sábado, 22 de mayo de 2021

CONCENTRACIÓN PARCELARÍA




Se anunciaba en la página web del Ayuntamiento de Chinchón la reunión habida para informar sobre una posible realización de la Concentración parcelaría en la vega del Tajuña. 

Es un hecho la grave situación del estado de la Vega del Tajuña en el término municipal de Chinchón, debido a la proliferación de construcciones ilegales que existen desde hace ya décadas, sin que se haya afrontado el problema por las distintas Corporaciones Municipales, lo que hace que cada vez tenga una solución más complicada.

Esto, lógicamente, tiene su influencia negativa en la agricultura, lo que dificulta su rentabilidad.

Ahora, parece ser que los partidos políticos están dispuestos a afrontar el problema y buscar soluciones viables a un problema ya demasiado tiempo enquistado y con difícil solución.

Una posible podría ser la concentración parcelaría; pero habría que hacer unas consideraciones previas.

La propiedad agrícola en Chinchón está muy atomizada y son muy pocas las parcelas grandes. Cuando Chinchón era un pueblo agrícola, prácticamente todos los agricultores eran, en mayor o menor cuantía, también propietarios; aunque también había grandes terratenientes, pero con sus tierras divididas.

En la actualidad, la situación es muy diferente. Siguen existiendo los pequeños y grandes propietarios, pero agricultores hay muy pocos. 

No he encontrado el dato concreto, pero en la actualidad, seguro que no llegan a 20 las familias que viven exclusivamente de la agricultura; si bien es verdad que muchos agricultores ya jubilados se “entretienen” labrando alguna de sus pequeñas fincas, principalmente de viñedos y olivares, y con ello se “ayudan” para complementar su pensión. 

También hay quienes atienden sus tierras, aunque su actividad principal no es la agricultura.

En estos últimos tiempos se ha producido una especie de concentración parcelaría, sus generis; los agricultores que aún continúan con la profesión, han ido reuniendo fincas en régimen de aparceria o compra, hasta formar explotaciones agrícolas de tamaño adecuado para conseguir que sean rentables y susceptibles de una adecuada mecanización.

Pero no hay que confundirse, la problemática es muy diferente si se trata de dar respuesta a los intereses de los propietarios o a los intereses de los agricultores, que en algunos casos pueden ser, incluso, contrapuestos.

A finales de los años sesenta del siglo pasado, hubo un intento de realización de concentración parcelaría que no se llegó a realizar por la oposición de los principales terratenientes y por una deficiente información. Los más mayores aún podrán recordar el lamentable espectáculo que se produjo en el acto de información que tuvo lugar en el Teatro Lope de Vega, donde nadie fue capaz de hacer una presentación convincente de los beneficios que entonces podrían haber reportado a la agricultura de Chinchón. 

Hoy la situación es muy diferente y habría que buscar y encontrar soluciones más imaginativas y audaces que diesen respuesta a todas las necesidades, tanto a la propiedad, a la agricultura y al urbanismo.

Seguro que entre todos se pueden conseguir.

viernes, 21 de mayo de 2021

LOS ERRORES Y EL VAR




Cuando yo era chico, jugando al fútbol en las eras del pueblo, no teníamos árbitro. No teníamos ni porterías; colocábamos unas piedras o el cabás que eran los postes y el larguero lo formaba una línea imaginaria que estaba a la altura de donde llegaba saltando el portero.

Cuando había un mano, una falta o un fuera de juego, lo reconocíamos unos y otros y no solía haber demasiada controversia; hoy se podría decir que era un juego de caballeros.

Luego llegó el fútbol de más mayores, ya con árbitros y porterías y aprendimos a fingir empujones, entradas alevosas y “piscinazos” y a discutir las decisiones arbitrales y echarles las culpas de nuestras derrotas.

Y llegó la televisión al fútbol profesional, y a cámara lenta nos enseñaron cómo el árbitro había acertado o se había equivocado. Había quienes les acusaban de favorecer a uno u otro equipo, y quienes admitían su humanidad y su derecho al error de buena fe, aunque al final de la temporada no había demasiada diferencia en los errores a favor de unos y otros.

Y estas controversias alimentaban las tertulias de los aficionados y ponían su nota de pimienta a los distintos forofismos que se alimentaban de los errores arbitrales para justificar las derrotas de sus colores.

