sábado, 17 de julio de 2010

LA BODA II "EL DESENLACE".9

Capítulo VIII: Sólo se vive una vez.


- Matilde, esta noche, te pones lo mejor que tengas... sí, sí.. incluido lo que te compraste en casa de mi amiga... no mujer, el camisón no...Sí, eso es... he quedado con un chico que conozco y se va a traer a un amigo... Paso a recogerte con el coche... porque vamos a cenar a la carretera de Burgos... luego a bailar un rato... y después... lo que salga...
- No sé si debo... además no tengo ánimos para meterme ahora en jaleos...
- ¿Quien habla de jaleos..? Vamos a cenar... a bailar... y a pasar un rato agradable con unos caballeros... que tampoco quieren ninguna clase de jaleos... Así que déjate de prejuicios trasnochados y empieza a arreglarte porque te queda menos de una hora....
El amigo del conocido de su amiga Carmencita se llamaba Daniel, tenía cuarenta y ocho años, divorciado y ejecutivo de un conocido despacho de asesoramiento fiscal. Su aspecto cuidado: traje impecable color azul, camisa de rayas finas con fondo rosa y corbata lisa de color salmón, peinado hacia atrás con gomina y una gafa pequeña con montura dorada...en su muñeca izquierda un "Maurice Lacroix" de oro no demasiado ostentoso...de hablar pausado y cuidados ademanes... bueno, el vivo retrato de lo que podría ser la antítesis de su, ya, exmarido...
Buen conversador... durante la cena se tocaron infinidad de temas... política...economía... teatro... música... cotilleos... ¡sabía todos los "secretos" de los famosos!
- No, no es cierto... el otro día Miguel... sí claro... Boyer... me lo desmintió personalmente....
- Pues yo había leido en "Diez Minutos"...
- No lo creas... no es cierto....
Además era un buen bailarín. Como a Jose no le gustaba bailar, a ella casi se le había olvidado... aquella noche... en sus brazos... volvió a sentir la agradable sensación de flotar en el aire como sustentada por las notas sensuales del bolero que interpretaba la orquesta...
Como su amiga estaba impaciente por volver a experimentar su capacidad multiorgásmica desapareció con su acompañante y Daniel se ofreció cortesmente para acompañarla a casa
- ¿Quieres que vayamos antes a algún sitio?...no quiero forzarte... lo que tu quieras...
Aunque, lògicamente, su amigo le había puesto al tanto de la situación de Matilde, en ningún momento hizo menciòn al tema y fue extremadamente delicado para no insinuar nada que pudiese , ni ligeramente, molestar a su acompañante.
- Gracias por todo, Daniel... hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien.. No te invito a entrar a casa porque están mis hijos durmiendo... de verdad, muchas gracias...
- No.., gracias a tí, Matilde... Eres un encanto de mujer... que no es fácil encontrar en los tiempos que corren... Te llamo cualquier día de estos...
Se había bajado del coche para abrirle la puerta... tomó su mano para ayudarla a salir... se la besó suavemente...y permaneció de pié hasta que ella cerró tras de sí la puerta de la casa...
Aquella noche se puso el camisón trasparente que ahora le sentaba infinitamente mejor y abrazada a la almohada le parecía flotar entre las nubes mientras una orquesta de violines dejaba escapar la tibia melodia de aquel bolero... y era como si él le dijese alla a lo lejos: "Si tú me dices: ven... lo dejo todo..."
Y ella de dijo "ven" a la semana siguiente y no es que él lo dejase todo... pero venir..sí vino. A la cena y al baile, en esta ocasión sin la anterior compañía, le siguió una copa de champagne en el apartamento de Daniel... en el que la calefacción tenía unos grados de más que invitaban a despojarse de esas prendas ahora tan molestas... con la tercera copa cayo también la falda y antes de la cuarta el sujetador descansaba en el respaldo de una silla...
Daniel, buen bailarín, conversador ameno e ingenioso, de refinadas maneras y de hablar pausado, en su quehacer amatorio era también... pausado. Sus prolijos cortejos más propios de un pavo real estaban empezando a desquiciar a la pobre Matilde, acostumbrada a la rápida fogosidad de Jose... lo de escrutar todos los rincones de su anatomía no estaba del todo mal... pero es que ya era la quinta vez que empezaba a acariciar el dedo gordo de su pie derecho y el maldito borde del sofá se le estaba clavando en la cadera...así que cuando él dió muestras de estar preparado para la culminación amatoria ella había perdido ya la cuenta de las veces en que su libido había tenido que iniciar la puesta a punto...
Ella para no desanimar a su lento pero animoso amante que daba muestras de una total complacencia consideró que sólo podría considerarse como mentira piadosa el simular un orgasmo prolongado donde sólo había habido una leve sensación placentera...sobre todo cuando pudo cambiar de postura y librar a su cadera del duro borde del sofá.
En el siguiente encuentro Daniel volvió a repetir lo de Miguel...Boyer...,claro está..., y que era mentira lo que decía "Diez Minutos"... le pisó una vez bailando un pasodoble y le confesó que no le gustaba bailar... demasiado... Cuando empezó con el ritual de las copas y las prendas... como a ella le dolía la cabeza cuando bebía champagne... no dudó en despelotarse de una vez y, obviando los preliminares, pasar a la ofensiva final con tal vehemencia que el amante pausado, aquel día, podría haber recibido el sobrenombre de "turbo-man", con gran disgusto por su parte porque siempre había sido partidario de alargar los momentos de placer, aunque reconocía que la experiencia había ganado en intensidad, es posible que, porque Matilde no había necesitado añadir demasiado teatro para hacer creible su climax.
El caso es que la tercera vez se espació un poco... y cuando, en la cena, Daniel iba a contar el categórico desmentido de Boyer - al que èl llamaba siempre Miguel - a las informaciones de las revistas, Matilde empezó a crearse un inoportuno dolor de cabeza que iba hacer imposible no solo el últerior baile, sino incluso, con todo el dolor, también de su corazón, la copa y el maraton erótico en el coqueto apartamento del ejecutivo en el que había un sofá poco confortable para los juegos amorosos.
- Hola, amor, soy Amparito...
- Hola, Amparo... ¿ son ya las cinco y cuarto ?... Perdona.... dime..
- No, que... hace ya una semana que no salimos... si quieres quedamos en tu piso....
- Es que hoy tengo trabajo atrasado...y voy a salir tarde de la oficina...
- Dime a la hora que vas a terminar, me paso a recogerte, y después tomamos algo por ahí.
- De acuerdo, te espero en la puerta de la oficina a las siete y media...
Jose ya estaba de Amparito hasta la coronilla... Y no sólo porque, si fuera por ella, tenían que salir todos los días, sino que le había llegado hasta pedir explicaciones de dónde iba cuando no quedaba con ella...Y estaba decidido a cortar por lo sano... A sus años no estaba dispuesto a que le mangonease nadie... y menos esa comehombres insoportable... ¡con lo mal acostumbrado que había estado durante toda su vida de no dar explicaciones a nadie..!
- Mira, Amparo, no estoy preparado para asumir el compromiso de una relación... reconoce que hace todavía muy poco tiempo de mi separación... mis hijos...en fin, te agradezco, no sabes tú cómo, los estupendos días que hemos pasado recordando los viejos tiempos... me gustaría conservar tu amistad... pero ahora... no... no me puedo comprometer...
Amparo era inteligente y sabía muy bien cuando debía abandonar una causa imposible... por otra parte, también se había convencido que el hijo del tendero, del que estuvo un "poquito" enamorada cuando era casi una niña, había cambiado tanto que era mejor guardar la romántica imagen de aquel jóven simpático, pícaro y dicharachero con el que su padre quería casarle...
- Jose, no sabes la alegría que me das. Mira yo también me he dado cuenta que lo nuestro no tenía futuro... pero no quería hacerte daño... así que me alegro de que tú también hayas llegado a la misma conclusión...
Ella, desde luego, lo que no podía admitir es que nadie la dejase tirada... ¡hasta ahí podíamos llegar..! Pero no quería romper del todo las relaciones, porque, en eso Jose tenía razón, hacía muy poco tiempo de su separación y es posible que su ofensiva hubiese sido algo precipitada y, a lo mejor, dentro de unos mesecillos....
- Nada, Jose, que me quitas un peso de encima... Vamos a celebrar que seguimos siendo amigos... yo pago la cena... y tu me invitas a una copa en tu casa... como despedida...
- Mira, Carmencita, simpático si es simpático, elegante... también y muy fino y educado... y ya sé que es un buen partido... y que parece que le gusto...pero es que es un poco "plasta"... y como amante... digamos que... lento... muy lento...
Y Matilde, ante el regocijo de su amiga, le contó detalladamente sus dos encuentros con "turbo-man".
- Pues el pobre no para de hacer elogios de tu sensibilidad y de lo bien que os compenetrais...
- Com-pe-ne-trar... com-pe-ne-trar... sí... pero muy despacio...
Y las dos amigas rieron con ganas cuando Matilde iba separando fonéticamente las dos primeras palabras de la frase mientras guiñaba el ojo a su amiga.
- ¿ Qué quieres que te diga ? Pues que tienes razón...que has tenido mala suerte... que para una vez que te decides a tener una aventura te encuentras con un estirado pedante... y además a cámara lenta...
De nuevo las dos amigas rieron divertidas...
-¡ Si es que el único placer fue quitarme del borde del sofá...!
- ¿Y tu crees que él se tragó lo de la simulación del orgamo...?
- ¡Totalmente..! ya sabes que estoy bien dotada para el teatro... además que ya tenía una cierta experiencia... para estimular el ego... del cerdo de mi ex, que después de no preocuparse demasiado de mí, tenía la desfachatez de preguntarme si me lo había hecho bien....
- ¿Sabes lo que te digo..?
Cuando su amiga decía ésto, Matilde se echaba a temblar...
- Te voy a presentar a un cubanito que conocí hace unos meses...
- ¿El de las seis veces...?
- Si, sí... ese... porque tú también tienes derecho... y además... sólo se vive una vez...

