sábado, 27 de febrero de 2021
viernes, 26 de febrero de 2021
FALTA EDUCACIÓN
Cuando éramos pequeños, en la escuela nos enseñaban urbanidad, que no era nada más que enseñarnos cuál bebía ser nuestro comportamiento acorde con los buenos modales como demostración de buena educación y respeto hacia los demás. También en casa eran estrictos en esta materia y, por lo general, la urbanidad era el baremo que marcaba el comportamiento social de aquellos tiempos.
Ahora los tiempos han cambiado una barbaridad y creo que en el colegio ya no se enseña esa materia y en casa también se ha relajado el énfasis y hoy en día parece que la urbanidad no es la norma de comportamiento social en vigor.
Y es que se ha perdido el respeto a los demás. Ya no se respeta a los iguales, ni a los superiores, ni a los mayores, ni a las autoridades, vamos, a nadie.
Y no es cuestión de los jóvenes, la falta de educación está en todos los sectores de la sociedad; desde el Parlamento a las redacciones de los medios de comunicación, incluyendo todas las redes sociales.
Y es precisamente entre los periodistas profesionales donde más llama la atención esa falta de respeto y esa mala educación, cuando debían ser ejemplo de todo lo contrario.
Empleando expresiones que ellos suelen utilizar, tipejos como Federico Jiménez Losantos o Carlos Herrera, solo por poner dos ejemplos, insultan a diario a quien enfocan en sus comentarios, ya sea las más altas autoridades del Estado, científicos, magistrados, empresarios o simples ciudadanos que tengan la mala suerte de haber sido elegidos, por estos deslenguados y maleducados opinadores, para sus críticas.
Oyendo sus intervenciones, la mayoría de las veces se basan en descalificaciones y en insultos más que en argumentos razonados, no exentos de un cierto gracejo irónico y de un indisimulado encono contra todo lo que no está de acuerdo con su forma de entender la vida y su concepción particular de la organización social y política que debería imperar en el país. Una concepción que se asemeja más a una dictadura que a un estado democrático.
Y lo malo es que esta forma de entender la información y la opinión se está generalizando y es la forma habitual de manifestarse en las redes sociales, y en este caso agravado por esconderse en el anonimato.
Ya sé que decir esto desde aquí no tiene ninguna repercusión, pero no está de más ir poniendo en evidencia esta forma de entender el periodismo, en tanto que en la opinión pública se vaya instalando el buen gusto, el respeto y la urbanidad que nos enseñaron de pequeños. Amén.
jueves, 25 de febrero de 2021
miércoles, 24 de febrero de 2021
EL FESTIVAL DEL AÑO 1943.
EL FESTIVAL TAURINO DE CHINCHÓN EN 1943.
Lleno completo hasta en el Ayuntamiento.
El día 20 oct 1943, se celebró en Chinchón el tradicional Festival Taurino, que todavía organizaba Marcial Lalanda, ya retirado del toreo.
En los balcones y hasta en los tabloncillos.
Ese año alternaron Morenito de Talavera, Pablito Lalanda, Paquito Muñoz, Pepe Bienvenida y Luis G. El Estudiante; lidiándose novillos de la Ganadería de Enrique García.
Morenito de Talavera
Pablito Lalanda y Paquito Muñoz
Pepe Bienvenida
Luis Gómez “El Estudiante”
En esta fotografía podemos ver el edificio de la calle Grande, aún sin terminar, que ya aparecía en los años 30 cuando se estaba iniciando su construcción, en el reportaje del fotógrafo Otto WUNDERLICH.
Para más información sobre este festival podéis acudir al libro “Toros en Chinchón” de Carlos Alonso Herreros y Juan Miguel Martin Vigil.
martes, 23 de febrero de 2021
lunes, 22 de febrero de 2021
HOJA DE RUTA
Posiblemente, cuando nacemos, tenemos grabada en nuestro ADN la hoja de ruta que va a marcar inexorablemente el resto de nuestras vidas. Eso que pomposamente las religiones llaman predestinación.
No cabe duda que el lugar donde nacemos, la época, la familia, los genes, la raza, la educación, la formación y la posición social van a ser condicionamientos que van a influir en esa hoja de ruta que irá guiando nuestros pasos. Pero hay algo más. Dos individuos nacidos en la misma familia, solo con unos años de diferencia, pueden tener destinos muy diferentes, siendo el resto de circunstancias muy similares.
El que una persona se cruce en tu camino en un momento dado, puede trastocar esa hoja de ruta. Un accidente, una enfermedad, un encuentro aparentemente casual, puede ser el detonante de cambios trascendentales en tu vida. Y eso puede ser una casualidad, un guiño del destino, un capricho del azar, la suerte, una coincidencia... la verdad es que posiblemente nunca lo lleguemos a saber.
Lógicamente, los creyentes están seguros que es la voluntad divina la que va a marcar nuestra vida, y algunos como Calvino, allá en el siglo XVI, hasta se atrevían a predicar la doctrina de la predestinación, según la cual el ser humano está predestinado de antemano a condenarse o salvarse. Pero también se atrevía a decir que “Si a uno le “va bien” en la vida, si sus negocios son prósperos, es virtuoso y vive con austeridad, es seguro que se salva. En cambio si uno solo tiene desgracias en esta vida, seguro que está condenado”, y de poco iban a valer sus actos para conseguir la salvación.
Pero ya digo que esto es desde un punto de vista religioso; de tejas para abajo, hay que admitir que aunque la suerte, la casualidad, el azar y los caprichitos del destino, van a influir en nuestras vidas, también el esfuerzo personal, la voluntad, el entusiasmo, el optimismo, el sacrificio, el inconformismo, la perseverancia, el tesón y nuestra actitud, pueden modificar en uno u otro sentido la hoja de ruta que inicialmente podría estar escrita en el ADN de nuestro nacimiento.
Al final, sin duda, nuestra inicial hoja de ruta puede que se parezca muy poco al “curriculum vitae” que podamos presentar cuando todo termine.
Pero, sin embargo, no hay que olvidarse de que esas “circunstancias” de las que hablábamos al principio, como la posición social, la raza, la educación y la formación, son elementos fundamentales para el desarrollo de las personas y que son los que habrá que tratar a igualar para que todos podamos poner en práctica nuestra voluntad, nuestro esfuerzo y nuestro deseo de superación.
Después, no vendrá mal que alguien nos pueda echar una mano en el momento oportuno, que estemos atentos a las oportunidades que se nos presenten, que alguna vez llame la suerte a nuestra puerta, y que estemos atentos para subirnos al tren; porque no es frecuente que pase dos veces a nuestro lado.
Hemos visto muchos ejemplos de personas que han logrado el éxito en sus vidas, superando las dificultades que les planteaba su origen, aunque no podemos determinar cuántos de los que lograron triunfar en la vida lo hubieran logrado de haber nacido sin los privilegios de su nacimiento.