Quiero compartir con todos vosotros un acontecimiento único. Cada año, a finales de mayo, en el patio de mi casa, florece el rododendro. Es un espectáculo efímero, de apenas una semana. Sus flores se muestran en todo su explendor y hasta ahora sólo podíamos disfrutarlo mi familia y mis amigos; este año quiero haceros partícipes tambien a todos los que visitáis este blog.