Pero el futbol se hizo demasiado profesional y se jugaba ya no por deporte sino por dinero, por mucho dinero, y no se podía dejar el resultado de una competición al albur de un error humano o, incluso, a un error voluntario bien pagado. Y llegó el VAR. 

Ya había antecedentes en otros deportes. En el tenis, por ejemplo, el “ojo de halcón ” te dice con total exactitud si la bola rozó la línea o salió fuera. Y es que hay líneas, como ocurre en el fútbol cuando se trata de si un balón ha traspasado la línea de gol o de la banda, y entonces es totalmente clarificador.

El problema está cuando hay que “interpretar” una jugada, si ha sido mano, ha habido empujón o si la línea del fuera de juego está bien o mal trazada.

Y ya tenemos la polémica. Porque antes, cuando no había VAR, siempre te quedaba la excusa de que la toma de la televisión no era la buena, que en directo en el campo tu lo habías visto de forma diferente... en fin, que las discusiones tenían otra vidilla. 

Ahora después de ver la repetición de las infinitas tomas del VAR, desde todas las perspectivas, no logras determinar porqué en esta ocasión se dio penalti por mano dentro del área, cuando en la jornada anterior no se concedió otra prácticamente igual contra tu equipo rival.

Debe ser que ya soy viejo, pero viendo ayer el partido de la tele, me acordé de cuando jugábamos en las eras, sin árbitro ni porterías.

Nota: Estoy de acuerdo con la utilización del VAR, aunque no sé si, de alguna forma, se está desvirtuando un poco el fútbol... como deporte.

jueves, 20 de mayo de 2021

OKUPAS




Hace unos días me llamaron del Centro de Salud de mi barrio para darme hora para la vacuna. Desde hacía días estaba esperando la llamada y me puse muy contento porque ya habían llamado a casi todos mis amigos y vecinos y ya pensaba que se habían olvidado de mi. El día de la cita, acompañado por mi mujer, acudí puntual, porque para estas cosas hay que ser cívico y no hacer esperar a los sanitarios. 

Todo resultó bien y conforme a los protocolos, solo me dolió un poco el pinchazo y después del cuarto de hora de espera recomendado, volvimos para casa.





Veníamos tan contentos y cuando entramos en casa no advertimos nada extraño. Pero al salir a la terraza, comprobamos con estupor que nos habían okupado el aparato del aire acondicionado. 

Efectivamente, una pareja, que lo había preparado desde unos días antes sin que nosotros lo advirtiésemos, habían puesto allí su nido.



Eras dos palomas, dicho en el sentido inclusivo, o como se venía diciendo antes, una paloma y un palomo, a los que habíamos visto merodear por los alrededores habían ido recogiendo palitos hasta construir su nidito de amor, donde ella, depositó dos pequeños y blancos huevos.

A nosotros nos dio lástima y decidimos, después de un concienzudo análisis de la situación y un sosegado debate, respetar el hecho de facto y esperar pacientemente al nacimiento de los polluelos.





Diecisiete días después nos encontramos que los huevos se habían convertido en unos diminutos pajaritos sonrosados. Con el paso de los días fuimos viendo como uno de ellos crecía con normalidad, mientras que el otro seguía demasiado pequeño. Los padres palomos debieron pensar que era mejor cuidar a uno de los dos que malcriar a ambos y a los pocos días el más pequeño yacía muerto a un lado del nido.





Y así nuestra pequeña paloma siguió creciendo creciendo hasta hacerse cada día más grande con el cuidado de sus padres que solo le abandonaban cuando salían a buscar la comida y cuando nosotros nos asomábamos a los ventanales de la terraza.


Y veinticinco días después, vimos como los padre animaban a Rogelia... ( Se me ha olvidado deciros que a los pocos días de nacer decidimos bautizarla con el nombre de Rogelia, que no es que sea un nombre muy apropiado para una paloma, pero es el que se nos ocurrió, ¡que le vamos a hacer! ); decía que los padres palomos animaban a su niña a salir del nido y a que se atreviese a saltar al vacío para iniciarse en el vuelo.








Su primer vuelo fue a la terraza de al lado donde le esperaban sus padres; desde allí, al tejado de la Iglesia, que está enfrente, posiblemente para dar gracias a Dios por haber sobrevivido o quizás para bautizarse y cambiarse el nombre por otro más apropiado para una paloma.

