sábado, 21 de septiembre de 2019
jueves, 19 de septiembre de 2019
LA PLAZA PEATONAL: ¡YO ME APUNTO!
He recibido un Whatsapp en el que dice que si la Puerta del Sol de Madrid se va a hacer peatonal, ¿por qué no se hace lo mismo con la plaza de Chinchón?
Hace tiempo que vengo reivindicando nuestra plaza libre de coches, que además era una condición firmada por el Ayuntamiento cuando se hicieron las reformas; ahora yo también “me apunto” a esta iniciativa : ¡la plaza de Chinchón: peatonal YA!
Y ya puestos, sin tabloncillos...
¡ES TAN BONITA!
Si tú también te quieres apuntar, puedes firmar aquí:
miércoles, 18 de septiembre de 2019
JOSE SACRISTAN: “ME ATERRAN LOS TONTOS”
Una entrevista de Luz SANCHEZ Mellado.
Pepe Sacristán, “el hijo de la Nati y el Venancio” como gusta de presentarse, llega al teatro dos horas antes de salir a escena con la tranquilidad de tener todo el papel vendido y el aplomo de 60 años de oficio a la chepa. Lo de la chepa es metafórico. Aparenta 15 años menos de los 82 que cumple en unos días y solo se queja de un runrún en la rodilla. “Mañana voy al traumatólogo, a ver qué jodienda me saca”, suelta, primero de los tacos con los que carga su labia de metralleta. Luego, al salir a la calle, se topa sin metáforas que valgan con la vicepresidenta Carmen Calvo, que viene de liquidar sin acuerdo su reunión con Podemos. “Poneos de acuerdo”, le dispara Sacristán a quemarropa. ¿Le harán caso?
“Se acabó el teatro”, rezan hoy las crónicas de la ruptura entre PSOE y Unidas Podemos. Como cómico ¿le ofende la metáfora?
No, porque es exacta. Hace tiempo que observo un paralelismo entre la clase política y mi oficio. Está el actor, y el político, que razona, escucha y argumenta, y el que quiere dar la frase, el titular, el golpe de efecto. Los tengo calados. Lo malo es que, afortunadamente, a estas alturas puedo elegir a a mis compañeros de oficio, pero los políticos los eliges y luego te llevan al punto en el que estamos. De la derecha no hablo, pero que en la izquierda, a estas alturas, no haya posibilidad de entendimiento es un despropósito.
¿Y qué hacemos al respecto?
Yo, como el tío Tomás de mi pueblo, creo que “lo primero es antes”. A una edad, o tienes claras tus prioridades, o eres tonto. No puedo cabrearme más, tengo casi 82 años y otras cosas que hacer.
Pues dicen los críticos que está en su mejor momento de forma.
No les llevaré la contraria, pero en este oficio se aprende cada día, y espero seguir aprendiendo.
Se lo rifan los directores jóvenes. ¿Les chupa la juventud o le chupan la madurez?
TODOTERRENO
José Sacristán (Chinchón, Madrid, 81 años) ha hecho de todo, aunque no siempre por su orden, en el cine, la escena y la tele. Y siempre te lo crees. Ahora interpreta al trasunto de Miguel Delibes de la obra Señora de rojo sobre fondo gris en el teatro Bellas Artes de Madrid.
Hay reciprocidad. Lo de ser a la vejez, muso es conmovedor para el crío de Chinchón que quería ser Tyrone Power en la España de posguerra, que había que echarle huevos. Cambian las herramientas, pero la constante de este oficio es contar historias, la pasión, la abnegación, el sacrificio.
¿Le piden consejo al mito?
¿Qúé mito? Antes monja que dar consejos a nadie. Yo soy uno de andar por casa, de mesa camilla, todo lo más de cama turca.
¿Un tipo con suerte, entonces?
Digamos que ha habido que estar disponible, dispuesto y entrenado. Espabilado, esa es la palabra. El golpe de suerte fue que, justo antes de la muerte de Franco, hay un movimiento de tierras cultural y social y aparece el prototipo de héroe del españolito medio, ya no el galán clásico ni el cómico de la legua de antes, sino ese tipo ni listo ni tonto, ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ese que soy yo en persona, y ahí estaba yo para hacerme cargo de esas nuevas historias.
El españolito medio ha crecido.
