martes, 5 de agosto de 2008

INCIDENTE EN LAS FIESTAS DE SAN ROQUE... del año 1745

El año 1745 se produjo durante las Fiestas de Chinchón un incidente curioso entre el clero y las autoridades civiles en el que tuvo que mediar el administrador del Príncipe.
En la mañana del día 16 de agosto se celebraba, como todos los años, la procesión que conducía la imagen de San Roque desde su ermita a la iglesia parroquial antigua, para celebrar allí su fiesta. Portaba el pendón de la villa el Procurador Síndico general y el nuevo estandarte del santo el Regidor decano del estado general, según estaba establecido. Acompaña al cortejo la Cofradía de Nuestra Señora de Gracia y presidía la procesión el Ayuntamiento en corporación.
Llegada la procesión a la plaza y estando el pendón donde empieza la calle grande, para subir por ella, por ser más cómoda y principal, el presbítero don Manuel Rodriguez, que representaba a la parroquia, prohibió continuar por ese itinerario, indicando que se debía subir por un sitio diferente, haciendo señales ostensibles para que fueran vistas por todos. Al no hacerle caso, abandonó la procesión con la cruz parroquial y ministros de la iglesia y se dirigió directamente a la parroquia.
Como es de suponer, esta actitud causó un gran alboroto entre los que acompañaban la procesión y los que, en gran cantidad, se encontraban en la plaza presenciandola, ya que esta era la función más solemne del año y era seguida por muchas personas venidas de los pueblos vecinos e incluso de la capital. Cuando llegó la imagen a la puerta de la iglesia, salió a recibir al cortejo el párroco don Antonio Gómez Ramón, con capa de oro y cruz, colocándose a San Roque donde correspondía y el nuevo estandarte en el lado de la epístola en un pie de madera que había sido hecho también el año anterior. El cura ordenó que el estandarte fuese quitado de ese sitio y colocado arrimado a la pared con el resto de los estandartes.
El ayuntamiento, para evitar en lo sucesivo incidentes como similares, tomó la decisión de comisionar al señor alcalde del estado noble, don Francisco Calba para que comunicase personalmente lo ocurrido a don Miguel Herrero de Espeleta, apoderado de Su Alteza, para que determinase lo que se debía hacer en la villa en años sucesivos.
(Como no dispongo de una fotografía del hecho para ilustrar la noticia, he considerado que podría valer una antigua fotografía de la Procesión del Corpus de Chinchón)