sábado, 22 de junio de 2013

ALELUYAS CHINCHONETAS. V.

Eran pues, las "Aleluyas Chinchenetas" una continuación de estas tradiciones castellanas, en las que se unieron el gracejo de Aldredo a la hora de redactar los textos y la extraordinaria habilidad de dibujante de Manolo "El Peregrino" que supo captar la esencia del mensaje que se quería trasmitir, llevándolo hasta la cima de la excelencia gracias a sus dibujos que mostraban una realidad que nos ha llegado hasta nosotros y que nos acerca a aquellos años de nuestra historia.

Quinta entrega:
Salvador Sánchez "FRASCUELO"


viernes, 21 de junio de 2013

ALELUYAS CHINCHONETAS. IV

Pese a la popularidad alcanzada por este medio de comunicación, precursor del moderno comic -o tal vez por eso- tuvo muchos detractores que aborrecieron su estilo, sus dibujos, sus dísticos vulgares o la moralidad latente en sus viñetas; otros, literatos y artistas de gran talla, tal vez más sinceros, confesaron haber aprendido a leer con las aleluyas o haber descubierto en ellas un sentido estético que quedaría indeleble en su memoria y tendría gran importancia en su formación artística.

Cuarta entrega:

¡¡TRRRRRRRRRR!!


IV ENCUENTRO DE BANDAS DE MÚSICA EN CHINCHÓN.

Mañana sábado, día 22 de junio, la Agrupación Musical Ciudad de Chinchón ofrece el IV encuentro de bandas de música. 
Este año las bandas invitadas son; Asociación Banda de Música de Ciempozuelos (Madrid) y Banda de música “Unión de Guláns” (Galicia). 


A las 20:00 horas, las tres bandas harán un pequeño pasacalles para entrar en la Plaza Mayor. A las 20:30, comenzará el concierto, interpretando cada banda las obras que han elegido para dicho encuentro. Al finalizar el concierto, las tres bandas tocarán en conjunto tres pasodobles.

jueves, 20 de junio de 2013

ENTREGA DE PREMIOS DEL V CONCURSO DE RELATOS PARA MAYORES 2013, ORGANIZADO POR LA CAIXA Y RADIO NACIONAL DE ESPAÑA: PREMIADO CON UN ACCESIT "EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE" DE MANUEL CARRASCO


Por segundo año consecutivo un relato de Manuel Carrasco ha obtenido un accesis en el V Concurso de relatos para mayores organizado por la Caixa y RNE.

La entrega de premios tuvo lugar ayer miercoles, día 19 de junio, en Caixaforum de Madrid.


El jurado de este año estaba constituido por Ignacio Elguero, director de Radio Nacional; los escritores Soledad Puértolas y Fernando Schwartz; el subdirector de La Vanguardia Miquel Molina; Luisa Horno, ganadora de la última edición del concurso y Jaime Giró, director ejecutivo de La Caixa y director general adjunto de la Fundación La Caixa.


Por otro lado,  Juan Fernández Vegue, director de Informativos y Programas de RNE; los escritores Soledad Puértolas y Fernando Schwartz; Jaime Giró, director ejecutivo de La Caixa y director general adjunto de la Fundación La Caixa; y José Ramón Menéndez, director general del Mayor de la Comunidad de Madrid,  han sido los encargados de entregar los premios a los 15 finalistas.


En esta quinta edición se han recibidio 1.572 relatos y las comunidades autónomas que han contado con mayor representación han sido la Comunidad de Madrid (477), Cataluña (248), Andalucía (278) y la Comunidad Valenciana (109).


El premio ha sido concedido al relato “El Viaje” de Lola Sanabria de Madrid. Además se han concedido dos accesis: el primero al relato “El Hombre que olvidó su nombre” de Manuel Carrasco, de Chinchón, y el segundo al relato “Cuestión de gustos” de Luis Paniello de Barcelona.

Manuel Carrasco y Luis Paniello, ganadores de los dos accesis concedidos por el jurado

Manuel Carrasco junto a Lola Sanabria, ganadora del premio del Concurso.