jueves, 15 de julio de 2010

LA BODA II "EL DESENLACE".8

Capítulo VII: Tengo que rehacer mi vida.


El 18 de septiembre, miércoles, a las doce de la mañana era el día fijado para firmar ante el Juez de Familia la demanda de divorcio, de mutuo acuerdo. Los abogados habían redactado los cuadernos particionales de la sociedad de gananciales y sólo faltaba el trámite formal de la firma en el Juzgado. Los letrados les habían preguntado si estaban totalmente seguros del paso que iban a dar y que aún era tiempo de rectificar, con la negativa rotunda por ambas partes.
A las once y treinta y ocho minutos Jose saludaba al Sr. Castillo que llegó en taxi a la puerta de los Juzgados. Quince minutos más tarde, en otro taxi, llegaban Matilde y su abogada.
Hasta que las dos mujeres no llegaron junto a ellos Jose no las reconoció... en realidad a la abogada sólo la había visto en una ocasión, pero Matilde... no... no podía ser... era cierto que no la veía desde hacía dos meses... pero este cambio...
Efectivamente en sólo dos meses a cualquiera le parecería increible el cambio que se había producido en esta mujer. No sólo eran los más de quince kilos que había perdido... ni el atrevido corte de pelo... ni el porte juvenil que le daban los pantalones de lino de un color azul pavo real y una blusa color turquesa semitrasparente que resaltaba los bordados del sujetador... ni esa gafa de sol a juego con su atuendo... ni el bronceado uniforme de todo su cuerpo... era... un no sé qué misterioso que emanaba de todo su ser... cualquiera que no estuviera al tanto de su situación podría haber dicho que era. la felicidad...
Pero no, era otro sentimiento mucho más fuerte... era el despecho y su deseo de venganza... Ahora se iba a enterar de lo que ella era capaz ...ese calvo grasiento...
Porque el aspecto de él era más bien deplorable...No le había dado tiempo a recoger el traje de la tintorería y tuvo que ponerse uno que se le había quedado un poco estrecho... porque una parte de los kilos que había perdido ella, se los había "encontrado" él... y es que ya se sabe... comiendo de restaurante y cenando bocatas... la camisa necesitaba un pequeño planchado y la corbata lucía una pequeña manchita que, desde luego, casi no se notaba si no te fijabas mucho...
Después de dar la mano a la abogada, hizo intención de acercarse a besar, a modo de saludo, a la que todavía era su esposa, pero ella le evitó con un "hola" distante sin variar el gesto serio de su cara, que sólo se dulcificó cuando tendió la mano al abogado. Aunque exteriormente ni uno solo de sus músculos lo delató, sí que sintió una íntima satisfacción cuando a su marido, sin poderlo remediar, se le escapó:
- Matilde, ese peinado te sienta muy bien...
Que ella sabía que, más o menos, podía ser la traducción de "qué buena que estás" y a lo que contestó con la total indiferencia del silencio.
- Si os parece vamos a subir, que al Juez no le gusta esperar...
Ninguno de los dos hablo. Los abogados hicieron los comentarios pertinentes y a indicación del señor juez se limitaron a firmar los documentos. Después se marcharon sin dirigirse la palabra... así de triste y de fria terminaba su...
Cuando llegó a casa estaba muy triste. Le conocía muy bien y sabía que le iba a costar mucho el superar el impacto que le había hecho su nueva imagen y su actitud de suficiencia y seguridad. Sabía que su ego machista iba a sufrir porque ahora no tenía ya tanta seguridad de que ella no pudiese conseguir otro hombre... Y estaba triste... muy triste... porque le había dado lástima de verle tan calvo... tan gordo y tran grasiento... Se miró al espejo y se vió más jóven, más guapa, más esbelta... se gustó... pero no estaba más contenta... hoy estaba, realmente, triste....
Y la rutina de la vida se fué instalando en sus quehaceres. José se involucró más, si eso era posible, en los asuntos de la empresa. Su carácter se había ensombrecido y había perdido lucuacidad. En la oficina apenas si dedicaba una palabra innecesaria a su secretaria quien, a simple vista, seguía manteniendo su alegre carácter en la relación con sus jefes y nadie había detectado ni el más mínimo de los cambios en su conducta a raiz del incidente que ninguno de los dos afectados tenían la menor intención de que fuese conocido.
Por su parte, Matilde, se convenció a sí misma que tenía que recobrar el tiempo perdido en la dedicación a sus hijos, y volcó todos sus recursos en atender hasta sus más leves deseos sin necesidad de que los llegasen a plantear.
Pepito, en un principio, vió complacido cómo empezaba a recibir de su madre un cariño nunca experimentado y su caracter pusilánime se empezó a reforzar, con lo que, si hasta entonces, era un niño insoportable, ahora había que odiarle por necesidad.
- Mamá, cúanto había echado de menos estas muestra de cariño que tanto me reconfortan...
- Sí, hijo, soy consciente que mi dedicación a la empresa os privó de la ternura que sólo una madre es capaz de dar... pero, pienso, Pepito, que ya va siendo hora que empieces a asumir un poquito de responsabilidad y a tomarte en serio tus estudios... porque es la tercera vez que repites curso...
Así que, pasados los primeros días de efusiones cariñosas, como los reproches empezaban a ser más frecuentes que los mimos, el "niño" empezó a sentirse menos cómodo con eso de tener a mamá tan pendiente de él.
- Digo, mamá, que casi era más cómodo cuando tú te dedicabas a trabajar y no nos hacías tanto caso.... ahora casi... me estás abrumando...
Con Margaritina era distinto. La niña siempre había tenido un carácter más fuerte y había asumido la situación con una mentalidad casi adulta. Aunque no tenía una información detallada de todo lo ocurrido sí conocía lo esencial y, a punto de cumplir los diecisiete años, no tuvo la menor duda en apoyar incondicionalmente a su madre.
- Mamá, todos los hombres son unos machistas y sólo piensan con los...
- Por Dios, hija... no digas ordinarieces... tu eres muy pequeña todavía y no debes decir esas cosas... además es tu padre... y le debes un respeto...
