encontrado un cementerio.
Efectivamente, el hundimiento había dejado expedita una especie de chimenea que llegaba hasta una explanada mayor en la que se ordenaban, formando círculos, esqueletos humanos fosilizados. Las cabezas de todos ellos estaban orientados hacia una formación rocosa que ocupaba un vértice de la cueva.
- La doctora Hurtado piensa que los fósiles tienen más de cinco millones de años.
Desde ese momento la mayor parte del tiempo del profesor Jimenez Arce la tuvo que dedicar a atender a todos los medios de comunicación internacional.
- ¿Qué representa este hayazgo en el estudio de la evolución humana?
- Es aún pronto para sacar conclusiones. Estamos iniciando las investigaciones porque el salto temporal es muy alto. Se trata de seres muy poco evolucionados, aunque ya podríamos llamarlos humanos. Es curioso que no haya aparecido ningún utensilio en el habitáculo, pero nos ha sorsprendido tanto la colocación de los esqueletos como la de varias piedras que parecen formar unos círculos que podrían tener un significado ritual.
- ¿Qué antigüedad pueden tener?
- Los restos, alrededor de los cinco millones de años, pero existe una formación rocosa, que parece ser la referencia de la ordenación de los círculos, que, en una primera estimación, debe ser superior a treinta millones de años.
En los meses siguientes se fueron recibiendo solicitudes de todas las Universidades del mundo para colaborar en la investigación del nuevo yacimiento que fue bautizado con el nombre de "Cronos".
El equipo formado por prestigiosos investigadores de diez universidades inició su meticuloso trabajo dotado de los instrumentos más avanzados. Siete hombres y diez mujeres se turnaban en un trabajo concienzudo y penoso, debido a la humedad y a la necesidad de tener que renovar el aire constantemente para hacerlo respirable.
Todos ellos, sin saber el motivo, sentían una extraña fascinación por aquellas rocas que habrían tenido, hace millones de años, un significado religioso para aquellos seres cuyos huesos se habían fundido con la piedra. La doctora Jacobsen, de la Universidad de Estocolmo, fué la primera en advertirlo. Los sensores de uno de los espectógrafos empezó a oscilar cuando se acercó a la parte superior de las rocas. Allí había, sin duda, una fuente de energía.
Los acontecimientos se precipitaron. Por una hendidura de la roca se hacía más patente la existencia de "algo extraño" que nadie se atrevìa a definir. La eliminación de una piedra de unos cincuenta centímetros dejò al descubierto el perfil de un artilugio de un metal que nadie de los presentes había visto jamás. Cuando terminaron de descubrirlo apareció ante ellos una especie de arcón de dos metros de alto por tres de ancho y cuatro de largo. Herméticamente cerrado, en uno de los frontales se adivinaba una ventana de unas veinticinco pulgadas, debajo de la cual una serie de botones podrían asemejarse a los mandos de un antiguo ordenador. Varias ranuras estaban cerradas por dentro por el mismo material de la superficie que estaba revestido por sedimentos minerales y salpicado de vegetales fosilizados.
- Si hay una cosa cierta es que este artilugio no fue construido por los seres que hemos encontrado fosilizados, aseveró el profesor Willians de la Universidad de Oxfort.
- Podemos encontrarnos con la primera evidencia física de una tecnología extraterrestre.
- Eso podría explicar la composición de este metal totalmente desconocido para nosotros.
Las ocho personas que se encontraban en ese momeno en el yacimiento "Cronos", en la galeria número quince de la sección séptima en las escavaciones de Atapuerca quedaron atónitos y ninguno de ellos se atrevió ni a moverse.
En el interior del artilugio que rodeaban empezaron a oirse unos ruidos como de engranajes de una maquinaria que se empezaba a ponerse en marcha... Uno de los botones giró levemente y apareció una pequeña luz verdosa al tiempo que la tapa, que cubría la ventana, empezaba a abrirse por uno de sus extremos. Instintivamente todos retrocedieron mientras la adrenalina hacía latir sus corazones a un ritmo descompasado, no acorde con sus mentes analíticas acostumbradas a diseccionar metódicamente los enigmas científicos.
Una especie de pantalla que se escondía detrás de la ventana se fué iluminando poco a poco. Unos signos totalmente desconocidos e indescifrables se fundieron con la imagen de una persona. Sus rasgos, casi humanos, infundían confianza. Vestía una túnica de color gris plateado y en el dedo anular de su mano derecha resaltaba un gran anillo con una piedra de color verde. Parsimoniosamente se golpeó el pecho con su mano abierta y sus labios se movieron emitiendo unos sonidos guturales:
- Egún... Egún...