Y como primicia, este es el relato de Manuel Carrasco, que ha obtenido el accesis: 


EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE

"Hacía ya tiempo que la niebla del olvido iba descendiendo por las estribaciones de mi mente, desdibujando recuerdos y velando realidades; por eso no os podría decir, a ciencia cierta, cuando ocurrió.
Pudo ser aquella mañana del mes de junio, cuando me despertó una tenue ráfaga de viento que se coló por las rendijas de la vieja ventana de mi alcoba. Me desperecé después de apartar la sábana que me había echado encima cuando empecé a sentir el relente del amanecer. 
Aquella mañana, no sabía por qué, me vino a la mente una palabra de esas que nunca se usan: "binza". No, no era pinza, ni pizca, ni bizca, ni bizna,  era "binza" y no sabía su significado. 
-"Binza"... "binza"... 
Nada, que no podía recordar qué podía ser "binza".
Aunque por aquello del fastidioso vértigo, tenía que levantarme poco a poco, aquella mañana me tiré literalmente de la cama y me fui directo al diccionario.
- "Ba"... "be"... "bi"... "biberón"... 
Casi se me cayó el diccionario de las manos... faltaban muchas palabras... eran como si se hubiesen borrado... como si alguien lo hubiese sacudido y muchas palabras se hubiesen caído del libro, tintineando en el suelo como pequeñas cuentas de cristal.
Y se me olvidó la palabra. No era bizca, no. Ni pinza, ni pizca... Era... no; ya no me acordaba. 
Pensé que debía ser que todavía no había tomado el café y yo, de siempre, no había sido nadie sin desayunar. 
Entré en la rutina diaria de la tostada untada con un diente de ajo y un chorrito de aceite, de la loncha de jamón York en una rebanada de pan de molde, porque mis dientes ya no podían con la corteza del pan candeal, y del tazón de leche engañada con un poco de achicoria en que se había convertido, con los años, el tradicional café con leche.
Mientras desayunaba en la cocina no paraba de dar vueltas a la cabeza... no era pizca... ni pinza... Ni por esas, que no podía recordar la maldita palabra. 
Aunque yo lo decía hacer la cama, la realidad es que me limité a estirar las sábanas y la colcha, porque ya no podía agacharme para remeter la ropa, que sólo ofrecía un aspecto presentable los viernes cuando venía la asistenta. 
Un aseo rápido - ese día más- y me vestí para salir a dar el paseo matutino y comprar el pan. Pero antes cogí de nuevo el diccionario. Efectivamente se habían perdido muchas palabras. Estaban la mayoría, las que se usan normalmente... "Alba", "ayuda", "baile", "casa", incluso estaba "diptongo" que hacía mucho tiempo que no escuchaba; pero habían desaparecido todas esas palabras tan raras que nadie dice y que casi nadie sabe su significado, las que a mí me gustaba llamar palabras dinosaurio.
No sabía interpretar lo que ocurría y pensé que podía estar pasando lo mismo en los otros libros. Me fui al Quijote y allí también se habían caído bastantes palabras. Ojeé algunas páginas y de vez en vez había espacios en blanco: "El resto de ella concluían.............. de ............. , calzas de ................ para las fiestas, con sus ............. de lo mismo, y los días de entre semana se honraba con su.............. de lo más fino". Leí, empezando a asustarme. 
Lo bueno que tiene el síndrome del inicio del alzhéimer es que todo se me olvida muy pronto y cuando volví de la calle, puse la tele para no ver cómo se despellejaban en las tertulias, porque yo nunca veo la televisión, aunque la tenga siempre encendida. Es mi única compañía.