- Vamos, mamá... que ya soy mayor... y lo que quiero decir es que tienes toda la razón y que hay que dar un escarmiento, de una vez por todas, a esos cerdos...
- ¡Margarita!
- Bueno, vale... Pero tu, lo que tienes que hacer, cuando recibas los papeles del Juzgado, es olvidarte de mi padre, y buscarte un buen ligue...
- ¡Basta ya! Estas no son conversaciones para una niña con su madre....
Aunque, realmente, no era ésta la conversación más adecuada entre una niña de dieciseis años y su madre, aunque estuviese a punto de recibir la sentencia de divorcio, Matilde pensó que su hija podía tener razón, y que era el momento de empezar a plantearse una serie de cuestiones.... muy importantes.
Ella, aún, era joven, su aspecto, ahora, había cobrado un evidente atractivo y no había que renunciar a nada... Su situación económica se podía calificar de "estable" y, a lo mejor, era el momento de disfrutar de esos años, pocos, que le quedaban de madurez plena... Y ¿por qué no podría encontrar a un hombre que supiera apreciar todo esto y con el que compartir el resto de su vida..?
Jose había intentado encontrar entre sus antiguos amigotes algún acompañante para sus nuevas, y cada día más frecuentes, correrías nocturnas. Con Manolo no podía contar por el férreo marcaje a que era sometido por Adela después de los recientes acontecimientos acacecidos. Ni Justo, ni Evaristo... ni Rodrigo... bueno, nadie de sus antiguos conocidos estaban en la situación adecuada para acompañarle... Con lo que sus salidas terminaban indefectiblemente en excursiones solitarias de excesos etílicos... o sea, que la mayoría de las noches terminaba cogiendo una buena merluza....
- ¿Edgardo José...?
- Si, sí, soy yo...
- ¿No me conoces...?
No le podía conocer... Habían pasado treinta años... Si le llamaba Edgardo José debía ser, como mínimo, de la Universidad... y la voz femenina no tenía ningún acento especial...
- Pues, no... lo siento... pero no te conozco...
- Soy Amparito... Sí Amparo... la hija de Fausto el carnicero... que tenía el puesto junto al de tus padres...
Efectivamente, era Amparo... la que había celebrado la boda en el Melía... y con la que había salido varias veces antes de conocer a Matilde...
- Pues nada, que me encontré el otro día con tu madre y me contó lo tuyo... y como yo en eso soy una experta... porque también me separé hace dos años... me dije: voy a llamarle, nos vemos y recordamos los buenos tiempos...
- Pues no veas la alegria que me da el que te hayas acordado de mi... porque ya sabes que en estas ocasiones se necesita a los amigos...
Quedaron a tomar una copa en la cafetería del Eurobuilding a las siete de la tarde de ese miércoles. Aunque había pasado tanto tiempo los temores de Jose de no reconocerla eran infundados. Amparito había conservado su cara juvenil y un cuerpo que no representaba los cincuenta y cinco años que ya había cumplido. Lucía un traje chaqueta de entretiempo, color gris claro; su larga melena castaña, muy cuidada, con mechas más claras, dulcificaba las facciones de aquella mujer que, sin duda, estaba acostumbrada a dictar órdenes terminantes que esperaba ver cumplidas sin dilacción...
- Hola, Jose...¿ es así como ahora te llaman todos, verdad..?
- Hola, Amparo...
Lo de "Amparito" le pareció demasiado para dirigirse a aquella mujer expléndida y tan segura de sí misma.
Se acomodaron en una mesa junto a uno de los ventanales que daban a la calle. Empezaron recordando los buenos tiempos de su primeros años de juventud... sus "casuales" encuentros en el mercado... aquellas primeras salidas a la discoteca... las bromas de sus padres que hablaban de casarles... y de la aparición de Matilde... de cómo ella había encontrado a su "príncipe azul" y que después de los años había descubierto que ni era "príncipe" ni "azul" sino más bien "rojillo" y que sòlo estaba interesado por la carnicería de su padre... y de cómo pasa la vida... y de los hijos - ella tenía dos parejitas - y de cómo ella, después, se había hecho cargo del negocio familiar... y de lo dificil que es para una mujer tener a raya a los empleados... y lo sola que se encontraba porque sus hijos eran unos egoistas y sólo les interesaba vivir bien... y de la buena posición económica que ambos disfrutaban gracias a su esfuerzo...y de lo bien que se lo estaban pasando recordando aquellos tiempos... y de lo buena que estaba ella... y de lo bien que le sentaba aquella chaqueta sastre... y de lo finas que tenía las manos
Una hora más tarde, ya en la habitación del quinto piso del mismo edificio, él seguía alabando su figura... el fino torneado de sus piernas...la sedosidad de su pelo... y la turgencia de esos pechos que más parecían de una chica de treinta años...
Luego... la verdad es que ninguno de los dos quedó demasiado satisfecho de esta primera experiencia aunque, por supuesto, ninguno de los dos lo manifestó, sino, más bien, todo lo contrario y se prometieron que se tenían que volver a ver para repetirlo..
A partir del día siguiente, todos las tardes, indefectiblemente a las cinco y quince, sonaba el móvil de Jose:
- Hola, amor, soy Amparito...
Aunque en los encuentros posteriores habían logrado una mayor gratificación sexual y para ella hubo, incluso, el descubrimiento de sensaciones antes no experimentadas que reforzaron el sentimiento machista de él; a las pocas semanas, el constante acoso a que le estaba sometiendo empezò a debilitar la primitiva sensación de satisfacción que este aventura había obrado en nuestro protagonista.
- Es una buena chica - pensaba - que ha tenido mala suerte, como yo, a la hora de encontrar pareja... Es verdad que tiene carácter... no como la panoli de Matilde... tiene buen tipo... aunque ahora tambien Matilde ha cambiado mucho.... sabe lo que quiere y no le importa tomar la iniciativa... debe de tener buena posición porque el negocio de Fausto era bueno y ella parece que lo está llevando bien... en la cama no es mogigata y acepta las "innovaciones"...Claro que, las dos parejitas...No sé...Y además es tres años mayor que yo.. No sé... No sé...Pero, desde luego, con Amparo... o con otra... tengo que rehacer mi vida....

