viernes, 29 de septiembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XLVI. EL INFANTE DON LUIS


46.- El Infante Don Luis (Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio)  XIII Conde de Chinchón. (Historia)

Al cambiar su residencia definitivamente a Italia, el duodécimo conde de Chinchón, el Infante don Felipe de Borbón,  vendió el Condado de Chinchón a su hermano pequeño don Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio el 28 de mayo de 1761, lo que va a suponer un cambio significativo en la actitud del nuevo conde en comparación con su antecesor. Mientras éste no se ocupó personalmente del Estado de Chinchón por estar centrado en asuntos oficiales de mucha mayor importancia, ostentando títulos de mayor rango, don Luis eligió para sí el título de Conde de Chinchón, porque, según decía, era el único que había conseguido por sí mismo.

El nuevo conde había comprado un poco antes el señorío de Boadilla a la señora de Mirabel, por 1.200.000 reales, que aumento con compras a los concejos de Boadilla y Pozuelo de Alarcón, a los premonstratenses de San Joaquín de Madrid, y a las monjas de Santa Clara de Boadilla. Por la compra del Condado de Chinchón pagó  a su hermano Felipe catorce millones de maravedíes.

Impulsó las obras de restauración de la Iglesia de la Piedad y respaldó la creación de la Sociedad Económica de Amigos del País de Chinchón; pero vamos a empezar por el principio.
Don Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio había nacido en Madrid  el 25 de julio de 1727, hijo de Felipe V y de su segunda esposa Isabel de Farnesio. Sus primeros años los pasó en Sevilla, porque allí se había trasladado la corte para que el rey pudiese superar uno de sus estados de postración en los que caía frecuentemente. A los seis años regresa a Madrid y vive en el Palacio del Buen Retiro y en los distintos Sitios Reales, bajo la tutela de su viejo ayo, el marqués Aníbal Scotti, demasiado mayor para imponer ninguna clase de disciplina al displicente infante, que no mostraba demasiado entusiasmo por el aprendizaje.


Su madre, autoritaria y ambiciosa, se había ocupado en buscar para todos sus descendientes honores y títulos; y como no quedaban en Europa más reinos por repartir, para el pequeño Luis Antonio le reservó altos honores eclesiásticos y a los 7 años es nombrado arzobispo de Toledo. El papa Clemente XII no había visto con buenos ojos este nombramiento pero tiene que claudicar y concederle el capelo cardenalicio y 4 años después es, también, nombrado arzobispo de Sevilla. Estos dos cargos eclesiásticos eran los que mayores rentas disponían en toda España.

A los veintinueve años renunció a los honores eclesiásticos, que había recibido cuando era un niño, porque su conciencia no me permitía vivir una vida que no fuese acorde con las altas dignidades que ostentaba... aunque, bien es verdad, con ello no perdió las rentas de las mitras de Toledo y de Sevilla, que le permitieron realizar el sueño de construirme una pequeña corte en Arenas de San Pedro y terminar de construir el palacio de Bobadilla que había diseñado su amigo Ventura Rodríguez.

Su padre llegó a ser rey de España por una carambola del destino, y él o sus herederos no lo fueron por las artimañas de su hermano Carlos III que se encargó de urdir una sofisticada trama que se plasmó en la real Pragmática que se publicó el 27 de marzo de 1776.

Cuando el Infante tomó la decisión de contraer matrimonio, su hermano, vio amenazado el derecho de sus hijos al trono, porque según la ley Sálica no podían reinar los no nacidos en España, y ellos habían nacido en Nápoles, y se negó sistemáticamente a que me casase con mujer de igual condición. Al fin, permitió la boda con doña María Teresa Vallábriga,  que era demasiado joven; él tenía entonces 49 años y ella sólo 17.

Se casaron en Olías del Rey el día 27 de junio de 1776, en el Palacio de Fernardina, y en la ceremonia se estrenó la Serenata en Re Mayor que había compuesto Boccherini expresamente para ese día.

Tuvieron cuatro hijos. El  primero Luis María, que nació en el palacio de Villena de Cadalso de los Vidrios, el 22 de mayo de 1777.