A la mañana siguiente me vino a la mente "albahaca" y cuando fui al diccionario se habían perdido todas las palabras con raíz árabe. 
Unos días después fueron los anglicismos y luego los toponímicos. 
En el diccionario y en los libros había, cada vez, más espacios en blanco que avanzaban inexorables. Me parecía ver unos grandes osos polares devorando salmones, con escamas de letras, que intentaban, en vano, nadar contra corriente.
Ya eran muy pocas las frases que estaban completas; posiblemente sólo "mi mamá me mima", "amo a mi mamá" y "Con cien cañones por banda", que era la única poesía que había aprendido de pequeño. 
Me llegué a obsesionar con las palabras que iban desapareciendo de los libros, pero no podía contárselo a nadie. 
A pesar del buen tiempo apenas si ya salía a la calle y pasaba horas y horas asomado a la ventana hasta que la silueta del castillo se diluía en el azul cada vez más oscuro del horizonte. 
Entonces empezaban a encenderse las estrellas, y me entretenía  en contar las que jugaban al escondite, las que tiritaban de calor y se me humedecían los ojos, emocionado, cuando veía las estrellas fugaces, porque pensaba que se iban a pasear con sus amigos por la vía láctea; luego me acostaba y muchas noches olvidaba apagar la televisión.
Otros días me gustaba recordar cuando, siendo aún niño, aparecía el arco iris y las gotas de lluvia me caían sobre la cara y el sol anunciaba que llegaba la bonanza. 
También solía pasar horas acariciando ese pétalo que se había caído de la rosa que moría temblorosa en el vaso lleno de agua con una pizca de aspirina. 
En los días de frío, cuando no era tan viejo, me entretenía en cazar besos perdidos entre los dedos de los niños y los coleccionaba con cuidado para que no se marchitasen. Llegué a tener más de doscientos y hasta los ponía nombre. Uno lo llamé "lulú" y otro "copito"; al último le puse "luciérnaga", porque era de una niña con luz en los ojos; pero el que más me gusta es "pimpollo", porque fue el primero que me tiró mi nieta, hace ya mucho tiempo, cuando todavía no sabía decir mi nombre. 
Una mañana, a la semana siguiente, vi que había perdido las palabras esdrújulas y en poco más de un mes, no me quedaban palabras con más de cuatro letras. 
Tenía "luz", "niño", "amor", "pan", pero ya no estaba "mariposa", ni "pájaro", ni "amapola", aunque todavía me quedaba "flor". Claro que no me importaba, porque las palabras que se habían caído de los libros yo las había olvidado. 
Ya no sabía que significaba "dolor", ni "recuerdo", ni "esposa", y unos días después, tampoco "hijo"; porque sólo me quedaron las palabras de dos letras.
Por eso, sólo decía "yo" cuando los médicos me preguntaron mi nombre. Y es que "Zósimo" fue una de las primeras palabras que olvidé, porque era esdrújula, porque hacía mucho tiempo que nadie me llamaba y porque en la tele nunca se oía un nombre tan raro.
Cuando mis hijos entraron en casa para hacer la testamentaría, todos los libros tenían las páginas en blanco, aunque ellos no se enteraron porque sólo buscaban las cartillas de la Caja de Ahorros".

Nota: Para que no tengáis que buscarlo, “binza” es la capa o película exterior de la cebolla. Dios tendría que haber dotado, también, a los hombres de una binza protectora.

NOTAS DE PRENSA:

Los finalistas con el jurado del año 2013.


MADRID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
   La madrileña Lola Sanabria se ha alzado con su obra 'El Viaje' como ganadora del Concurso de Relatos Escritos por Personas Mayores de 2013 de la Obra Social 'La Caixa' y Radio Nacional de España (RNE), un certamen en el que se presentaron 1.572 escritos de toda España y que supone un incremento de participación del 37 por ciento con respecto al año anterior.
   En un comunicado, la Obra Social 'La Caixa' explica que esta iniciativa se enmarca en los talleres 'Grandes Lectores' del programa 'Gente 3.0', en el que ya han participado más de 9.300 mayores en 2012.
   La mayoría que han participado en este concurso de relatos proceden de la Comunidad de Madrid (477), Cataluña (248), Andalucía (278) y la Comunidad Valenciana (109).
   En la presente edición ha habido dos accésit: uno para Manuel Carrasco, de Chinchón (Madrid), por 'El hombre que olvidó su nombre' y otro para Luis Paniello, de Barcelona, por 'Cuestión de gustos'.


RTVE.es - MADRID 19.06.2013
Lola Sanabria se ha alzado como ganadora de la V edición del Concurso de Relatos Escritos por Personas Mayores que organizan el programa Juntos paso a paso de Radio Nacional y la Obra Social La Caixa,con su relato El viaje.
El jurado de este año ha estado constituido porIgnacio Elguero, director de Radio Nacional; los escritores Soledad Puértolas Fernando Schwartz; el subdirector de La Vanguardia Miquel MolinaLuisa Horno, ganadora de la última edición del concurso yJaime Giró, director ejecutivo de La Caixa y director general adjunto de la Fundación La Caixa.
Manuel Carrasco y Luis Paniello han sido distinguidos con un accésit por sus relatos El hombre que olvidó su nombre Cuestión de gustos, respetivamente.
Juan Fernández Vegue, director de Informativos y Programas de RNE; los escritores Soledad Puértolas y Fernando Schwartz; Jaime Giró, director ejecutivo de La Caixa y director general adjunto de la Fundación La Caixa; y José Ramón Menéndez, director general del Mayor de la Comunidad de Madrid, han sido los encargados de entregar los premios a los 15 finalistas.