miércoles, 14 de julio de 2010

"EL SONAMBULO" EN EL TEATRO MUNICIPAL LOPE DE VEGA de CHINCHÓN


Cáritas Parroquial de Chinchón organiza la obra de teatro “El Sonámbulo”, de Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández, que protagoniza el grupo de CHINCHON “Luz y Sal”. La obra es de carácter benéfico y los fondos serán destinados a un proyecto específico en África.

HORARIOS Y DIAS DE REPRESENTACION
El pasado viernes día 9 de julio se estrénó esta obra, y se repitió el sábado día 10, pero no os preocupéis puesto que se volverá a representar la próxima semana:
Viernes día 23 de Julio a las 22.00h
Sábado día 24 de Julio a las 21.00h

Precios: Butacas y Palcos preferentes - 6 euros . Resto - 5 euros

QUE ES EL GRUPO LUZ Y SAL
(Cáritas Parroquial de Chinchón)

Un proyecto que pretende recordarnos a todos que formamos parte del mundo y que cada cosa que hacemos tiene una repercusión en él. Un proyecto que quiere tener presentes a los más necesitados.
¿Cuál es nuestra finalidad?
En este caso, las Hijas de Cristo Rey, requieren nuestra ayuda para el Centro del Sida P.Gras en Kaffrine (Senegal). Se necesita dotar al centro de medicinas y diversos servicios para que los enfermos puedan ser atendidos de manera adecuada. Este proyecto tiene un coste de 3.000€. Para que se pueda llevar a cabo hemos contado con numerosas actividades mediante las cuales hemos ido recaudando fondos. Ahora llega la hora del teatro, y todos unidos podremos hacer realidad este propósito.
Las dos fotografías las he cogido "prestadas" del blog de JAVIER RODELGO, que os recomiendo visitésis en "CHINCHÓN A TRAVÉS DEL OBJETIVO" para admirar todo el reportaje que ha hecho de la obra, y seguro que viéndolo no podéis resistiros a ver la obra.

martes, 13 de julio de 2010

LA BODA II "EL DESENLACE".7

Capítulo VI: Los hijos, ¿son bienes gananciales?


