sábado, 20 de septiembre de 2008

LAS FIESTAS DEL ROSARIO DE BENITO HORTELANO


Tenemos un testimonio impagable; el de Benito Hortelano, que en sus "Memorias" nos cuenta cómo eran las Fiestas del Rosario en sus años jóvenes. Entonces, todavía, se celebraban en el día de la festividad oficial, y que años después se trasladó al tercer domingo de septiembre, como aún se celebra en la actualidad.


“Era el día de la Virgen del Rosario, patrona de Chinchón, y se celebra el día 8 de octubre con grandes fiestas, corrida de novillos, fuegos artificiales, etc. Mi padre era hombre muy rígido con todos y particularmente con sus hijos, de quien se hacía respetar de una manera que más que respeto era temor. Yo era el menor, como tengo dicho, y no tenía la edad en que mi padre consentía a los demás hijos salir de casa de noche. Ello es que, habiendo función en la ermita del Rosario aquella noche, fuegos artificiales y toda la población de broma y algazara, yo quería disfrutar, y había convenido con mis sobrinos Clemente y Vicente -que eran algo mayores- y otros muchachos que iríamos juntos a los fuegos. Pedí permiso a mi padre, y éste, con la cabeza baja, como de costumbre tenía, sin mirarme a la cara me dijo: “Váyase usted a acostar, ésos son los mejores fuegos” Obedecí la orden; le besé la mano como hacíamos todos los hermanos y me acosté. Yo oía en la calle la algazara de los demás muchachos, que me llamaban, diciendo que saliese pronto, que los fuegos iban a empezar.

No reflexioné más; me vestí con sumo silencio y, con los zapatos en la mano, tuve valor de salir, pasando por delante de mi padre, aprovechando la costumbre de tener la cabeza baja. Ya en la calle salté y retocé con mis compañeros, dirigiéndonos alegremente a ver los fuegos y a recoger las cañas de los cohetes. Pero no había yo contado con la huéspeda, porque estando yo en lo mejor de mi retozo, risas y corridas, mi sobrino me dice: "Escóndete, Benito; tu padre te busca con una vara de fresno en la mano" No acabada de decírmelo cuando veo a mi padre, disparo a correr, que ni los galgos me alcanzarían. ¡Ay qué noche de aflicciones!

Yo conocía el genio de mi padre, no me engañaba en la cólera que sobre mí descargaría por haberle burlado. Estuve dando vueltas por el campo hasta que la gente se retiró; serían las doce de la noche y me dirigí a la casa de mi hermana Prisca, seguro de que mis sobrinos me esperarían. Apenas hube llegado a la puerta y cuando me preparaba a entrar, salió mi padre furioso, con el palo, tras de mí; yo corro, él corre, doy la vuelta a la manzana, y como era más ligero que él, me guarezco en la casa de mi hermana y por un agujero me subo al pajar, seguro que mi padre no podía entrar por tan alto y angosto agujero. A poco mi padre viene detrás de mí y calcula donde me he subido, contentándose con amenazarme desde abajo que me molería a palos en cuanto bajase, retirándose al poco rato, bien convencido que yo no bajaría mientras él me esperase abajo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

EN EL CINE NO DEFECAN.

En las películas se puede morir de sida, asesinados, arrollados por un tren o atropellados por un coche al que persigue la policía, pero a nadie le duele un juanete, tiene erupciones cutáneas y muy probablemente nunca le dolerá una muela. En el cine sólo nos cuentan trocitos de la vida, los más trágicos, los más cómicos o los más románticos. Nadie nos dice lo que pasa desde que termina una escena hasta que empieza la siguiente. A mí me gustaría ver lo que hace Scarlett inmediatamente después de jurarse que no volverá a pasar hambre y a donde va Bogart cuando Ingrid Bergman se monta en el avión. Y es que eso sería demasiado prosaico. Posiblemente la O`Hara se tomaría un buen plato de frijoles y Hamprey pasaría por los urinarios antes de marcharse a casa.
Por eso nuestras vidas tienen tan poco glamour. Eructamos después de comer las judias y no tenemos más remedios que visitar el escusado periódicamente. Pero el caso es que vemos demasiadas películas y llegamos a pensar que sólo allí está la realidad y lo nuestro no es nada más que un mal sueño que es mejor no tomar demasiado en serio.
Las relaciones amorosas, en el cine son mucho mejor. Una pareja pasa de verse por primera vez a retozar en la cama en dos o tres secuencias; y lo que es mucho mejor, se pasa de la pasión incontrolable al más escéptico desamor en no más de un cuarto de hora. Nos han evitado eso tan ordinario de empezar a conocerse, las dudas, las indecisiones, y sobre todo las tediosas horas de incertidumbre que preceden a una ruptura. Allí todo es más fácil y múcho más interesante. Y el problema es que cuando somos los protagonistas de una situación parecida a la que hemos visto en el cine, tenemos que tomar las decisiones rápidamente, como si un implacable director o un productor desalmado nos urgieran a empezar la próxima secuencia. Y eso que en el cine siempre sale bien, a nosotros nos sale fatal. El gran problema es que nosotros no tenemos guionista y la mayoría de las veces tenemos que improvisar, sobre todo cuando actuamos en las escenas importantes de nuestra vida. Escenas en las que no suele haber una segunda toma y la mayoría de las veces ni las hemos ensayado. Porque las otras escenas, las rutinarias, en las que ya tenemos práctica, las que repetimos todos los días, normalmente sin espectadores, esas sí nos salen muy bien. Lavarnos los dientes, recoger la correspondencia del buzón, bajar la basura al portal o hacernos el nudo de la corbata no requerirían ninguna repetición.
Pero cuando tenemos que hablar con nuestros hijos, cuando tienes que decir al marido que ya no le quieres, cuando alguien te pone en evidencia por algo que has hecho, difícilmente vas a encontrar los consejos creíbles, las palabras delicadas o las frases ingeniosas, adecuadas para cada momento.
Mi consejo es que no te creas nunca lo que pasa en el cine; que todo es mentira, que no da resultado, que todo es ficticio y como se ve en las películas no se podría vivir, porque si te has dado cuenta, en el cine nadie defeca. (Bueno, casi nadie.)

jueves, 18 de septiembre de 2008

VACACIONES.




