sábado, 15 de mayo de 2021
viernes, 14 de mayo de 2021
LA GASTRONOMIA EN CHINCHÓN EN EL SIGLO XX.
Por otra parte hay que decir que en aquellos años de la posguerra era muy escaso el pescado que llegaba hasta Chinchón. Unos de los pioneros que se atrevieron con el oficio de pescaderos fue el tío Tomás y la tía Paula, que tenían su pescadería en la calle Grande a la entrada de la plaza, donde después ella puso el puesto de periódicos.
Luego también podemos recordar a Juan Carrasco y a Isidoro Olivar cuyos descendientes han mantenido la tradición hasta casi nuestros días.
Por entonces eran más frecuentes los pescados en salazón y los ahumados, como el bacalao y las sardinas arenques que eran una de las meriendas preferidas en las tardes calurosas de la trilla, aunque ese día había que consumir bastante más agua fresca del botijo.
Dentro de la gastronomía, también tenían su importancia la caza y la pesca, que eran una base importante en la alimentación de la familia y un medio de ingresos, cuando se vendían los excedentes.
Entonces la caza se practicaba con perros y eran menos utilizadas las armas de fuego, sobre todo por los menos pudientes. El conejo, la liebre, la perdiz y la codorniz, las palomas, incluso los gorriones, formaban parte de la gastronomía de la posguerra.
Los más jóvenes usábamos los tiradores o tirachinas para cazar pájaros. Había quien ya disponía de escopetas de aire comprimido y con una linterna íbamos por la noche a cazar gorriones en los árboles, que ya teníamos localizados. También se utilizaban las redes y la “liga” una materia pringosa que se ponía en la hierba, cerca de fuentes y charcas, en donde quedaban pegados los pájaros.
Aunque menos abundante, también la pesca era otra fuente de alimentación. El río Tajuña, ahora sin apenas caudal y mucho más contaminado, tenía carpas y barbos que llegaban hasta los caces y caceras, y había grandes especialistas que los pescaban y después vendían por el pueblo.
También eran abundantes los cangrejos, ya totalmente desaparecidos, que eran muy apreciados y un bocado exquisito.
Y por fin, los caracoles que se cogían entre la maleza de los bordes de las caceras, y eran un complemento imprescindible para los guisos que se hacían los agricultores en el campo.
jueves, 13 de mayo de 2021
DESMADRE A LA ESPAÑOLA
El Gobierno y la oposición juegan al gato y al ratón y al final somos los ciudadanos los que quedamos atrapados en el fuego cruzado
Javier Gallego, 10 de mayo de 2021 en El Diario.es
Se acabó el estado de alarma y empezó la libertad según Ayuso. Pero no se ha terminado la pandemia. Este fin de semana hemos visto las consecuencias que tiene el populismo a la madrileña que ha calado en toda España, sobre todo entre los más jóvenes, después de un año de confinamientos, toques de queda y fatiga pandémica. Han vendido que ser libre y patriota es pensar en ti mismo, cuando es al contrario: sólo somos libres en una sociedad que respeta y no existe más patria que la que cuida de sus compatriotas. El (mal) ejemplo lo dieron los populares en la fiesta por su victoria en Madrid, donde no se respetó ninguna de las normas de prevención. A los líderes del PP no se les ocurrió entonces que hubiera que pedir distancia y seguridad a sus seguidores. Si no es el 8M, las concentraciones no les parecen peligrosas. Ahora el alcalde madrileño, Martínez Almeida, dice que "el botellón no es libertad", pero unos días antes celebraba el éxito de la campaña "la libertad es irse de cañas". No se puede soplar y sorber al mismo tiempo.
El PP de Ayuso y Casado no ha dejado de usar la pandemia para hacer oposición. Culpaban de los muertos al Gobierno, pero se oponían a las restricciones para evitarlas. Le llamaban autoritario, al mismo tiempo que le pedían que tomara el mando. Cuando les cedió autonomía, denunciaron dejación de funciones. Las competencias son propias para ganar votos, ajenas cuando se pierden vidas. Se oponían a los estados de alarma cuando había que aprobarlos y lo echan de menos cuando se acaba. Gritan libertad pero le piden al Gobierno que le ponga límites. Los populares quieren organizar la fiesta y que otros se ocupen de los borrachos, los vasos rotos y la resaca.