Y aquí termina esta historia de okupas... hemos limpiado bien la terraza y hemos encargado unos pinchos para colocarlos en la terraza y así evitar que el año que viene otras palomas okupas pongan su nido en el aparato del aire acondicionado de nuestra terraza.

miércoles, 19 de mayo de 2021

LA GASTRONOMÍA EN CHINCHÓN EN EL SIGLO XX






EL VINO Y EL ACEITE.


También, dentro de la gastronomía, podemos hacer una pequeña reseña del aceite, del vino y sobre todo, del aguardiente anisado; el típico anís de Chinchón.

Que el aceite ha sido uno de sus productos más importantes para la economía de Chinchón, lo prueban la gran cantidad de almazaras que existían en el pueblo.

Además de la Aceitera, estaban la de la calle Nueva propiedad de los abuelos de Julio González, la de la calle de la Tahona propiedad de la Familia Montes, la de la calle Benito Hortelano, que actualmente es el Mesón de las Cuevas del Vino, la de la calle Toledillo de Martiniano Codes, etc. etc.

La recolección de las olivas duraba gran parte del invierno. Pasada la fiesta de San Antón, cuando los días empezaban a alargarse y los soles de febrero empezaban a calentar, aparecían las cuadrillas formadas por toda la familia, en las que hombres, mujeres y niños rodeaban los olivones pertrechados con largas varas y mantas tejidas con sacos de arpillera para recoger las aceitunas.

Previamente, se habían recogido las aceitunas aún verdes o sin terminar de madurar para utilizarlas como aceitunas de mesas para ensaladas, aperitivo o meriendas, poniéndolas en una solución de agua y sosa para quitarlas el sabor amargo y aderezándolas después con vinagre, ajos, tomillo y otras hiervas aromáticas haciéndolas varios cortes verticales con una navaja para que tomasen mejor el aderezo y depositándolas en unas vasijas de barro con boca ancha que se cubría con una tapa de madera en la que había una ranura por la que salía un cazo con agujeros que se utilizaba para sacar las aceitunas.

Durante los meses que duraba la molturación y el prensado de las aceitunas por los arroyos de las calles discurría el alpechín, un líquido negruzco que desprendía un olor característico que parecía premonitorio de la llegada de la primavera.

Los trabajos de la almazara eran duros pues las jornadas de trabajo se alargaban hasta bien entrada la noche. Llegaban cada año hasta Chinchón cuadrillas de hombres fornidos que venían de la Mancha y de Extremadura, y que después de unos meses su piel quedaba tersa, blanca y brillante por el continuo contacto con el aceite y su nula exposición a los rayos del sol.

Algo parecido podríamos decir del vino. Prácticamente en todas las casas grandes del pueblo quedaban los restos de bodegas y cuevas con sus grandes tinajas que daban una idea de la importancia y cantidad de la producción vinícola en Chinchón.

Hasta hace relativamente poco tiempo siguieron funcionando las bodegas en las que se elaboraba el vino de forma artesanal. En el año 1958 se creó la Cooperativa Vinícola San Roque que acapara la mayor parte de la producción de Chinchón.

Como antes comenté, el anís es posiblemente el producto que más hizo para la promoción y conocimiento de Chinchón. Durante el tiempo que estamos hablando, todavía se podían encontrar, arrinconados entre los trastos viejos de las cámaras, algún que otro antiguo alambique de los que funcionaban en la mayoría de las casas de Chinchón, hasta que se unificó la producción en la antigua Alcoholera.

En aquellos años de mediados del siglo XX, varios empleados de la Alcoholera de Chinchón fueron instalándose como industriales y creando sus propias fábricas. Luciano Sáez, Francisco Grau, Zacarías Montes y también Recuero en la finca de la Tenería, estuvieron fabricando anís bajo distintas denominaciones. Además de la más conocida “Alcoholera de Chinchón” tuvo mucho renombre el “Anís Castillo de Chinchón” que tuvo su fábrica en el mismo castillo de Chinchón, hasta que la destruyó un incendio.