Los próximos quince días estaré de vacaciones. Al desierto al que voy no hay internet, por lo que estaré totalmente incomunicado de vosotros.


Pero como soy responsable, he dejado programadas las entradas al blog para todos estos días, por lo que podréis entrar a verlas a diario.


Sólamente, durante estos días, no podré contestar a vuestros correos. Ya lo haré a la vuelta.


Ahí os dejo dos cuadros... espero que os gusten.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

JORNADAS GASTRONOMICAS EN EL PARADOR DE TURISMO DE CHINCHÓN.

El Parador de Turismo de Chinchón está preparando unas jornadas gastronómicas basadas en la cocina tradicional de Chinchón, que se celebrarán del 30 de octubre al 2 de noviembre del presente año.
Durante estas jornadas gastronómicas se podrán degustar parte de las recetas que contiene el libro “Cocina Tradicional en Chinchón” del que son autores Tanci de las Heras Montes y Manuel Carrasco Moreno, y que será presentado en la apertura de dichas jornadas.

Ese día se pondrán a la venta 100 ejemplares del libro del que se ha efectuado una edición limitada de sólo 250 ejemplares numerados.


Próximamente anunciaremos la fecha y hora de la presentación y daremos una referencia más amplia del contenido del libro, del que ahora les ofrecemos la portada y la contraportada.

martes, 16 de septiembre de 2008

CAMILO PORTA EN CHINCHON II

Para terminar el recorrido por los dibujos que realizó el pintor Camilo Porta en Chinchón, durante su estancia en el año 1962, vamos a acompañarlos con otro poema de José Manuel de Lapuerta que dedicó a Chinchón, con el título: "Recuerdo".


Recuerdo.
Yo recuerdo el abrazo de la nube
con el campo de esperanzas verde,
y esa nube hecha lluvia en mi pupila
porque yo te dejaba para siempre.

Han pasado los años y aún recuerdo
el adiós hecho manos de tu gente.
(Al viento mi bandera de ilusiones
prendido en medio su crespón de muerte).

Y recuerdo el adiós de tus caminos
- polvo y sudor besándome en la frente -
y el dolor hecho coágulo en mi sangre
cuando yo me volvía para verte.

Atrás, en los perfiles de los montes,
jugaban tus siluetas a esconderse:
entre viñas y olivos me escapaste...
Tu quedabas allá: Yo era el ausente.

Desde entonces me repica en el pecho
todo un silencio de campana inerte.
Sólo en la noche, abierta mi ventana,
descanso en el recuerdo de tus mieses.

lunes, 15 de septiembre de 2008

CAMILO PORTA EN CHINCHON

En el año 1962, el pintor Camilo Porta vino a pasar unos días con su amigo el cura de Chinchón, José Manuel de Lapuerta. Durante esos días hizo una serie de dibujos, que pasados los años sirvieron para ilustrar el libro "Chinchón en mi recuerdo" con poemas del padre Lapuerta. Vemos una serie de estos dibujos y un poema del libro titulado "Ahora", dedicado a Chinchón.

Ahora.
Tenía que ser ahora
cuando mi voz te cantara:
cuando es más grande el vacío
que me dejaste en el alma,
cuando tu nombre ha gastado
las cuerdas de mi garganta,
cuando he regado tus trigos
con la ausencia de mis lágrimas
y he acariciado tus rejas
con unas manos lejanas.
Tenía que ser ahora,
borracho de tu nostalgia,
con mis oídos cerrados
al eco de tus campanas
y besando con mi boca
una fuente imaginaria
que me brota en el recuerdo
y que me sabe a tus aguas.
Sonámbulo buscador,
a la luz de mis mañanas,
del verde de tus olivos
en esta tierra romana.
Tenía que ser ahora
cuando mi voz te cantara.

domingo, 14 de septiembre de 2008

ESCUDOS Y BLASONES DE CHINCHON. VI

ESCUDO DE LA FAMILIA RECAS.
En la calle Teniente Ortiz de Zárate, antes conocida como calle del Santo, en su número 3, nos encontramos en su fachada un, bien conservado, escudo de piedra. Es el escudo de armas de la familia Recas. Se describe así: "Escudo terciado: Cuartel derecho, dos lobas andantes negras sobre oro, y en el izquierdo en campo blanco un ciprés verde, y en el campo bajo, sobre verde, cabra de plata en ademán de pacer, con cuernos y uñas de oro." Está surmontado por yelmo de caballero.
La casa donde se encuentra el escudo está ubicada la estafeta y administración de Correos.
Personajes ilustres:
D. José Diego de Recas obtiene privilegio de hidalguía que le es otorgado por Carlos III, el 18 de agosto de 1772.
El 31 de julio de 1781 el rey concede privilegio de hidalguía a favor de don Gabriel Manuel de Recas y Ruiz del Olmo, pariente en cuarto grado del anterior. Fue caballero de la orden de Carlos III y alcalde de Chinchón por el estado noble los años 1792 y 1804.
Don José Ceferino de Recas que casó con doña María Felipa de la Peña. Actualmente viven en Chinchón varias familias con el apellido Recas.