sábado, 14 de marzo de 2009

UNA RECETA CONTRA LA CRISIS, POR GONZALO JIMENEZ

Gonzalo Jimenez era un poeta. Murió ya mayor por el año 1986, cuando se quedó ciego y ya no podía leer; tenía 76 años.
Cuenta en sus poemas que su familia era pobre y tuvo que empezar a trabajar desde muy pequeño. Había aprendido a leer y su escuela fue la vida y sus lecturas. Después empezó a escribir versos y a contarnos sus vivencias.
Muchos años después, su nieto recogió todos sus poemas en un pequeño librito para regalárselo a su padre y así se han librado del olvido.
También encontré algunas poesías suyas en la publicación "VIDA", una hoja mensual de los jóvenes y aspirantes de Acción Católica de Chinchón, del que se editaron sólo seis números, de enero a junio de 1950.
Algún día os contaré algo más sobre esta publicación, que un grupo de jovenes de Chinchón se atrevieron a publicar en aquellos años, tan poco propensos a estas aventuras editoriales.
Pero volviendo a las poesías de Gonzalo Jimenez, hoy os voy a mostrar una que aunque está escrita hace casi sesenta años, parece muy adecuada para estos tiempos de crisis.
El la tituló:

EQUILIBRISMO.

Yo no tengo madera de humorista
ni he estudiado otro arte en ningún libro,
pero voy a demostrar que soy artista,
si se trata de guardar el equilibrio.
Soy obrero del campo o campesino,
y gano diez pesetas a diario
hay muchos que siguiendo mi camino
“disfrutan” como yo de igual salario.
El pellizco primero a esas pesetas,
se le dan en la panadería;
si hay cuatro de familia, dos libretas
es el pan que se come cada día.
Al tendero le han dado ya la fama
de que todos los géneros los sube
y es verdad, pues que yo muchas mañanas
se me queda el almuerzo allá en las nubes.
Pero por fín, si los cuatro de la casa,
almuerzan unos higos: ¡hay, que ricos!
se le quita al jornal otro pellizco
y luego “pa” comer... ¡a ver qué pasa!
Aunque el menú no admite discusiones,
pues señores... ¡llevamos una racha!
aquí si que no existen variaciones
porque todos los pobres comen “gachas”.
No quiero decir nada de la cena,
ya que de mí os íbais a reir;
sólo diré que allá por Nochebuena
es cuando mi mujer se “hincha” a freir.
El médico, la luz, vestirse todos,
¡ha!, y el agua, que también cuesta dinero,
por más vueltas que doy no encuentro modo
de acudir a tapar tanto agujero.
Así que nunca tengo una peseta,
y como yo, hay mucha... mucha gente;
aquí queda explicado lo que cuesta
guardar un equilibrio permanente.
La culpa no la tienen los patronos,
ni las autoridades que nos rigen;
comprendo que el sacrificio es de... ¿todos?
porque las circunstancias nos lo exigen.
Seguiré publicando algunas poesías más de Gonzalo Jimenez, y contando cosas de su vida, por ser una persona peculiar, un poeta autodidacta, y sobre todo, un hombre bueno.

jueves, 12 de marzo de 2009

EL PROXIMO JUEVES SE CELEBRA EN CHINCHÓN LA FESTIVIDAD DE SAN JOSE

Además de la Misa Mayor en la Parroquia, y la Procesión con la Imagen del Santo, por distintas calles de Chinchón, se celebra en el patio del Castillo de Chinchón una reunión de hermandad de todos los cofrades, en la que se preparan aperitivos y bebidas para todos los asistentes.
Es sólo un "recordatorio" de lo que debía ser uno de los principales fines de esta hermandad -y de las demás-: La unión de los "hermanos" para compartir y ayudarse en tiempos de penuria y necesidad.
Con este espíritu nacieron las hermandades. Los fieles se unían en la devoción a su santo para ayudar a los que tenían necesidades, como muestra de la verdadera caridad cristiana... después, sólo después, se daba culto al Santo titular de la Hermandad.
Desgraciadamente ya sólo queda lo del "culto", con celebraciones que la mayoría de las veces han quedado claramente anacrónicas...
Realmente son éstos, otros tiempos.

martes, 10 de marzo de 2009

PASEO INVERNAL



Pisar las hojas en otoño no era como pisar la nieve.


Las hojas, amarillentas y secas del paseo de la alameda, crujían bajo mi lento caminar; incluso podía sentir su estremecimiento; pero era como pisar la mullida alfombra de un largo pasillo.

Pisar la nieve, no.


Pisar la nieve tenía un algo de lujuriosa profanación.