- Vamos por partes, tu tienes toda la razón y no tienes que renunciar a nada...
Efectivamente, la abogada era un encanto y se le veía buena persona, así que no le costó demasiado trabajo el contarle "con pelos y señales", como ella dijo, todo lo ocurrido.
Su planteamiento era claro: Sólo él era el culpable y además había admitido su adulterio. Por lo tanto, ella no debía de abandonar, por ningún concepto el domicilio familiar; no entrar al trapo en las posibles provocaciones de su marido, y para cualquier planteamiento remitirle a la abogada; debía mostrarse más cariñosa y complaciente con los niños, incluso si se aprovechan para conseguir lo que antes les había negado; nada de aventuras amorosas, ni siquiera salir sola con nadie del sexo masculino, disponer sólo del dinero de su cuenta corriente y no tocar para nada el saldo de la cuenta en común; y sobre todo, muchas discreción y absolutamente prohibido comentar nada de lo que hablasen entre ellas.
- Y ahora, vamos a hacer un inventario de todo lo que teneis...
- Pues, el chalet de Rivas, un apartamento en Gandia, el piso que compró él cuando era soltero...
- Pero que terminasteis de pagar despues de casaros, ¿no?... pues tú también tienes derecho a una parte...
- Mira, si yo no quiero aprovecharme.
- Tu harás lo que yo te diga... tienes derecho y ya te he dicho que no vas a renunciar a nada... Sigue...
- Los coches, los muebles... y, bueno, la empresa...
- ¿Tu conoces bien la situación de la empresa?
- Por supuesto, he llevado hasta ahora la administración...
- ¿Tendrás información contable?
- Sí, claro, guardo en casa todas las copias de seguridad desde el principio, tanto de la contabilidad oficial como de de la contabilidad "b"...
- Eso nos facilita muchos las cosas... Y ¿como está dividido el accionariado
- Mi marido... bueno... él tiene el 25%, yo otro 25% y el otro 50%, Manolo y Adela.
- Esto lo tenemos que estudiar con más calma... ¿tu piensas que los otros socios se podrían aliar con él para dejarte a tí a un lado?
- Hombre, en un principio creo que no... sobre todo Adela... pero Manolo es amigo suyo de toda la vida y en un caso así...¡cualquiera sabe...!
- Debes llamar, oficialmente, al Director General de la Empresa para decirle que, en tanto no se aclare tu situación, vas a interrumpir tus funciones... ¿no habrá problemas con esto?
- No, no creo, Julio, el contable se puede hacer cargo del trabajo con la supervisión de Adela, que conoce bien todos los asuntos...
- Déjame que estudie todos estos datos, voy a intentar valorar los bienes y cuando tenga todo preparado te llamo y nos vemos de nuevo...
- Gracias por todo, Araceli... eres un encanto...
- Y no se te olvide, silencio y, por ahora, nada de aventuras ¿eh?
La entrevista de Jose con el Sr. Castillo, tuvo un desarrollo muy similar. Tenía el abogado casi su misma edad y era un buen conocedor de las debilidades humanas.
- Mira Jose, tenemos que aceptar que presenten la petición de separación alegando tus infidelidades, así que considero que sería mejor hacer un planteamiento de separación de mutuo acuerdo con lo que nos evitamos tiempo y dinero... bueno, si es que tú realmente quieres separarte..
- Sí, sí, yo me quiero separar... ¡se va a enterar esta de lo que es bueno..! Y además quiero que ella sólo se quede con lo imprescindible... como decía aquel entrenador argentino "al enemigo: ni agua".
- Comprendo que ahora estés ofuscado y dolido, pero estos sentimientos no son buenos consejeros... así que me quedo con todos los datos de vuestro patrimonio, estudio la situación... y te llamo...
- Hay que solucionar esto cuanto antes, porque así no se puede vivir...
- Se me está ocurriendo una cosa... Según me has dicho, tú tienes un piso vacio... ¿por qué no te vas a vivir allí tú sólo y así evitais esa dificil convivencia que sólo os va a proporcionar tensiones innecesarias... y puede que hasta algún altercado..? Así los dos tendríais el alejamiento necesario para ver vuestra situación con una cierta perspectiva...
La idea del abogado no le pareció mal del todo. Tenía razón; con poner una cama, un par de sillones y una mesa, como la cocina y el baño estaban instalados, era suficiente para arreglarse durante una temporada... y si se ponía algo a tiro... hasta se podía usar de picadero...
- Pepito, dile a tu madre que quiero hablar con ella...
- Papá, por favor, no me debes mezclar en vuestros problemas, porque ya sabes que todo esto me hace sufrir y puedo caer en otra crisis de ansiedad.
- Vaya por Dios... ¿es que vas a servir alguna vez para algo?
- ¡Qué injusto eres! Ya dijo el doctor que teníais que comprenderme, que mi carácter era débil y necesitaba mucha comprensión...
- Lo que tú necesitas es otra cosa... pero bueno... Margarita, hija, puedes decir a tu madre que necesito hablar con ella...
- Yo últimamente estoy muy sorda y casi no oigo nada... pero creo que, desde hace unos días, para hablar con ella hay que ponerse en contacto con su abogada...
Matilde que había asistido, complacida, a la escena, intervino:
- Hija dile a tu padre que diga lo que quiera decir, pero sin enrollarse...
- Sólo quiero que sepais que me marcho a vivir fuera... me llevo la cama de la habitación de invitados, el tresillo viejo, la mesa y las sillas de la bodega... si quereis saber mis señas... se las preguntais a mi abogado.
El Sr. Castillo tenía razón; para Jose y Matilde fue beneficioso el distanciamiento. El no tener que verse a diario les permitió relajarse y les permitió ver "su" problema con más frialdad.
Jose, por su parte, se estaba adaptando bastante mejor de lo que pensaba a su nueva situación, incluso se había atrevido a freirse unos huevos en un par de ocasiones y había aprendido a "desenlatar" unos callos a la madrileña que le "salían" buenísimos.
Todos sus problemas le habían casi hecho olvidar sus "juegos" con Gloria que desde que trascendió lo de su separación había mantenido un distanciamiento respetuoso que él había agradecido. Pero consideró que ya era hora de retomar la "tarea" que habían dejado a medias y aquella tarde se las ingenió para volver por el despacho sabiendo que ella se había quedado a trabajar, aunque sabía que su socio también se iba a acercar por la oficina cuando terminase una comida con un representante de la Comunidad y habría que darse prisa.
- Hola, Gloria, tú siempre trabajando.
- Hola, Jefe... Ya ves, a ver si termino estos papeles antes de irme de vacaciones.
- ¿Cuando te marchas?
- Pero si ya lo sabes, la semana que viene...
- Disculpame, es que, como sabes, estos días han sido muy ajetreados...
- Sí, ya me he enterado... y lo siento...