A cada cual lo suyo, no obstante. Todos somos mayorcitos para saber lo que tenemos que hacer a estas alturas. También el Gobierno, que sigue teniendo la autoridad y la responsabilidad máximas. Las autonomías llevan meses pidiéndole una nueva herramienta legal menos restrictiva que el estado de alarma, que permita imponer medidas sin tener que pasar por los tribunales, con la consiguiente pérdida de tiempo, energía e igualdad jurídica. Sánchez no lo ha hecho ni nos ha contado por qué y ahora se apresura a anunciar que lo estudiará después del desmadre a la madrileña del fin de semana. Les falla la previsión e improvisan.
También la comunicación les patina. Dentro y fuera. No nos explican sus decisiones ni se las explican a sí mismos. El Ministro de Justicia publicaba este lunes un artículo justificando que no hacían falta más leyes, al mismo tiempo que su Gobierno le contradecía anunciando el posible cambio legislativo si el Supremo no avala la situación actual. La mano izquierda no sabe lo que hace la mano derecha. El desmadre también ha llegado a Moncloa. Dicen una cosa y la contraria. Para escapar de las trampas del PP caen en otras de las que somos las víctimas. El egoísmo irresponsable de la derecha al que llaman libertad debería ser contestado por la izquierda con un ejercicio responsable de la misma.
Pero parece que estamos en manos de jefes de comunicación y estrategia a los que importan más los votos que los votantes. El Gobierno y la oposición juegan al gato y al ratón y al final somos los ciudadanos los que quedamos atrapados en el fuego cruzado entre ambas aceras.
miércoles, 12 de mayo de 2021
LA GASTRONOMÍA EN CHINCHÓN EN EL SIGLO XX
Después de haber hecho durante los últimos días un recorrido por las diversas recetas gastronómicas en la actualidad, he pensado que podría recordar varios aspectos de la gastronomía de nuestro pueblo durante el siglo pasado, y para ello he recurrido a lo publicado en las memorias “Chinchón en la posguerra” que fue premiado en el concurso de investigación del año 2016, y que ahora reproduzco en 4 capítulos.
También quiero recordar que en el libro “La cocina tradicional en Chinchón” se recogen las recetas que se hacían en aquellos tiempos en nuestro pueblo. El libro, escrito por Tanci de las Heras y Manuel Carrasco, se publicó en el año 2008, en una edición numerada de solo 250 ejemplares, y que está totalmente agotada, pero que todavía podéis consultarlo en la Biblioteca de Chinchón.
1 . LAS COMIDAS EN CASA Y EN EL CAMPO.
La gastronomía en Chinchón en tiempos de posguerra era más bien escasa y poco variada.
En casi todas las casas de Chinchón, se comía el cocido; ya se sabe, con sus tres vuelcos: la sopa, los garbanzos y la carne. Pero, lógicamente, había distintos cocidos en función de la economía familiar.
Aparte del cocido, la gastronomía estaba impuesta por los productos que se tenían en la propia casa.
En casi todas las casas había un cerdo que se cebaba con las sobras de las comidas y el pienso que se elaboraba con cebada. Los jamones, el tocino, los chicharrones, los embutidos, las morcillas, eran la base de la alimentación en aquellos tiempos.
Otra fuente importante eran las gallinas del corral que suministraban huevos diarios y carne para las grandes ocasiones y su manutención era barata.
En una casa media de agricultores, sólo había que comprar el pan, la leche y la poca carne que se echaba en el cocido. También se utilizaba la carne de carnero, la de vaca y la de cordero; menos la de ternera, que era de uso prohibitivo para las economías modestas.
Las frutas, las verduras, las patatas y las legumbres nunca faltaban, y se solían hacer conservas con el fin de que durasen durante todo el año.
Cuando terminaba la campaña, con las últimas cosechas se preparaba la conserva de los tomates, de las alcachofas, de los pimientos, de la carne de membrillo...
En estas tareas solíamos ayudar los niños que siempre teníamos que participar en las tareas domésticas.
