sábado, 19 de noviembre de 2016

EL PARQUE NATURAL DEL MONASTERIO DE PIEDRA.



Tengo que reconocerlo, pero no conocía el Monasterio de Piedra, a mis años. Y eso, como no conocer Chinchón, se podría considerar como un pecado venial. Ya se sabe que el pecado mortal, dicen, es no conocer Granada.





Pues eso, que el otro día se me presentó la oportunidad y pude visitar este parque natural, que según nos contó un guía muy simpático e instruido, fue creado por don Juan Francisco Muntadas, cuando lo adquirió por la desamortizacion que realizó Mendizabal. 






El río Piedra, (de este río toma el nombre el monasterio) forma, al pasar por las inmediaciones del monasterio, un paraje de gran belleza paisajística, con muchas cascadas de agua que se dividen en innumerables hilos de agua o chorreras, siendo la cascada de la Cola del Caballo, con más de 50 m., la de mayor altura e interés. 
Unos senderos debidamente señalizados conducen por todo el parque, a lo largo de unos 5 km, a todos los sitios de interés del mismo.







Estas cascadas están formadas por la disolución de las calizas y la posterior precipitación de las mismas la cual ocurre al disminuir el caudal, con lo que la caliza disuelta va depositándose en capas sucesivas por las que discurre el agua formando innumerables saltos. Se trata de un fenómeno karstico  originado por las ligeras fluctuaciones en el propio caudal del río.
El parque también cuenta con varias grutas, descubiertas por el fundador del parque. Allí también se encuentra el llamado Lago Espejo







De mi visita dejo constancia con esta serie de fotografías tomadas con mi IPhone, porque no tenía a mano mi cámara fotográfica. Creo que dan una somera idea de la belleza que ha formado la naturaleza, bien dirigida, en este caso, por la mano del hombre.





jueves, 17 de noviembre de 2016

SUPERLUNA


El pasado lunes, todos los periódicos anunciaban que podríamos presenciar un grandioso espectáculo que no se volvería a ver hasta el año 2034. Como para esas fechas no es probable que estemos por estos barrios -me refiero a mí, naturalmente- me lancé a la caza de un fotografía que inmortalizase este acontecimiento.
Igualmente, la mayoría de los aficionados a la fotografía tomaron una decisión parecida. Pero resulta que esas fotografías tan bonitas de la luna que vemos en internet, deben estar tomadas con unas cámaras muy potentes, porque el resultado "casero" es más bien deprimente.

Incluso hemos podido ver en el Facebook del Ayuntamiento algunas fotografías que muestran nuestra plaza por la noche, con una cosa blanca y redonda -desenfocada- que parece ser la luna.


Como yo tampoco hice ninguna fotografía digna de ser presentada en público, os dejo estos dos ejemplos, que como se puede ver, son montajes, que solo pretenden dejar constancia que el lunes día 14 de noviembre de 2016, pudimos ver la última "superluna", que dicho sea de paso, no se diferenciaba casi nada de la que podemos ver el resto de los días del año... si no hay nubes, por supuesto.


martes, 15 de noviembre de 2016

HA MUERTO LEONARD COHEN.



En el año 1968 Leonard Cohen visitó en Fuente Vaqueros la casa-museo de Federico García-Lorca; en la fotografía que encabeza esta entrada, posa ante la efigie del poeta. 
Entonces llegó a Granada para grabar un vídeoclip de su canción "Take This Waltz" que es una adaptación del "Pequeño vals vienés" lorquiano.
El busto de Lorca, que aparece en la fotografía es obra de Eduardo Carretero, hijo adoptivo de Chinchón y recordado amigo, que estaba casado con Isabel Roldan, prima hermana del poeta.
Hoy traigo esta noticia al Eremita como recuerdo a estos tres genios: Lorca, Cohen y Carretero.






Varios bocetos, que guardaba Eduardo Carretero, para la realización del busto definitivo.

domingo, 13 de noviembre de 2016

THE GEOGRAFIC CLUB: COMER EN MADRID ENTRE RECUERDOS DE AVENTUREROS.



The Geographic Club abrió sus puertas en Madrid allá por el año 1995. Concebido por su propietario Fernando Pardo junto con sus amigos Miguel de la Quadra Salcedo, Kitín Muñoz, Ramón Larramendi y Jesús González Green -entre otros- como un club de aventureros al más puro estilo inglés, su impactante decoración se dejó en manos del prestigioso estudio de Andy Thornton. La apertura de aquel The Geographic Club supuso un antes y un después en la forma de diseñar los locales de restauración y marcó un hito en la importancia que posteriormente ha adquirido la decoración en los restaurantes. Su propuesta gastronómica en aquel momento iba muy en línea con lo que entonces era vanguardia, hamburguesas de calidad y platos de inspiración inequívocamente norteamericana.


Han pasado más de dos décadas y la puesta en escena de The Geographic Club sigue resultando cautivadora. A caballo entre lo vintage y lo british, continúa manteniendo ese aire elegante y ligeramente decadente que lo convirtió en único desde el principio y que lo ha hecho a lo largo de su historia escenario perfecto para numerosas presentaciones y eventos de todo tipo.


Pero gastronómicamente la mayoría de edad de The Geographic Club ha traído aires nuevos y radicalmente diferentes a su carta. Terminada definitivamente la etapa americana, The Geographic ofrece ahora una propuesta netamente mediterránea con algunos guiños de cocina internacional que se traduce en platos magistralmente trabajados y recetas resueltas de forma efectiva. 


Dirige el servicio en sala David Navarro, quien nos recomendó un cogote de merluza y nos aseguró que los callos que allí preparaban podían compararse con los mejores de Madrid. 
Nosotros ya conocíamos el local porque habíamos tomado unas copas con los amigos en algunas tardes y habíamos comido en una ocasión. De entonces recordábamos la ensalada de la casa, que decidimos rememorar.




El resultado, todo un acierto; tanto por el cogote de merluza -al que solo se le podría poner un pequeñísimo pero: el que los ajos caramelizados no eran de los finos de Chinchón-, por los callos -que anuncian "con mucho morro"-, y de los que se debe destacar una exquisita morcilla asturiana; sólo superables por los que hace mi mujer, y empezamos con la ensalada, que nos hizo recordar tiempos pasados. 
Tanto es así, que he decidió compartir la experiencia con todos vosotros.



En resumen, The Geographic Club trata de acercar diferentes culturas a través del paladar para que todo el que deguste sus platos o cócteles pueda viajar sin moverse de la mesa. Un aporte cultural continuo que ayuda a escribir la historia de los pueblos. Un viaje gastronómico en el que los productos cautivan por su sabor, su aroma, su color y textura. 

The Geographic Club esta en c/ Alcalá, 141 de Madrid