- Bueno... nunca se sabe... por cierto, ¿sabes que vivo solo en un piso de soltero?
- No, no lo sabía...
Mintió, mientras le miraba fijamente, como animándole a seguir, y aprovechaba para retirarse el pelo de la cara y así dejar totalmente despejada su explédida delantera.
- Pues cuando quieras te lo enseño...
- ¿Es tan bonito?
- Si tu vienes... entonces sí que estará bonito... porque ahora le faltan los detalles que sólo puede dar una mujer... así que me podías ayudar a decorarlo...
Estaban hablando delante de la mesa de trabajo. El permanecía de pie, enfrente de ella que seguía sentada ante el ordenador, él no se preocupaba en disimular su interés por escudriñar lo más profundo de su escote, lo que a ella no parecía importarle demasiado.
- Si yo no soy decoradora... y además tengo muy mal gusto...
- Eso no tiene mayor importancia... porque si tu quieres... como dentro de poco voy a ser "soltero"... Si lo pones a tu gusto... incluso... lo podríamos compartir....
A Gloria le cambió el semblante. Se puso seria... pero conservó una cierta pícara dulzura en su voz.
- Jose, por favor... yo creía que éramos amigos... Ya te dije que si había que jugar... jugábamos... pero sin compromisos... Si un día se pone a tiro y echamos un polvo... pues muy bien... pero yo no quiero jaleos..
Como él intentó hablar, le tapó los labios con la punta de sus dedos y continuó:
-Calla, por favor, no hables y escúchame... Si ahora nos liamos, ¿cuanto va a durar?... unos meses... un año...¿y después?... después, yo perdería mi puesto de trabajo y tu me olvidarias... con lo que, al final, íbamos a salir perdiendo los dos...
- Pero, Gloria...
- Que no, de verdad, Jose... vamos a dejarlo...
Se levantó, se acercó a él, lo atrajo hacia sí cogiéndole por la cintura y le besó suavemente en los labios:
- Ademas, cariño, no eres mi tipo.
Aquella noche en el dormitorio de aquel piso que había comprado cuando todavía estaba soltero y que había sido el hogar de su familia durante los primeros años de matrimonio, a Edgardo José, al que ahora todo el mundo conoce por Jose sólamente, se le habían roto muchos de los esquemas que habían estado vigentes durante toda su vida... Su mujer quería separse de él... y sólo porque había tenido alguna aventurilla sin importancia. Su hijo era un inútil del que no podía esperar ninguna clase de ayuda. Su hija, aunque aún era demasiado pequeña, sólo le demostraba desprecio... y una chica, que no tenía donde caerse muerta, le había rechazado olímpicamente...a él... y con tanta elegancia que ni siquiera podía enfadarse con ella...
Se miró al espejo del cuarto de baño y esa noche, por primera vez, se vió viejo, gordo, feo y calvo... posiblemente esta noche había empezado a ver la realidad... y no se gustó.
Matilde, por su parte, inició una vida tranquila y relajada ya que sólo tenía que ocuparse de atender a sus hijos... bueno, prepararles la comida y poco más, porque prácticamente no pisaban por casa. Ella se pasaba las horas muertas tumbada en el césped de la piscina y como no tenía mucho más en qué pensar y todos los disgustos de estas últimas semanas le habían hecho perder el apetito, aprovechó para tomarse totalmente en serio lo de la dieta con unos resultados espectaculares no conseguidos, ni por asomo, anteriormente. Había perdido ya diez kilos. La cremas - carísimas - que le habían recomendado en la farmacia también habían ayudado a reducir varios centímetros su contorno y los benéficos rayos de sol también habían contribuido al increible cambio de imagen que estaba experimentando, sobre todo cuando se atrevió a cortarse el pelo y teñírselo de rubio platino. Si bien, prácticamente, nadie estaba siendo testigo de esta transformación ya que, siguiendo los consejos de su abogada, había procurado reducir al máximo su vida social.
Unos días después, le llamó su abogada que fue la primera sorprendida de la expléndida transformación de su clienta.
- No veas lo que me alegro de verte tan bien...
- Pues no creas, la procesión va por dentro... hay días que no paro de llorar...
- Eso es lo único que no debes hacer, además te he llamado porque tengo buenas noticias...
- ¿De verdad?, cuéntame...
- Me ha llamado mi colega, el abogado de tu marido... saben que no tienen nada que hacer si planteamos una separación por adulterio... y nos proponen una separación de mutuo acuerdo...
- ¿Y eso qué quiere decir?
- En la práctica, que pongamos nuestras condiciones y que no tienen más remedio que aceptarlas.
- Ya sabes que yo no quiero aprovecharme...
- Tu harás lo que yo te diga... Mira, vamos a pedir el chalet de Rivas y para él el piso pequeño y el apartamento de Gandía..
- ¿El apartamento es para él..?
- Bueno, podíamos poner que te reservas el derecho de utilizarlo dos meses al año...
- A elegir...
- Sí, a elegir cada año... El coche grande para él y el pequeño para tí, pero te tiene que compensar con tres millones de pesetas....El dinero restante, a medias, claro está...
- Claro...
- Y ahora viene lo más delicado... Tu 25% de las acciones tiene un valor relativo... porque si ellos quieren, dejan morir la empresa , montan otra y tú te quedas sin nada...
- ¿Y qué podemos hacer?
- Yo he pensado que podríamos conseguir un acuerdo, con la aceptación formal también de los otros socios en el que tú te comprometes a mantener las acciones y a cambio ellos se comprometen a pagarte 3.000 Euros al mes, con el incremento anual del IPC, en concepto de contrato laboral como asesora, con una claúsula de rescisión de contrato de 200.000 euros. Luego, es problema de ellos liquidar estas cantidades a tu marido... que tendrá, además, que aportar otros 1.000 Euros mensuales en concepto de manutención de sus hijos... ¿Qué te parece..?
- A mi me parece bien... pero cómo podemos garantizar que ellos van a cumplir...
- No te preocupes... yo me encargo de redactar los documentos pertinentes...
Una semana después se entrevistaba Jose con su abogado para conocer las propuestas que había recibido de la abogada de su mujer.
- ¿A tí, como abogado, ¿qué te parece?
- Normal... podríamos oponernos a los dos meses de utilización del apartamento de Gandía... pero pienso que no merece la pena... lo que tienes que plantear en la empresa es el tema del contrato laboral y la claúsula de rescisión, etc, etc...personalmente creo que se han pasado un poco al plantear las cifras...
- ¿Un poco...? Eso es una barbaridad... Lo de los 3.000 euros al mes, no me parece mal... pero no como remuneración a un contrato laboral y, por tanto, nada de claúsulas de rescisión... incluso los mil euros de manutención se me hace poco... porque, tengo una curiosidad...los hijos...¿son, también, bienes gananciales...?