Luego, en Arenas de San Pedro, nació, el 6 de marzo de 1779, su segundo hijo que llamamos Antonio María, y que fue apadrinado por el obispo de Ávila, Don Miguel Fernando Merino; aunque sólo viviese unos meses y murió en diciembre de ese mismo año y decidió que fuese enterrado en la cripta de la Iglesia de Chinchón. Allí don Miguel Ramón, que entonces era el párroco de Chinchón, mandó colocar una lápida en la que se leía:

ANTONIO MARIAE AEXIMIAE VENVSTATIS
CVMVLO
QVI COCLO DIGNVS TERRAM NONDUM
ACCAM COMPLETIS MESIBVS
TENVIY
DILECTISSIMO FILIO
LVDOVICVS HISPANOVM INFANS
ET MARIA TERESA DULCISSIMA CONJVS
HOC SVAE PIETATIS TESTIMONIVM
ET
MAXIMI AMORIS MONIMENTVM
R

Sus otras dos hijas nacieron en el palacio de Velada: el 26 de noviembre de 1780 nació María Teresa Josefa y el 6 de junio de del año pasado, María Luisa Fernanda.
La toma de posesión del condado se realizó con fecha 11 de junio de 1761, estando representado el conde por el Caballero de Santiago don Sebastián Fernández de Helices. Asistieron a la ceremonia representantes de todas las villas del Condado y Estado de Chinchón, y se celebró en el salón de juntas del Ayuntamiento. El testimonio de este acto lo redactó el escribano Manuel Machuca, y por él sabemos que los representantes de Chinchón en  este acto fueron el Corregidor don Francisco Rivero Ramírez de Arellano, abogado de los Reales Consejos, don Francisco Irala alcalde ordinario del estado noble, Juan Antonio González Recas, alcalde del estado general, don Blas Dusmet y don Vicente Carrasco regidores del estado noble, y don Gabriel Díaz y don Francisco Ortego, del estado general. Asistieron como testigos muchos caballeros y personas de distinción de todas las clases, como don Juan Carrasco y Latorre, don Bernardino de Calba, y don Francisco Ortiz de Zárate, de Chinchón y los representantes del conde don Juan Antonio de Pinillos, don Manuel Moreno y don José de Echevarría.

Después de este acto, el apoderado del Infante acompañado de todos, tomó posesión de los distintos patronatos: Capilla mayor de la parroquia; Capilla de la Piedad en la iglesia nueva, representada por el capellán mayor don José de Fominaya Monterroso; Convento de Santa Clara representado por la madre abadesa Sor María Antonia de la Santísima Trinidad y por el padre vicario Fray José de Cobos, y la capilla mayor del convento de San Agustín, representado por su Prior Fray Francisco Salcedo.

A las seis de la tarde pasó al castillo, en cuya puerta estaba el gobernador de estos Estados don Blas Manuel Dusmet que le entregó las llaves de la fortaleza, recorriendo el apoderado del infante sus estancias, paseando por sus almenas y abriendo y cerrando puertas en señal de posesión. Devolvió después las llaves al gobernador para que las tuviera a orden y disposición del Infante.

D. Luis, utilizó el título de Conde de Chinchón, en vez de otros de mayor rango, y se preocupó de los asuntos del pueblo. Envió a su arquitecto personal, Ventura Rodríguez, para que se encargase de la restauración de la Iglesia.

Efectivamente, en el año 1782  don Miguel Ramón Linacero, cura párroco de Chinchón es el promotor de la remodelación  y ornamentación de la Iglesia de la Piedad. Consigue que el Conde, el Infante don Luis, envié a Chinchón a su arquitecto Ventura Rodríguez, que se encarga de planificar las obras, haciendo grandes cambios en todo el templo, sobre todo en el presbiterio.
Fue protector de Francisco de Goya, quien le visitaba frecuentemente en el Palacio y quien hizo varios retratos de toda su familia.

Gracias a su intervención, don Camilo de Goya y Lucientes, hermano del pintor, fue nombrado capellán de la Iglesia de la Piedad de Chinchón.



El Eremita.
Relator independiente.


miércoles, 27 de septiembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XLV. JERÓNIMO CALLEJO PRIETO.

