sábado, 15 de octubre de 2011

RONDA TURÍSTICA Y MONUMENTAL II


Hoy os dejo una muestra de los monumentos más significativos de Ronda. En primer lugar un mural en cerámica que se puede ver a la entrada del puente nuevo, en el que se han reflejado la mayoría de los monumentos.
Después, las murallas, el célebre y reconocido "Tajo", la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el Ayuntamiento, el Museo de la Ciudad, la Iglesia con su retablo, y algunas iglesias de la ciudad.


Un buen sitio donde pasar un día de turismo.
fotos: m.carrasco.m.

viernes, 14 de octubre de 2011

RONDA TURÍSTICA Y MONUMENTAL I

Ronda, en el centro de la serranía que lleva su nombre, fue la capital de esta zona en tiempos de la dominación árabe, de la que aún se guardan diversos vestigios.
Hoy, os dejo algunos bellos paisajes del camino que discurre de Marbella a Ronda, cuya carretera, que fue remozada, todavía ofrece recodos para hacer buenas fotos.
También, os dejo algunos detalles de su aspecto más turístico; mañana, os ofreceré el detalle de sus principales monumentos.


Fotografías: m.carrasco.m.

jueves, 13 de octubre de 2011

EL DIA QUE TOCARON LOS PEKENIKES EN LA PLAZA DE CHINCHÓN.


Los Pekenikes fue un grupo de música que nació en Madrid en el año 1959, formado por algunos unos alumnos del Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid liderados por los hermanos Alfonso y Lucas Sainz.
Por la banda pasaron múltiples personalidades del pop de los años 60 como Juan y Junior, Eddy Guzmán, Felipe Alcover, José Barranco, Lucas y Alfonso Sainz, Pepe Nieto, Felix Arribas, Vicente Gasca, Ignacio Martín Sequeros e incluso Luis Eduardo Aute, realizando versiones en español de muchas piezas anglosajonas y conformándose definitivamente como grupo instrumental tras el éxito de "Los cuatro muleros", a mediados de los años 60. El 2 de julio de 1965 fueron teloneros de Los Beatles en el concierto ofrecido en Madrid tras el desembarco del grupo inglés en España.
Su primer gran álbum instrumental data del año 1966 y en él se recogen grandes éxitos como "Lady Pepa" "Frente a palacio" o "Hilo de seda", entre otros. Otros grandes éxitos de su carrera musical lo conforman "Ritmo de concierto" "Embustero y bailarín","Sombras y rejas", "Arena caliente", "cerca de las estrellas" y "Palomitas de maíz".
La calidad interpretativa de muchas de sus piezas, así como los arreglos empleados, hicieron de este grupo uno de los más importantes del panorama del pop de la época.


Fue en las fiestas de San Roque del año 1968. Dicen que alguno o algunos de los componentes del grupo estaba haciendo la mili en aviación, y por entonces era Capital General de la Región Aérea Central, nuestro paisano don José Galán Guerra, quien les invitó a venir a Chinchón para hacer un concierto en la Plaza con motivo de las fiestas patronales.
La entrada era libre y aunque no se hizo demasiada publicidad, todos los jóvenes de la comarca estábamos esa noche en la Plaza de Chinchón, escuchando sus “muleros”, su “hilo de seda” y a la “sombra de las rejas” de Chinchón, nos parecía estar “cerca de las estrellas” comiendo “palomitas de maiz”.Fue una noche inolvidable en el caluoso verano del 68, cuando ya casi habíamos olvidado el mayo francés.
El hecho es que la plaza de Chinchón presentaba un lleno total, sólo comparable con la concurrencia de otro año, pero en la plaza de armas del Castillo, cuando actuó el dúo "Azúcar Moreno", que como también era de acceso gratuito, se llegaron hasta Chinchón todos los jóvenes -y no tan jóvenes- de los alrededores.
También hay que recordar las actuaciones de Rocío Jurado, Camilo Sexto y, años después, Isabel Pantoja, que actuaron en la Plaza Mayor, pero teniendo mucha menor concurrencia, porque era necesario pasar por taquilla. Pues ya se sabe que lo gratis, siempre, tiene mucha mayor aceptación; cosa, por otro lado, totalmente lógico.

miércoles, 12 de octubre de 2011

ADIÓS, EDUARDO

Detalle del estudio de Eduardo Carretero en Chinchón.