Luego, las normas de seguridad obligaron a que todas las fábricas se instalasen fuera del casco urbano, y poco a poco, todas ellas o desaparecieron o pasaron a ser propiedad de las multinacionales.

martes, 18 de mayo de 2021

lunes, 17 de mayo de 2021

LA GASTRONOMÍA EN CHINCHÓN EN EL SIGLO XX.





ALIMENTOS DE PRIMERA NECESIDAD.


Entre los alimentos de primera necesidad, el pan tenía entonces una importancia y una presencia importante en las mesas de todas las familias.

Había varias tahonas; que ahora recuerde, la del Señor Vidal, en los soportales de la plaza, que se conoció siempre como la de “Las Lolas”, la de Monegre, precisamente en la calle de la Tahona, la panadería de los “Gallegos” que antes fue de Jesús Moya, la del Ontalva y la del Sindicato en la Calle de Zurita. También estaba la tahona de María, la Vda. de Severiano Pintado en la calle de Solares y la de Martiniano Codes en la calle Carpinteros.

Había un pan negro de centeno que era más barato y que comían los pobres, y luego estaba el pan de trigo del que se hacían las “libretas” de pan candeal, con su abundante miga y la base, aún hoy, para hacer las pozas. También se hacían las “vienas” que eran un adelanto de las barras actuales. Lo del pan artístico es un invento mucho más moderno y dirigido solo al turismo.

La leche es otro producto de primera necesidad. En Chinchón no había una gran tradición de ganado vacuno. Sólo unos pocos tenían sus vacas para producir leche. Entre ellos, las monjas de las clarisas, que vendían la leche a granel, como todos, y hasta allí bajábamos los niños con nuestras lecheras de zinc a por el cuartillo o cuartillo y medio que era el consumo diario de la casa.

Estaba también María la lechera, la mujer del tío Nicanor, que tenían el despacho en la calle de la Tahona. 

También podemos recordar a Juan "el Jaro", de la familia de los gallegos, también conocidos como los lecheros, que así se llamaba a todos estos ganaderos; que además de venderla en su casa, repartían la leche por las calles. La llevaban en un borrico con unas cántaras y después cambiaron el transporte a un carrillo con ruedas de goma, y llegaban hasta las casas para atender a sus clientes habituales.

Lógicamente las garantías sanitarias eran mínimas, pero no recuerdo que, por entonces, se produjese ninguna intoxicación grave.

domingo, 16 de mayo de 2021

¿DE VERDAD NO OS ACORDÁIS?




Si, hombre; en toda el mundo se había producido un movimiento de indignación contra el poder, que no había sido capaz de dar una respuesta ecuánime a la crisis financiera mundial del 2008, y no se había tenido en cuenta la precariedad de los más necesitados y habían prevalecido los intereses de los poderosos. Hasta se había reformado nuestra constitución (Eso que dicen que es tan difícil de hacer), con nocturniidad y alevosía para garantizar que se pagarían las deudas por delante de atender las necesidades sociales. 

En España se venían sucediendo en el poder el PP y PSOE que rivalizaban en conseguir la mayor tasa de escándalos, si no, recordemos la Gurtel, los Eres de Andalucía, etc, etc. Era el bipartidismo reinante durante toda la transición.

Y llegó el 15M. Y algo cambió. Y los poderosos de llevaron las manos a la cabeza, asustados; pero no había un “enemigo” localizable a quien atacar, y recordaron lo de Fuenteovejuna. Por eso personajes importantes, como Cospedal y Aguirre, les retaron a formar un partido político. Y lo hicieron, y llegaron al parlamento europeo, a las Cortes españolas y hasta el Gobierno de la nación. Pero habían caído en la trampa, ya tenían un líder a quien poder atacar. Y lo hicieron. !Vaya si lo hicieron! Y valía todo; hasta que creyeron abatir al “coletas”.

Pero no. Ya no será igual. En estos diez años han cambiado muchas cosas. La lucha contra la corrupción, el rey emérito, los nacionalizamos periféricos... Para bien o para mal, las cosas han cambiado; aunque una pandemia mundial y muchos miles de muertos, hayan desenfocado los problemas reales de la gente, las cosas ya no pueden ser lo mismo. 

Los interesados nos van a decir que con el bipartidismo se vivía mejor, como otros lo dicen con el franquismo.

Pero no nos engañemos, las cosas ya no volverán a ser igual y yo creo que el enemigo no es el 15M.