Es más alto, pero en algunas cosas fundamentales no hemos crecido tanto. En la parte del pensamiento, del razonamiento, de la educación seguimos bajitos.
¿Donde reside la elegancia?
La elegancia me toca los cojones. Pero no me importa tratar de parecerme a quien me gusta. Y hay formas de andar por la vida, la de Fernán Gómez, la de Marsillach, que me gustan. Y hay una jeta que me fascina: la de Samuel Becket. Becket tenía una cara acojonante; era un mapa, esa cara.
Ahora ese mapa se borra en quirófano, o se filtra en las fotos.
Una lástima. Yo no tengo móvil ni pienso tenerlo. No soy idiota, no tengo nada contra Internet, es un avance, pero con esa especie de terapia del disimulo por un lado y de la urgencia e inmediatez, por otro, nos perdemos a nosotros mismos, una forma de entendernos y comunicarnos.
¿Cuál es la novedad más sensacional que ha visto en su vida?
Marilyn Monroe.
¿Y la revolución feminista?
Hace mil años que vengo diciendo que los hombres somos un accidente, mano de obra, proveedores. El origen de todo es femenino y quien lo niegue, peor para él.
¿Cómo le salpica la muerte de sus coetáneos al autor de la mítica frase “cada vez disparan más cerca”?
Me lleva salpicando desde que enterré a mi hermana de 46 años por cáncer. Mis padres no entendían que yo quisiera ser lo que quería. Pero Venancio era el adversario y la Nati la cómplice. Cuando le dimos tierra a mi madre, tuvieron que sujetarme porque quería tirarme al hoyo con ella.
¿No tiene miedo a la parca?
Menos que a la necedad, que es homicida. Me aterran los tontos, hay que tener mucho cuidado con ellos. Al hijo de puta lo ves venir, el tonto es mortal de necesidad.
Que le quiten lo bailao, ¿no?
Y lo por bailar. Tengo en el ADN la lucidez del perdedor. Vamos a morir todos, además rodeados de hijos de puta, ladrones y necios. Entonces, sabiendo que la guerra está perdida, salgo cada día a librar la batalla del respeto, la dignidad y la justicia con dos cojones y toda la alegría del mundo. Esa idea de andar por la vida no me la va a quitar nadie.
lunes, 16 de septiembre de 2019
SIETE MACHOS
La política se está comportando con una irracionalidad mucho más difícil de calibrar que cualquier depresión atmosférica.
UN ARTÍCULO de Manuel Vicent en el Pais del 15 de septiembre de 2019.
El socarrón Josep Pla le decía a un joven anarquista: “La naturaleza está llena de catástrofes, de incendios, inundaciones, terremotos y encima de tantos cataclismos, ¿quiere usted además hacer la revolución?”. Ahora mismo el ciudadano de este país está sumido en una doble confusión. Si mira a la naturaleza ve sus fuerzas desatadas en nuestro Mediterráneo con una depresión atmosférica, que ha reventado todos los cauces de ríos, torrentes y barrancos hasta dejar bajo las aguas campos, pueblos y ciudades. Si mira a la política ve la misma convulsión en unos líderes enredados en sus propias pasiones, que han dejado el futuro en un callejón sin salida. Se trata de una tormenta perfecta, de una doble catástrofe superpuesta. La previsión meteorológica nos advirtió con todo rigor científico cómo se iba a comportar la borrasca, dónde y cuándo caería una determinada cantidad de lluvia y las precauciones que había que tomar. Por su parte, las operaciones de salvamento estaban preparadas para actuar en situaciones de emergencia. Ya se sabe que la naturaleza cada cierto tiempo acude a la notaría y reclama el territorio de su propiedad, que le ha sido usurpado. Este capricho es lo único imprevisible. En cambio, la política se está comportando con una irracionalidad mucho más difícil de calibrar que cualquier depresión atmosférica, puesto que sus líderes actúan como venados en celo que se debaten y se enredan con las cuernas para ver cuál de ellos será el dominante. Pese a todo, dentro de un tiempo las aguas desbordadas volverán a su cauce, los daños serán reparados y la tragedia al final será olvidada hasta que la naturaleza vuelva a la notaría a reclamar sus derechos. En cambio, no es previsible ni evaluable el daño que nuestros siete machos de la política están causando a este país y la humillación a la que someten a sus ciudadanos.