Remedios Sánchez García, es Catedrática del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, de la Facultad de Ciencias de la Educación, en la Universidad de Granada, y además una de las amigas de Eduardo Carretero, allí en su Ganada natal. Como no podía ser de otra forma también  ha querido dar su último adiós a Eduardo, que os trascribo a continuación.

En la fotografía, la autora del artículo en la inauguración del monumento de "La Piedad" en el Cementerio de Granada, el pasado mes de Febrero.

"Eduardo Carretero, palabra serena, ojos sagaces, corazón blanco, manos ágiles, inteligencia clara, actitud discreta y mirada tan limpia. Eduardo Carretero digo, serenidad en la vida, magia en las manos, creatividad en la frente, sabiduría en el alma, se nos ha ido en uno de los últimos crepúsculos claros de este octubre, cuando la luz se derrama lentamente buscando la paz de anochecida, con la misma delicadeza con  la que moldeaba la arcilla virginal. Y como hemos perdido un genio bueno, yo debo decirlo, avisar a los pardales de Chinchón de que la casa queda triste y apagada, que la luz de su presencia no se siente, que la ausencia va a pesar como una herida cuando todo sea silencio por la tarde.
Se nos fue el filósofo escultor, el maestro de la piedra y la prudencia, a buscar el encuentro con su amada, que Isabel y Eduardo fueron uno hasta que las parcas o el destino, quién lo sabe, desgajó el almendro de su vida. Y Eduardo siguió allí, embarcado en sus quehaceres,  resignado a los golpes de la vida, al dolor tan oscuro de la pena, pero dicen que ya nunca fue el mismo, que añoraba cada instante de su musa, la sonrisa tan lorquiana de Isabel, la guitarra y las canciones de sus labios, con la Alhambra de Granada como fondo.
Porque la casa es un recuerdo permanente de la tierra que al final fue biennacida, agradeciendo al artista su talento, la grandeza hecha ‘Piedad’ del cementerio que es recuerdo de un oscuro pasado ignominioso, desleído por los gritos ya tardíos. Y desde su casa de maestro del bronce fue pensando una España diferente, con los hombres más puros por bandera, a pesar de lo difícil de su vida, recordando aquel joven brigadista, derrotado por los campos de concentración pero fuerte en ideales de concordia, no esperando ya nada de la vida, sólo paz y armonía entre las gentes,  que Eduardo no sabía de rencores.
La paciencia de los soles tamizada por el verde inmaculado de sus parras que recogen la sombra más fragante, pues las rosas se entremezclan en la casa, bien rodeado de figuras sin su firma, han sido esencia de su vida, que Eduardo fue cantero de ideario y la escultura una fuente entre sus manos. E Isabel, permanente, allá a su lado, si acudían los amigos de visita, en las mañanas, mediodías o las noches, cuando los trabajos permitían la templanza de un rato de descanso. La tertulia de risas protectoras, aplacaba soledades y tristezas, el recuerdo imborrable de Isabel, siempre la brisa de su nombre en la garganta y el acero del destino por castigo. Ahora, con la pena de su marcha, ya sólo nos queda la esperanza de este reencuentro ansiado largo tiempo. Que sus almas se unan para siempre y que el viento, ágil patrón de desamparos, nos traiga una amapola purísimamente escarlata que proclame la noticia de su dicha.

martes, 11 de octubre de 2011

GRAN ÉXITO DE LA EXPOSICIÓN DE CARLOS ALONSO EN CHINCHÓN.

El pasado sábado a las 18, 30 en la Casa de Cultura "Manuel Alvar" de Chinchón, tuvo lugar la inauguración de la Exposición: "Carlos Herrero: un poquito de su alma", que ha organizado Raúl Alonso, en colaboración con el Colectivo de Artistas de Chinchón. (Cach)


En la sala de conferencias se hizo la presentación del acto, que fue abierto por doña Luisa María Fernández, Alcaldesa de Chinchón que asistió acompañada por varios miembros de la Corporación Municipal.

