sábado, 6 de septiembre de 2008

LA VIRGEN DEL ROSARIO EN CHINCHON.


El Papa Pio V había regalado al III Conde de Chinchón, don Diego Fernandez de Cabrera y Bobadilla, que era embajador de España en Roma, la reliquia de una espina de la corona de Nuestro Señor Jesucristo, y un crucifijo de marfil, que perteneció al oratorio del mismo Papa.

Posiblemente el Conde, al regresar a España trajo hasta Chinchón, además de estas reliquias, la nueva advocación de la Virgen y se debió empezar a construir una pequeña ermita, extramuros de la villa, entre los dos caminos de Valquejigoso, en el sitio conocido como “Pozo de las nieves”.

Por estas fechas se estaba restaurando el castillo de los condes que había sido destruido setenta años antes, en la guerra de los comuneros, y estaba en plena construcción la Iglesia de la Piedad, en la plazuela de Palacio, que se había iniciado en el año 1534, y se terminaría en el año 1626. Esta iglesia que nació como capilla de los condes y para acoger a los fieles por ser insuficiente la pequeña iglesia de Santa María de Gracia, es la actual parroquia de Chinchón, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción.

No sabemos la fecha exacta de la construcción de la ermita ni de la fundación de la Cofradía de nuestra Señora del Rosario, pero debió ocurrir en los últimos años del Siglo XVI.

viernes, 5 de septiembre de 2008

DE CÓMO NACIO LA ADVOCACION DE LA VIRGEN DE ROSARIO.

El tercer domingo del mes de septiembre se celebra en Chinchón la Fiesta de la Virgen del Rosario. El cambio de fecha de celebración estuvo motivado por la coincidencia de la fiesta con los trabajos de la vendimia que en Chinchón empleaba a la mayoría de la mano de obra. Durante unos días voy a comentar algunos datos históricos que he considerado de interés general.

El día el 7 de octubre de 1571, tuvo lugar la célebre batalla de Lepanto.
Eran los tiempos del Papa Pío V (1566 - 1572); los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión era certera. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas, la cristiana y la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de Austria entró en batalla contra un enemigo muy superior en número y buques de guerra. Se jugaba el destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.
Mientras la batalla transcurría, en Roma el Papa recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Semanas mas tarde llegó el finalmente el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austria, quién, desde un principio, atribuyó el triunfo a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.

jueves, 4 de septiembre de 2008

MANOS

Manos que acarician, manos que amenazan, manos prehistóricas, manos de niños y manos de ancianos, manos con rosas, rosas con espinas, manos de santos, manos que aman, manos que sufren, manos con anillos y manos desnudas, manos arriba, manos que provocan, manos que rezan, manos que cubren y manos que destapan, manos blancas que no efenden y manos negras que tampoco, manos mendigas y manos opulentas, manos de Gioconda, manos dibujadas, muchas manos, manos que sugieren, manos que muestran, manos tendidas, manos con nervios y manos tranquilas, manos y más manos, manos hermanas. Manos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

ESCUDOS y BLASONES DE CHINCHÓN.V

ESCUDO DE LA FAMILIA LEON.
En la calle de la Comadre número cinco, tenemos un escudo de mármol rosa en un aceptable estado de conservación. El escudo es de un solo cuartel con castillo mazonado, dos leones enfrentados, encima, cruz flordelisada y otra cruz de Santiago. El escudo está timbrado con corona de marqués.
Este escudo recoge las armas del apellido León, del que no tenemos información. La casa en que se encuentra el escudo, fue conocida como "Casa Dusmet", porque en ella vivió esta familia, de la que sí tenemos noticias.
D. Juan Bautista Dusmet fue el primer vecino de Chinchón con este apellido. Era natural de Malines (Flandes), teniente de las guardias walonas, hijo de don Andrés Dusmet y de doña Catalina Tereza, y biznieto de Juan Dusmet que había nacido en el año 1580 y era Coronel y gentilhombre de cámara del Duque de Nixemboux.
Don Juan Bautista se casó el 14 de julio de 1712 con doña Teresa Antonia de Laiseca y Gutiérrez de Alvarado, que era natural de Chinchón.
Desde 1728 fue el administrador del Condado de Chinchón, con poderes del conde Sforcia.
Otros personajes de este apellido son: Blas Manuel Dusmet, administrador del condado de 1771 a 1778. Juan José Dusmet y Sesma, D. Estanislao José Dusmet, Joaquín María Dusmet, Brigadier de Estado Mayor, que murió en Chinchón en el año 1888, y don José María Dusmet Alonso, de la Real Academia de Ciencias, que fue el último representante de este apellido en Chinchón.
La casa que estaba en un lamentable estado de conservación fue adquirida a finales del siglo XX por la Fundación Arauco, realizando una cuidada y total rehabilitación de la misma.
No queda en Chinchón ninguna familia con el apellido León.

martes, 2 de septiembre de 2008

TERTULIAS DE INVIERNO EN CHINCHON















(Retrato de Camilo Goya, el cura de Chinchón, pintado por su hermano, Francisco de Goya y Lucientes).