lunes, 12 de julio de 2010

¡¡¡CAMPEONES DEL MUNDO EN LA PLAZA DE CHINCHÓN!!!

En la plaza de Chinchón también vivimos el triunfo de España en el Mundial de Futbol.
Mañana volveremos a pensar en lo de siempre, pero hoy, vamos a disfrutar que:
ESPAÑA HA SIDO CAMPEONA DEL MUNDO DE FUTBOL
Os dejo algunas einstantáneas del ambiente en la plaza de Chinchón, durante el partido del mundial.

ESPAÑA: 1 - HOLANDA: 0


¡¡¡CAMPEONES DEL MUNDO!!!


MI HOMENAJE A LOS QUE CONSIDERO
PRINCIPALES ARTÍFICES DEL TRIUNFO EN ESTE MUNDIAL.

domingo, 11 de julio de 2010

LA BODA II "EL DESENLACE".6

Capítulo V: Habla con mi abogada.


Habían pasado dieciocho días. Matilde no había vuelto a la Oficina. Si en un principio fue difícil para Jose explicar a sus socios, de una forma medianamente convincente, la inverosímil huida del Parador, en estos días se le habían agotado las excusas para justificar el abandono del trabajo de su mujer.
En casa la situación no era mejor. Su hijo encontró la justificación ideal para caer en una profunda depresión que le impidió presentarse a los últimos cinco exámenes del curso, con lo que evitó cosechar cinco suspensos más. Margaritina no dudó ni un momento aliarse con su madre y cada vez que se cruzaba con su padre miraba de forma patente hacia otro lado para no dirigirle la palabra. Los tres primeros días habían dormido en la misma cama. Aquello sí que era todo un ejercicio de equilibrios para conseguir no rozarse, sobre todo porque el colchón, con el peso de ambos, ya había cedido lo suficiente para formar una depresión central donde, inevitablemente rodaban si no permanecían fuertemente asidos a los respectivos bordes. Al tercer día de no pegar el ojo, Matilde se negó a que siguiese durmiendo en su dormitorio, sacó del armario todos sus trajes, sus camisas y su ropa interior y los trasladó al armario del cuarto de invitados donde Jose no tuvo más remedio que dormir desde aquel mismo día.
En todo este tiempo le había dirigido la palabra una sola vez:
- Si quieres comer, te lo haces tú... Ah, y la ropa que te la lave tu madre o la llevas a una lavandería...
Aunque nunca había sido muy dado a tomar decisiones y siempre había necesitado el último empuje de alguien para decidirse, en esta ocasión no tuvo más remedio que asumir la responsabilidad de informar él mismo de la situación.
- Manolo, tengo que hablar contigo.
Pasaron a su despacho y cerraron la puerta, con lo que todo el personal de la Oficina, incluida Adela, afinaron disimuladamente el oido, para ver si lograban oir algo.
- Matilde y yo nos vamos a separar.
- ¡Hombre, nunca será para tanto... me figuro que, todavía, habrá remedio.
- No..., no creo que ya sea posible...
- Entonces lo del Parador... ¿Se puede saber lo que pasó en realidad...? Por que lo de la llamada de la niña y que no quisisteis molestarnos... era un cuento,¿ verdad?
En la estrategia que había preparado no se contemplaba la posibilidad de bajar a los detalles de lo que realmente había ocurrido.
- Efectivamente... pues nada... cosas de mujeres... que se ponen histéricas...Y todo porque me sacó que en alguna ocasión había tenido alguna aventurilla...
- Pareces memo... ¿no sabes que eso hay que negarlo siempre...?
- Si ya lo sé... pero el vino, el anis... los güisquis... no sé... que me cogió en un día tonto... El caso es que se ha emperrado en que quiere el divorcio y como es más terca que una mula, mucho me temo que no se le pueda hacer cambiar de opinión.
- Pues eso sí que puede ocasionarnos problemas en la empresa.
- Por eso te lo he querido comentar a tí el primero.
- Ella tiene el 25% de las acciones ¿no?
- Sí, pero con eso no puede hacer nada... siempre que nosotros estemos de acuerdo.
- Y siempre que Adela no se ponga de su lado... claro.
- ¿Qué pasa, que vosotros también teneis problemas?
- No, no, pero nunca se sabe, tal y como ahora están las mujeres...
- Podríamos hablar con Adela, al fin y al cabo ella es abogada.
- No, es mejor que, antes de nada, consultes con un abogado experto en temas de separación... espera... tengo aquí en la agenda el nombre de uno que me dijeron que era muy bueno...aquí está... toma nota...Jesús Castillo, teléfono 91.456.00.90... llámale cuanto antes, que con las cosas de comer no se juega...
- Hoy mismo le llamo.
- Oye... que si podemos hacer algo Adela y yo... para eso están los amigos...
- Ya lo sé.... muchas gracias... díselo tu a Adela... a lo mejor ella...
El segundo paso era informar a sus padres. Estaban algo mayores y sabía que les iba a afectar mucho la noticia, pero prefería que la conociesen directamente por él. Llamó por teléfono a su madre para decirle que iba a comer con ellos.
La intuición de madre le decía que algo debía de pasar porque era la primera vez en veinte años que su hijo le llamaba para ir él solo a comer en un día de diario. Así que antes de servir el segundo plato le preguntó abiertamente:
- Algo pasa,¿ verdad?, hijo.
- Sí, mamá... que Matilde y yo estamos pensando en separarnos...
- ¡Qué disgusto..! ya sabía yo que algo no iba bien... pero, ¿qué ha pasado?
- Pues pasar, pasar... no ha pasado nada... que Matilde está con la menopausia... está que no hay quien la aguante... y además no deja vivir a los que estamos a su alrededor...
