viernes, 23 de noviembre de 2018

LÍDERES


Existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y la de los ciudadanos con talento.



Un artículo de MANUEL VICENT. 18 nov. en El País 

Por organismos internacionales de toda solvencia España ha sido declarado el mejor país del mundo para nacer, el más sociable para vivir y el más seguro para viajar solos sin peligro por todo su territorio. Según The Economist, nuestro nivel democrático está muy por encima de Bélgica, Francia e Italia. Pese al masoquismo antropológico de los españoles, este país es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, en fecundación asistida, en sistemas de detección precoz del cáncer, en protección sanitaria universal gratuita, en esperanza de vida solo detrás de Japón, en robótica social, en energía eólica, en producción editorial, en conservación marítima, en tratamiento de aguas, en energías limpias, en playas con bandera azul, en construcción de grandes infraestructuras ferroviarias de alta velocidad y en una empresa textil que se estudia en todas las escuelas de negocios del extranjero. Y encima para celebrarlo tenemos la segunda mejor cocina del mundo.

Frente a la agresividad que rezuman los telediarios, España es el país de menor violencia de género en Europa, muy por detrás de las socialmente envidiadas Finlandia, Francia, Dinamarca o Suecia; el tercero con menos asesinatos por 100.000 habitantes, y junto con Italia el de menor tasa de suicidios. Dejando aparte la historia, el clima y el paisaje, las fiestas, el folklore y el arte cuya riqueza es evidente, España posee una de las lenguas más poderosas, más habladas y estudiadas del planeta y es el tercer país, según la Unesco, por patrimonio universal detrás de Italia y China.
Todo esto demuestra que en realidad existen dos Españas, no la de derechas o de izquierdas, sino la de los políticos nefastos y líderes de opinión bocazas que gritan, crispan, se insultan y chapotean en el estercolero y la de los ciudadanos con talento que cumplen con su deber, trabajan y callan.


lunes, 19 de noviembre de 2018

HIPOCRESÍA


Orondas barrigas, 
Señal de la cruz, 
Misa los domingos,
La mujer en casa,
Los niños en Suiza,
Un amor en cada despacho, 
Hay que pagar el soborno 
De las manos amigas.

Las manos en la masa
El corazón en el poder, 
El amor en la entrepierna. 
Apaguemos la luz 
Para no sentir vergüenza.

Ojos que no ven,
Cabeza que piensa 
Cómo evadir impuestos.
El porche en el garaje,
El dinero en Suiza,
Los obreros a la calle,
La amante en Ibiza.

Hay que salvar a la Patria.
La familia es lo primero.
Mi amigo el Cardenal 
Rezará por nosotros.
Hoy como con el ministro,
Mañana viajo a Moscú,
Me acompaña Concepción 
Una semana, los dos.
Mi mujer se queda en casa,
No le gusta viajar;
No sabe nada de impuestos 
Ni de balanza de pagos.
Entiende mucho de moda 
Y de abrigos de visón; 
Conoce a mi secretaria 
Pero dice que no importa;
Viaja a Suiza, a menudo 
Y a Londres para comprar.
Allí también fue Conchita 
Cuando a los veinte años 
Yo la recomendé abortar.

Hay que ir a la iglesia 
Más a menudo a rezar
Y dar gracias a Dios 
Por todo lo que nos da..