Podía escuchar su helado lamento de quejas cristalizadas bajo mis pies, que iban dejando efímeras huellas, acusadoras de mi inocuo delito.

lunes, 9 de marzo de 2009

CHINCHON EN LA PRIMERA PÁGINA DE LOS PERIÓDICOS

De nuevo, el nombre de Chinchón en la portada de los periódicos de tirada nacional.
Esta vez con una fotografía en el Parador de Turismo que recoge una reunión, que tuvo lugar el día 13 de mayo, de varios miembros del Partido Popular que están siendo investigados en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, con motivo de la trama de espionaje.
Con ellos aparece nuestra Alcaldesa doña Luisa María Fernández Fernández.
Esto de que Chinchón aparezca con frecuencia en los medios de comunicación, por motivos que poco o nada tienen que ver con nuestro pueblo, posiblemente no tenga demasiada repercusión directa con la promoción turística, pero nunca viene mal que hable de uno... aunque sea bien.
Parafraseando a George Bernanos, en su novela "El diario de un cura rural", podríamos decir que "todo es publicidad" (Él decía que "todo es gracia").
Foto de El Pais. (9-3-09)

domingo, 8 de marzo de 2009

LA MATANZA DEL CERDO

Aunque ya os he hablado de la matanza del cerdo, para ilustrar lo que suponía esta costumbre en Chinchón, voy a trascribir un fragmento de un pequeño cuento titulado “La confusa memoria de un niño raro”:

“ La matanza del cerdo es la fiesta más importante en nuestra casa, en la que, como ya les he contado, viven también los primos de mi padre. Cuando llega el invierno, alrededor de la festividad de San Martín, se ponen de acuerdo para hacer la matanza del marrano. Ese día, muy temprano se empieza a preparar todo lo necesario. Llega el matachín y los hombres abren la corte para sacar al cerdo. En el patio se ha colocado un banco tocinero y entre cuatro o cinco hombres se inmoviliza al cerdo cogiéndole por las patas y las orejas, mientras el pobre animal inicia sus gruñidos lastimeros, y se le tiende en el banco de costado. El matarife está preparado con un gran cuchillo que le clava en la papada iniciándose la más cruel escena que yo he presenciado hasta ahora, en la que se mezclan los alaridos y las convulsiones del animal con los gritos de los hombres que tienen que hacer acopio de todas sus fuerzas para evitar que el pobre guarro se zafe de su presa, hasta que se desangra totalmente en un cubo de zinc que se ha colocado junto al banco.
Hace ya muchos años me despertaron los gruñidos y pude observar todo lo que les he contado desde la ventana de mi habitación. Me quedé entre sobrecogido, asustado, inmóvil y aterrado. Mi madre me tuvo que consolar y explicarme que eso era normal, pero yo, desde entonces, todos los años me levanto ese día más temprano y me marcho a la plaza hasta que ha terminado todo. Se me ha olvidado decir que el día de la matanza se hace fiestas y los niños no vamos al colegio.
Después, en el centro del patio se hace una gran hoguera con gavillas de esparto sobre la que se tiende al cerdo para quemar sus gruesos pelos y ayudándose con unos tejones se va rascando toda su piel hasta dejarla totalmente limpia de pelo y suciedad. Después, se le cuelga cabeza abajo en una viga del portal, introduciendo una soga por los huesos del culo y se procede a abrirlo en canal para sacar todos los intestinos.

En ese momento se inicia la participación de las mujeres con la poco agradable tarea de limpiar las entrañas del animal, ya que todo se va a aprovechar para hacer las distintas conservas. El matarife ha preparado varias muestras - un trozo de lengua y otro de las costillas - que se llevan a las dependencias del Ayuntamiento para que sean analizadas por los servicios sanitarios municipales y hasta que no llegan los "consumeros" para pesarlo y poner un sello redondo con tinta azul en diversas partes del cerdo como muestra visible de que la carne del animal es apta para el consumo humano, el cerdo permanece colgado abierto en canal. A los niños nos asusta acercarnos a él, aunque ninguno nos atrevamos a decirlo.
Dicen que del cerdo se aprovecha todo, y debe ser verdad. Lo primero que se utiliza es la vejiga que una vez limpiada se nos da a los niños que la hinchamos, introduciendo una pequeña caña, como si fuese un globo y la usamos como improvisado balón de fútbol, aunque no resiste mucho tiempo a una utilización tan agresiva. Cuando, a eso del mediodía, se recibe el visto bueno municipal, se procede a descuartizar el animal y a la preparación de la comida que es el acto social más importante del día, porque nos reunimos a comer todos los vecinos que de una u otra forma hemos participado en el rito de la matanza.

El plato principal son las puches. En algunos sitios lo llaman gachas. Se hacen con harina de almortas y el hígado del cerdo cocido y después rayado. Se cocinan en una gran sartén que después se pone en el centro del círculo formado por todos los comensales que de pié se van acercando a mojar los trozos de pan pinchados en el tenedor o en la navaja. También se fríen los torreznos que son trozos de la falda del cerdo y la sangre que ha sobrado de hacer las morcillas y que se ha dejado coagular. El postre suele ser los últimos melones que aún quedaban colgados en las cámaras. Los mayores se van pasando el porrón de vino tinto que es el complemento ideal para una comida tan fuerte. Los niños sólo agua, claro está”.