- Vamos, hijo... ya sabes lo que yo pienso de ella... siempre ha sido una niña consentida y una nulidad para su casa... pero eso era así desde hace veinte años... no me vayas a decir tú que no te has dado cuenta hasta ahora..
El señor Pepe, o sea, don José Federico, es decir, su padre, era un mero espectador. Desde que se había jubilado sólo hablaba lo imprescindible para pedir lo que necesitaba, y es que, como él decía, bastante había hablado durante toda su vida para dar palique a las clientas. No obstante, haciendo una excepción, puntualizó:
- O sea, que toda la culpa la tiene ella... tú, un santo... y ahora un martir...
- Bueno, papá, yo no soy un santo... es posible que me haya corrido alguna juerga que otra...pero nada serio... eso ya lo hacía cuando era soltero, ella lo sabía y se casó conmigo...
Asunción había hecho mentalmente un rápido análisis de la situación y su instinto maternal captó inmediatamente por dónde podrian venir los problemas.
- Y mis niños, ¿lo saben ya?... ¿cómo está mi Pepito?
- Sí, mamá, lo saben ya... y Pepito está mal... tú le conoces mejor que nadie... no quiere hablar... y ha perdido los últimos exámenes del curso... La niña se ha aliado con su madre y no me dirige la palabra...
Los filetes de ternera con patatas fritas se estaban congelando en los platos, pero ninguno de los tres podían seguir comiendo. La abuela, entre sollozos, no paraba de lamentarse de la situación de sus nietos... principalmente de Pepito, porque ya se sabía que la niña tenía muy mala leche y estaba segura que en el fondo disfrutaba con estas cosas.
- Digo, hijo, que esto no puede quedar así. Tú, aunque no tengas la culpa... que, como dice tu padre, alguna tendrás, le vas a pedir perdón, la vas a prometer que ya no habrá más juergas... que estás dispuesto a hacer todo lo que ella diga... pero, ante todo... teneis que seguir juntos... ¡qué iban a decir las vecinas...!
Por su parte, también Matilde había iniciado la fase de información. La primera en enterarse de lo ocurrido fue, como siempre, su amiga Carmencita, que lamentó sinceramente que su aportación a la estrategia no hubiese tenido los resultados previstos. No obstante, le reiteró que desistiese de tomar medidas drásticas... que era mucho mejor aceptar el "status" y aprovecharse de las circunstancias... que un marido con mala conciencia era el marido más condescendiente... y que si necesitaba "jaleo" y no quería saber nada de su marido... ella le proporcionaba toda la materia prima necesaria... y de excelente calidad.
Para informar a sus padres, pensó que era mejor hacerlo directamente y se presentó sin avisar. Sólo estaba su padre, porque Margarita había ido a unas clases de cerámica en la Junta de Distrito. En el fondo se alegró, porque siempre se había entendido mejor con su padre a la hora de hablar cosas serias... Además era menos cotilla que su madre y no le iba a tener que pormenorizar demasiados detalles.
- No sólamente me ha estado engañando durante toda la vida... y no una vez... ¡tuvo la desfachatez de decirme que muchas!... sino que me ha insultado gravemente... se ha reido de mí y me ha despreciado... y eso yo no se lo consiento a nadie...
- Comprendo que ahora estes indignada... pero debíais daros un tiempo, ambos, para reflexionar... Es muy importante la decisión que teneis que tomar y atañe también a otras personas... Pero ya sabes que yo siempre he defendido que cada cual debe ser coherente con su conciencia y si al final decides separarte, sabes que siempre nos tendrás a tu lado...
Cuando se marchó su hija, a Inocente se le humedecieron los ojos porque últimamente, desde la última revisión médica de Margarita, estaba bastante sensiblero, pero se repuso rápidamente y empezó a pensar cómo decírselo a su mujer para que afectase lo menos posible a su delicado corazón.
A Adela la llamó por teléfono a su casa, porque no quería llamar a la oficina y quedaron a tomar café por la tarde. Después de sus confidencias en la piscina del Parador a ella le podía contar todo lo que había ocurrido aquella noche...
- Y me llamó hipopótama y saco de patatas, y ofreció darme una lista con los nombres de todas sus conquistas....¡qué vergüenza! ¡qué humillación!...Eres a la única que me he atrevido a contarle todo lo que ocurrió... ¿Tu crees que no tengo razón ...?
- ¡Qué cerdo... claro que tienes toda la razón del mundo..! La verdad es que tuviste agallas aquella noche y se lo hiciste pasar fatal... a la mañana siguiente, cuando le dijeron en recepción que te habías ido por la noche, no acertaba a dar una explicación coherente a lo ocurrido... pero, desde luego, se merecía eso y mucho más...
- Adela, también te he llamado para que me aconsejes alguna abogada matrimonialista que tu conozcas...
- Sí, me figuraba que me lo ibas a preguntar y te he traido una tarjeta de una compañera de carrera que además de ser muy buena profesional es una excelente persona, se llama Araceli Carrasco y tiene el despacho cerca de la oficina; llámala, le dices que vas de mi parte y ya verás lo bien que te atiende..
Cuando aquella noche, ya tarde, llegó Jose a su casa, Matilde, con mejor aspecto que los últimos días, leía una revista delante de la televisión.
- Matilde, por favor, tenemos que hablar...
- Yo no tengo nada que hablar contigo... para cualquier cosa que quieras...habla con mi abogada.