A continuación intervino en nombre del Colectivo de Artistas de Chinchón (Cach), su vicepresidente don Manuel Carrasco, que hizo una emotiva reseña de lo que supuso la trayectoria de Carlos Alonso en Chinchón. De su intervención resaltamos estos párrafos:
"Pero lo que hoy nos ha traído aquí es otra figura también importante dentro de la panorámica cultural y artística de nuestro pueblo. Después, Raúl, nos va a hacer una semblanza más pormenorizada de lo que ha representado Carlos Alonso dentro del arte y de la cultura. Yo quiero resaltar que siempre estuvo dispuesto a colaborar en toda actividad que se promoviese en Chinchón.
A principios de los años setenta y con motivo de unas fiestas de la Misericordia, organizamos una exposición en el Centro Parroquial Santiago, en la que participamos todos los que entonces teníamos inquietudes artísticas en Chinchón. Recuerdo las esculturas de Carretero, las Cerámicas de Junquera, los mosaicos de Isabel, los cuadros de JavierVinader, las pinturas del Marques de Miraflores y de su esposa,  las primeras obras de Ángel Simón, las de Itziar de la Peña, las de Tito Lozano, y las de otros muchos, que ahora no recuerdo sus nombres, y también, las de Carlos Alonso. Entonces expuso su “Cesto con puntillas” que ahora podemos volver a ver en esta exposición, y sobre el que Raúl me pidió hiciese un pequeño comentario. Pienso que en este cuadro se pueden apreciar varias de sus cualidades: el detallismo, la sensibilidad, la paciencia, el esmero... cualidades como artista y cualidades como persona; como digo en mi comentario, en sus obras fue dejando “un poquito de su alma”.
Entre todas sus obras, quiero destacar el Plano de Chinchón que hizo en colaboración con Manolo Gómez-Zía, porque luce enmarcado, en casi todas las casas de Chinchón.
Y no puedo terminar esta pequeña introducción sin hacer una referencia a su faceta como periodista. En el año 1985 hicimos un amplio reportaje en vídeo, de las fiestas de Chinchón, en el que él hacía de reportero y yo de cámara. Lo estrenamos el día que se inauguró oficialmente su casa e la calle Benito Hortelano. Desgraciadamente lo hicimos en el sistema 2000 que ya quedó obsoleto y la cinta debe andar perdida por algún armario de mi casa.
También recuerdo su participación en las retransmisiones taurinas de Canal Plus, con Manolo Molés, y creo que fue suyo el apelativo de “Plaza Mayor del Toreo” que aplicó a la plaza de Chinchón.
 Pero sobre todo quiero recordar su gran labor al frente de la tercera época del Fuente Arriba, que editó la Agrupación de Amigos de Chinchón. Fue una labor difícil y delicada, que le supuso muchos disgustos  y, ¿por qué no decirlo?, algunas satisfacciones. Él siempre quiso mantenerse fiel a la verdad y ser ecuánime y ponderado, y  pretendió que la revista también lo fuese. Pero eran años difíciles, de cambios y confrontaciones y no todos estaban de acuerdo con mantener la imparcialidad, por lo que se granjeó alguna que otra enemistad, que él siempre trató de evitar.
Y para terminar, voy a recodar el último párrafo del artículo que escribí, precisamente en la revista Fuente Arriba, con motivo de su muerte:
“Amigo Carlos, compañero en la andadura de quijotes, tu familia y tus amigos seguiremos recordándote siempre, porque fuiste capaz de dejarnos algo de ti, a cada uno de nosotros. Te aseguro que cuando pase mucho, mucho tiempo, por ejemplo a finales del siglo veintidós, alguien se encontrará, puede ser que lleno de polvo y medio roto un libro titulado "Goya en Chinchón" y te hará revivir en su recuerdo”.
 Hasta siempre, Carlos.


En las fotos anteriores, dos panorámicas de la exposición en la Sala de exposiciones de la Casa de Cultura, a continuación, varias de las obras expuestas.


Si podéis, es mejor que os deis una vuelta por la Casa de Cultura de Chinchón , porque la exposición permanecerá abierta hasta el próximo día 16.

lunes, 10 de octubre de 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

EL ADIÓS DE MARILUZ ESCRIBANO A EDUARDO CARRETERO.

Publicado en el Diario Ideal de Granada el día 4 de octubre de 2011.