45.- Jerónimo Callejo Prieto, Hijo Adoptivo de Chinchón. (Personajes)
El día 11 de septiembre de 2009, a las 20 horas en el salón de sesiones del Excmo. Ayuntamiento de Chinchón, tuvo lugar la entrega del nombramiento de “Hijo Adoptivo” de Chinchón al eminente neumólogo y cardiólogo don Jerónimo Callejo Prieto, nacido en Madrid, pero que desde su matrimonio con doña Mercedes Clemente, en el año 1954, siempre ha estado ligado con nuestro pueblo, distinguiéndose por la total entrega a su profesión y su constante disposición para atender a todos los chinchonenses, que somos ya sus paisanos.

Además de varios reconocimientos profesionales a nivel nacional y otros recibidos de las autoridades locales, le fue concedida la distinción del “Ajo de Oro” de la Asociación de Amigos de Chinchón en el año 1981.
Entre sus aficiones, debemos destacar su extraordinaria colección de botellas que ha ido seleccionando desde el año 1969, y que guarda con esmero en la cueva de su casa de Chinchón.




El Eremita
Relator independiente.

lunes, 25 de septiembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XLIV. MATEO DE LAS HERAS

44.- Mateo de las Heras Susiac. (Pesonajes)

Hay personajes que consiguieron fama y alcanzaron la posteridad. Personajes que recibieron premios, homenajes, reconocimientos, incluso, pusieron su nombre a una calle. Personajes que se citan en las historias y su nombre aparece en placas conmemorativas. Y posiblemente muchos de estos personajes hicieron méritos suficientes para merecer todas estas distinciones. En nuestro pueblo ha habido algunos, y varios han pasado por las páginas de la historia, y he narrado sus peripecias vitales y he comentado sus logros y realizaciones.

Pero hay otros personajes, no menos importantes, que también contribuyeron con sus obras a engrandecer su pueblo y colaboraron en el progreso y en la cultura de Chinchón.

Y uno de estos personajes fue don Mateo de las Heras Susiac. Había nacido en el año 1909 y toda su vida se desarrolló en su querido Chinchón, donde se casó, tuvo sus hijos y desempeñó su profesión de procurador de los Tribunales y donde colaboró en la Fábrica de Anís de su familia. Pero no es por ninguna de estas circunstancias por la que hoy le traigo a esta crónica para recordar su trayectoria.


Mateo de las Heras siempre estuvo dispuesto a colaborar en todas las iniciativas culturales y sociales de nuestro pueblo. En el año 1950 fue uno de los fundadores y redactor de la revista "VIDA" que publicaron los jóvenes de Acción Católica de Chinchón. En el año 1963 también colaboró en la Revista Fuente-Arriba con don Luis Lezama y en el año 1968 con la nueva edición de la Revista que se editó desde el Club Santiago. En el año 1971 no dudó en ponerse a disposición de los promotores de la "Asociación de Amigos de Chinchón" siendo un colaborador eficaz en la organización de los premios del "Ajo de Oro".


Fue un poeta autodidacta que, siendo ya mayor, publicó un pequeño librito de poemas que tituló "Poesías de toda una vida".
Pero sin duda, su mayor aportación, y posiblemente la menos conocida, fue su ingente labor al frente de la organización de los Festivales Taurinos de Chinchón. Mateo era esa persona indispensable para que al final todo saliese bien. Luego los "méritos" y los "parabienes" podrían ser para otros, pero él trabajaba en el anonimato sólo por la satisfacción de la labor bien hecha y provechosa para su querido Chinchón.

Pero además, dejó escritas las crónicas de todos los festivales en los que colaboró, rescatando datos importantes, que de no ser por él se habrían perdido. Así lo reconocieron Carlos Alonso y Juan Miguel Sánchez-Vigil, que utilizaron su información para poder escribir las reseñas de los Festivales en su libro de "Toros en Chinchón".

Murió en Chinchón en el mes de Julio de 1990.

Y para terminar, sólo unos cuantos versos que dedicó a su querida plaza de Chinchón:

Esta bella plaza de Chinchón, que aguarda
Entre el griterío y la emoción sana
De un pueblo que aplaude a su gente brava,
Porque en lo más hondo de su seno entraña
Detalles de hombría de la raza hispana.




El Eremita.
Relator independiente