Pero si tuviéramos que determinar cuál es el plato más característico de Chinchón, este es, sin duda, el guiso de patatas; y sobre todo, el guiso de patatas que se hacía en el campo.
La Vega de Chinchón está a diez kilómetros del pueblo, y hasta allí tenían que desplazarse los hombres para sus labores agrícolas. Esta distancia obligaba a los labradores a comer en el campo; y de ahí la tradición de buenos cocineros de los hombres de Chinchón.
Las comidas eran sencillas y de rápida elaboración, utilizando productos que se podían conseguir, en muchas ocasiones, allí mismo. Aunque se hacían algunos fritos, generalmente debían ser comidas de alto valor energético que ayudasen a soportar los rudos trabajos del campo: Los guisos.
Guisos de patatas, con bacalao, con costillas, con carne de guisar; al que se añadían productos que podían estar allí a su alcance, como cañamizas, pimientos, tomates, y los tradicionales caracoles que se escondían en los bordes de las caceras.
Generalmente se trabajaba en cuadrillas y por lo tanto se compartía la comida. El de mayor edad, o el que había conseguido la fama de mejor cocinero, preparaba el fuego. Al resguardo de un lindazo, o junto a una frondosa noguera se colocaban las trébedes o se formaba el hogar con tres piedras sobre las que se colocaba la "caldereta" o sartén. Con sarmiento o "recortillos" y hojarasca seca se encendía el fuego que después se iría alimentando con trozos de leña secos que se recogían en los alrededores.
Mientras se calentaba el aceite se cortaban unas patatas en gruesas rodajas, unos pimientos recién cortados de la mata y con unos ajetes se formaba el aperitivo.
Al aviso del "cocinero" toda la cuadrilla paraba para echar una "mascá", un trago de vino y volver al corte hasta que estaba preparada la comida.
martes, 11 de mayo de 2021
EL NUEVO MAPA POLÍTICO ESPAÑOL
Las elecciones autonómicas de Madrid han dibujado un mapa político que podría extrapolarse a todo el territorio nacional.
Hay tendencias claras de los cambios que se están produciendo. El primero, la desaparición del bipartidismo tal y como se entendía en la transición.
Han aparecido los extremos; a derecha y a izquierda. Y ha quedado libre todo el centro.
Los que hasta ahora luchaban por ocuparlo han fracasado, pero sólo aparentemente.
Veamos, el PSOE no es un partido de izquierdas. Solo hace falta escuchar a sus antiguos y no tan antiguos dirigentes y también ver como han votado sus seguidores tradicionales. El PSOE en realidad se ha quedado como una Social Democracia, que podría definirse como fuerza política centrada.
El PP que ha venido luchando por ocupar el centro durante muchos años, solo ha conseguido que aparezca VOX a su derecha y si ha cosechado tan buenos resultados en las últimas elecciones es porque ha adoptado casi todos los postulados del ala más a la derecha de su partido, consiguiendo así frenar el ascenso de VOX.
No cabe la menor duda de que entre los votantes del PP existen los liberales más centrados que siempre se resistirán a votar a la extrema derecha.
Así pues, entre la social democracia del PSOE y los liberales del PP, que son de hecho fácilmente homologables, están los votantes de centro que pueden ocupar ese espacio político y con el que si es posible llegar a gobernar en todo el País.
En los extremos quedarán Unidas Podemos, Más País, IU, por un lado y VOX por el otro; aunque será necesario que todas las izquierdas se unan si quieren tener algún peso específico en la política nacional, en la que habrá que aceptar la existencia de los nacionalismos que están aquí para quedarse.
Así que solo falta que PP y PSOE se definan y que incluso se lleguen a fusionar, porque realmente es difícil distinguir las diferencias entre sus antiguos dirigentes, por lo que dicen ahora Felipe González y José María Aznar.
Claro que para todo esto sería necesario unos dirigentes en todos los partidos políticos que mostrasen una altura intelectual que los actuales no parecen poseer.
A ver si se pasa la fiebre de campaña que todavía dura y los políticos se dedican a gobernar para el bien de todos los ciudadanos y se dedican a lo que de verdad importa, olvidándose ya de los eslóganes vacuos con que se han entretenido estos últimos tiempos.
Y después, Dios dirá, y ya lo iremos viendo.