EL DARDO EN LA PIEDRA CONVERSACIONES BAJO EL ALMENDRO

En la prenoche del 3 de octubre, cuando todavía no se han encendido las candelas de las callejas pétreas de Chinchón, Eduardo Carretero se despide con una suave música de fondo, del tiempo, del sol que había mirado tantos días, multiplicados por años, mientras desaparecía en los ocasos, encendidamente rojo, tras los alcores  y de todos nosotros, sus amigos.
Con el corazón lleno de dardos certeros para la piedra, con una suave ternura para el barro y la madera, con una bronca resistencia al bronce que resultaba ser ineludible en muchas ocasiones. Hay un hermoso silencio vegetal  sobre el pequeño patio de Chinchón, porque Carretero se muere sin  dar ruido, sin que el cielo se estremezca con el canto de los pájaros tristes, con el silencio metálico de los automóviles y la majeza de los cipreses, tan granadinos ellos, tan oracionales.
Qué gran muerto, Eduardico, qué dura su soledad, qué tesón de trabajos, qué templanza para entender la vida, que resignada voluntad de pantera, qué amistad verdadera, qué desnudez ante el amor perdido, qué dificil nostalgia.
Veinticinco años sin poder nombrar a Isabel, muerta en 1985, aquella doncella de las mil músicas, cuya boca era canción y su mano ternura, su voz una profunda ráfaga de tierra y una brisa que cruzaba los cancioneros populares, el de Pedrell entre otros. Inseparables siempre en la vida difícil y atronadora del Madrid de los sesenta, jugando con el toro de la vida que era el trabajo escaso, una vida precaria y los amigos. Esos sí, abundantes y notables.
Ahora, inmóvil y frío, como un diamante purísimo, los amigos –muchos- te lloramos en la distancia sabiendo lo que hemos perdido, ese joyel de tiempos y tertulias que se abría en tu casa, esa naturalidad del que, genio, no sabe que lo es. O lo sabe y lo ignora.
Hay días en que a uno le crecen las lecciones entre las manos. Lecciones inesperadas, entre gentes imprevistas, palacios o heredades, suburbios o catedrales. Y así, un día de otoño del año 1986, me fui con Eduardo a pasear por las friísimas calles de Salamanca. Allí recibí, de sus labios, la más hermosa lección que aún recuerdo como regalo de cristal purísimo para mi vida. Estábamos contemplando las dos catedrales de la ciudad más alta y dorada de la que tengo noticia, cuando Eduardo me hizo detener para contemplar las esculturas del templo Viejo. Con una enfermiza delectación me dijo:”¿Ves toda esta maravilla en piedra? ¿Conoces a sus autores? ¿verdad que no?. Pues mira, yo soy un simple cantero como ellos.” Más lección de humildad es imposible, más convencimiento de la transitoriedad, incluso de la obra artística, inimaginable. ¡Cuántas veces le he censurado que no firmara las obras.¿”Para qué”, preguntaba, con total desistimiento.
Cinco obras suyas tengo en casa y ninguna firmada. ¡ Con qué rendimiento o resignación aceptaba el feroz trabajo del tiempo, el cristal quebradizo de la memoria que se enreda en los siglos!


La autora del artículo acompañando a Eduardo en la inauguración del Monumento en el Cementerio de Granada.

Todos los días en Chinchón se vestían de domingo. Las tertulias bajo el almendro, la parra virgen, el aéreo canto de los pájaros entre los cipreses y el chorrillo de agua cantarina sobre el lebrillo que remataba la yedra, nos hacían a todos, y a él particularmente, soñar con Granada, la ciudad que tardó en reconocer su gran valor, nunca puesto en almoneda de mercachifles del arte. Eduardo no se doblegó nunca ante cantos de sirena extraños, ni galeristas que, en muchas ocasiones, venden humo. Fue indeclinablemente fiel a sí mismo: un hombre sin ambiciones ni vanidades.
Su última gran obra, la Piedad, vino hasta Granada, en una fría mañana del pasado mes de febrero. Depurando sentimientos que lo acercaron siempre hasta lo humilde y desvalido, entendió que tenía que levantar desde sus manos un gesto de concordia y hermandad en una ciudad que sufrió tanto con la guerra incivil del 36. También  él padeció” hambre y sed de justicia” durante los años del franquismo. Lo que no fue óbice para que en sus últimos años de vida entendiera la bondad del gesto generoso, la aceptación de todos los atroces sufrimientos durante la contienda fratricida, la bondad del buen entendimiento, lo pernicioso de las rencillas diabólicas. Y fue así como dejó su mensaje en bronce oscuro que es, en definitiva, una dura ternura, una ambición de paz.
Ahora, cuando la noticia de su muerte invade los teletipos y los tabloides, muchos de nosotros nos hemos quedado huérfanos de un amigo. Un amigo que soportó con estoicismo mis juegos de infancia mientras intentaba apresar los rizos de mi pelo en la ternura de la  arcilla.

Marilúz Escribano Pueo