sábado, 28 de noviembre de 2020
viernes, 27 de noviembre de 2020
XI LA RUTA DE LOS PARADORES
Íbamos a celebrar celebrar el décimo aniversario de nuestra boda y pensamos hacer lo que nosotros llamamos “la ruta de los paradores.
Como recuerdo de aquel viaje pinté un dibujo a plumilla del claustro del parador de San Marcos, que encabeza esta reseña.
Era a primeros de septiembre de 1979, y éramos todavía muy jóvenes. El itinerario era El Parador de San Marcos de Leon, el parador de Rivadeo, el Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela y el Parador de Bayona la Real. Luego, a la vuelta, también pasamos una noche en el Parador de Puebla de Sanabria.
Como podéis ver, las fotografías de aquel viaje son de baja calidad; entonces tenía una Werlisa color que para aquellos tiempos no estaba mal del todo.
El viaje lo hicimos en el Passat recién estrenado, y era el primero que hacíamos los dos solos desde el viaje de novios. Habían sido diez años dedicados a nuestros hijos y todas los viajes de vacaciones, lógicamente, habían sido con ellos.
Era, pues, un viaje que disfrutamos mucho. Durante el camino, paramos en Tordesillas y en Luarca, además de visitar todas las ciudades donde nos alojamos.
Han pasado ya casi cuarenta y dos años, pero nuestro recuerdo de aquellos días es más nítido que las viejas fotografías que guardamos en nuestro álbum.
De la gastronomía, recordamos una mariscada en Bayona, unas sardinas asadas en una fiesta popular que se celebraba aquellos días en Rivadeo y la comida en el Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela, en la que los pimientos de Padrón no picaba ninguno.
miércoles, 25 de noviembre de 2020
X VUELVO A GRANADA
En una de las murallas de la entrada a la Alcazaba, hay una placa que recoge una frase célebre extraída de un soneto del poeta mexicano Francisco de Icaza, que dice:
Dale limosna mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.
Hoy vuelvo a Granada recordando la primera visita que hicimos a la ciudad. Después he vuelto otras veces, pero aquella fue una ocasión muy especial.
Eran las fiestas de las cruces de mayo y nos apuntamos a una excursión en autocar con entrada garantizada a la Alhambra.
Hacía un tiempo primaveral y nos alojamos en el Hotel San Anton, que está junto al rio Darro.
Que decir de Granada?
Mejor, solo dar gracias a Dios de no ser ciego y poder haber disfrutado de tanta belleza.
El mirador de San Nicolas, Los Cármenes, el Sacromonte, el Albaicin, la Catedral, el monumento de Isabel la Católica y Cristóbal Colon, el Generalife, el Palacio del Emperador Carlos V, y ...
LA ALHAMBRA!: el patio de los Leones, el de los Arrayanes, las fuentes del patio de la Acequia... sus paredes, sus techos, sus ventanas, sus columnas... todo.
Una mañana inolvidable para terminar paseando, ya a la caída de la tarde, por los jardines del Generalife...
Como estrambote de ese fantástico viaje, un día nos acercamos en autobús a la ciudad de Baza, para recordar los años de su niñez, que Antoñita quería recordar. De ese día, además de la añoranza de los viejos recuerdos, nos acordamos de una comida informal en la barra de un pequeño bar, que nos ofreció la oportunidad de degustar platos que no podíamos imaginar poder tomar en un lugar como este.
Pasados treinta años, aún podemos respirar aquel ambiente único de las flores de los jardines del Generalife y escuchar el rumor de las tantas fuentes que refrescan el ambiente de la Alhambra.
Las fotografías, como todas las de estos “Viajes en el recuerdo” son analógicas y que he tenido que digitalizar, por lo que la calidad no es la óptima. Todas son las tomadas en aquel viaje.
martes, 24 de noviembre de 2020
VERDE
“Romance sonámbulo” de Federico García Lorca,
lunes, 23 de noviembre de 2020
IX SANTILLANA DEL MAR: UNA HUIDA AL PASADO.
Cuando llegamos a Santillana, un municipal nos invitó a salir del pueblo para dirigirnos a un aparcamiento en las afueras desde donde, a pie, pudimos recorrer sus calles y visitar sus monumentos.
Lo que en un principio nos parecía una incomodidad, pronto pudimos apreciar que era una bendición, porque era una delicia poder pasear sin tráfico. Era la forma ideal de poder admirar esas casas, esas calles y ese pueblo que parecía haberse anclado en el pasado para ofrecer al visitante un panorama casi imposible de admirar en otros sitios.
Salvando las distancias, fue lo que muchos años después me paso cuando visité Praga; no era cuestión de resaltar uno u otro monumento, era el conjunto al completo que conservaba toda su armonía, sin la agresión de edificaciones posteriores que desvirtuasen su imagen antigua.
La villa fue declarada conjunto histórico-artístico en 1943 En sus inmediaciones se encuentra la Cueva de Altamira que no pudimos visitar por estar protegida como Patrimonio de la Humanidad. Es uno de los pueblos más turísticos y más visitados de Cantabria que fue y sigue siendo una parada imprescindible para los turistas que visitan la región. Esto ha hecho que gran parte de los habitantes del municipio vivan de la actividad turística, especialmente de la hostelería, los alojamientos rurales y las tiendas de productos típicos.
Desde julio de 2013, Santillana del Mar forma parte de la red “Los pueblos más bonitos de España”, como Chinchón.
Y allí, igual que en Chinchón, hay un parador nacional de Turismo que tiene el nombre de Gil Blas.
Entre sus monumentos podemos destacar:
La Colegiata de Santa Juliana, con su claustro románico.
El Palacio de Vivedo,
El Palacio de Mijares,
Y todas y cada una de sus casas que son un ejemplo vivo de la arquitectura popular cántabra.
Sin olvidarse, claro esta, de los “sobaos” pasiegos que puedes comprar en cualquiera de esas casas que te ofrecen los productos típicos del lugar.
Unos recuerdos que nos hacen añorar la vida tranquila del pueblo.