miércoles, 19 de junio de 2013

ALELUYAS CHINCHONETAS.III

A los gritos de "¡Aleluyas, aleluyas finas, que pasa la procesión!" o "¡Aleluyas, finas aleluyas; aleluyas que va a pasar Dios!", anunciaban, todavía el pasado siglo, los vendedores ambulantes y copleros, estos papeles en donde, con mayor o menor acierto, se contaban historias del tema más diverso para ser recitadas, leídas o escuchadas por el pueblo llano. En último término servían -y esta costumbre también se ha mantenido hasta hace medio siglo- para ser recortadas en pequeños pedazos de papel y arrojadas sobre la carrera que iba a hacer alguna procesión o sobre el público que estaba en el templo el día de sábado santo cuando se decía en la misa “aleluya” después de haberse omitido la palabra durante toda la Cuaresma.

Tercera entrega:

RECUERDOS.


martes, 18 de junio de 2013

ALELUYAS CHINCHONETAS. II

La aleluya es un pliego de papel impreso por una cara que contiene un conjunto de viñetas -En las de Chinchón, doce- en cuyo pie suelen aparecer unos versos que aluden a la escena representada. Aunque pueden entenderse como un género propio de la estampa popular, constituyendo una fuente de singular interés para el estudio de la imagen gráfica en general, no debemos de olvidar que, a su vez, constituyen primitivas formas de lectura con imágenes, directamente emparentadas con los pliegos de cordel y destinadas sobre todo a un público infantil o iletrado.

La segunda entrega:

LA SACRISTÍA.


lunes, 17 de junio de 2013

ALELUYAS CHINCHONETAS .I.

Corría el año 1978. Por aquellos entonces pocas cosas ocurrían en Chinchón, pero siempre hay algo que contar si se tiene ingenio. Estaba por aquí el pintor, ceramista y excelente dibujante, Manolo Gómez-Zía que se hacía llamar "El Peregrino". En colaboración con Alfredo Rodríguez-Freyre y bajo el seudónimo de "Los cardos de la Cruz del Portugués" iniciaron por el mes de octubre la publicación de unas "Aleluyas" que apodaron "Chinchonetas" y las editaron en pliegos de papel de 50x70 cm, que imprimían en tinta negra y después se coloreaban a mano, una a una. Y las iban publicando con una frecuencia no periódica. No recuerdo ahora el precio a que se ponían a la venta, aunque ahora, pasado el tiempo, no tienen precio.
Esta es la primera que publicaron, que como se puede ver está dedicada al Parador de Turismo, cuyas obras estaban durando más de lo previsto y que no sería terminado hasta la década siguiente.
Me he encontrado con las cinco primeras que os iré mostrando en días sucesivos.
Después se hizo una edición a tamaño reducido por el Parador de Turismo, con nuevas aleluyas. Estoy intentando encontrarlas para que también las conozcáis.
Y aquí está
EL PARADOR PARADO.


domingo, 16 de junio de 2013

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA.

Alguno de vosotros lo habrá advertido. En la columna derecha del blog he añadido unos enlaces que he agrupado bajo el denominador común de LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA. y en primer lugar he puesto este de CHINCHÓN MONUMENTAL.


En esta producción del Eremita he preparado una visita virtual por las calles, plazas y campos de Chinchón. Lo podéis ver pinchando en este enlace:

https://skydrive.live.com/?cid=bad2f890fa32e7a6#!/view.aspx?cid=BAD2F890FA32E7A6&resid=BAD2F890FA32E7A6%21527&app=WordPdf

También podréis acceder pinchando en la portada de "Chinchón Monumental" de las RECOMENDACIONES DEL EREMITA, en la columna de la derecha de este blog. 

En días sucesivos os iré dando las claves para acceder a mis otras recomendaciones, como LAS ALELUYAS CHINCHONETAS, EL MUSEOS ULPIANO CHECA DE COLMENAR DE OREJA, ETC. ETC.

Espero que esta nueva iniciativa sea también de vuestro agrado.