Antonio Valladares Sotomayor (villa de Rianxo (Galicia) el 30 de julio de 1737, La Coruña, 1738 - Madrid, 1820) fue un prolífico escritor español, gran ilustrado, cuya obra principal es la edición del “Semanario Erudito” (1787-1791) que Floridablanca mandó suspender, continuando en 1816 con el Nuevo Semanario Erudito. Escribió también “Almacén de frutos literarios” (1804) y es autor de obras de teatro, de la novela “La Leandra” (1797-1807), y de obras históricas: Vida interior de Felipe II (1788); Fragmentos históricos de la vida de José Patiño (1796). Pero el motivo de hacer aquí referencia a su obras es porque en el año 1815 escribió “Tertulias de Invierno en Chinchón” , considerado como un interesante documento por el que se pueden conocer la sociedad de la época.
Aunque no tenemos referencias de cómo el escritor entró en relación con Chinchón, debió ser por su amistad con la familia Patiño, que ostentaba el título de Marqués de la Corona y que tenía casa en Chinchón.
En “Tertulias de Invierno en Chinchón”, el autor aprovecha el planteamiento de una serie de tertulias como excusa para escribir sobre diversidad de temas en los que pone de manifiesto su erudición y su amplia cultura, así como su sentido del humor. En él nos cuenta que una viuda y sus tres hijas se trasladan a Chinchón y allí se organiza una serie de tertulias literarias y musicales en las que intervienen varios personajes como el Párroco Selbor y don Gabriel Yer, entre otros. Es, pues, una obra que en la actualidad no tiene más interés que conocer someramente cuál era la forma de pensar a primeros del siglo XIX, pero su estilo está desfasado y los temas obsoletos.
El que el autor sitúe la acción en Chinchón es una incógnita por ahora. En un principio consideré que era imposible intentar ubicar históricamente en Chinchón a los personajes del libro, ya que el autor da muy pocos datos. Después pensé que era posible que, incluso, caso de ser reales, llegase a cambiar los nombres para que nadie los pudiese reconocer, y como no existe acción y no se hace referencia a ningún hecho concreto del pueblo, sería aventurado atreverse a identificarles. No obstante, siguiendo con esta hipótesis, empecé a hacer cambios con las letras de los nombres y me encontré que Selbor leído al revés es Robles y que el párroco de Chinchón en aquellos años era don José Robles, como se recoge en la página 73 de la historia de Chinchón de Narciso del Nero, con motivo de la jura de la Constitución de las Cortes de Cádiz el día 29 de septiembre de 1812 que tuvo lugar en el convento de los Agustinos de Chinchón, en la que hizo una sentida homilía el referido cura párroco. Este descubrimiento me animó y pude comprobar que por aquellos años era notario en Chinchón don Gabriel González Rey, que aparece en el libro como Gabriel Yer -Rey al revés- omitiendo también el primer apellido para hacerlo más irreconocible. El dato está tomado del testamento efectuado por Camilo de Goya con fecha 6 de diciembre de 1825 ante este notario. Asimismo existe en el archivo parroquial un testimonio notarial de los hechos acaecidos en el año 1808 en Chinchón, firmados por este mismo notario, por lo que podemos deducir que ejerció este cargo en Chinchón, por lo menos, desde 1808 a 1825.
De los otros personajes, doña Juliana Mezgo, que bien podría ser doña Juliana Gómez, de Agustín, Baltasar y Paulino, así como de la señora de don Segismundo, doña Elvira Samaniego, y sus tres hijas, Nicasia, Dorotea y Polonia no he podido deducir su existencia por los datos históricos de que dispongo, pero por los antecedentes, podríamos colegir que eran personas reales que existieron en Chinchón y que el autor, Antonio Valladares Sotomayor, debió haber estado viviendo en Chinchón, aunque sólo fuese temporalmente. Después he podido comprobar en el censo de población que existe en el Archivo Histórico de Chinchón, correspondiente al año 1814 que el cura párroco, D. José Robles vivía en el número 14 de la calle del Convento, que el notario D. Gabriel González Rey, vivía en el número 9 de la calle Grande y que en la calle del Paje vivía un tal Paulino Montes, que era liquidador y que bien podía ser otro de los personajes del libro. Lo que sí pueden indicarnos estos libros es que por aquellos años en Chinchón debería de existir un cierto nivel cultural en algunos círculos de personas que vivían total o parcialmente en el pueblo.
Estas tertulias están editadas en cuatro pequeños tomos, en los años 1815, los dos primeros y en 182o, los dos segundos.
Por este libro podemos conocer que por aquellos años en Chinchón debería de existir un cierto nivel cultural en algunos círculos de personas que vivían total o parcialmente en el pueblo. También queda constancia de la tradición de las veladas musicales en Chinchón, que enlazarían con las representaciones teatrales por grupos de aficionados.
Casi doscientos años después, se reproduce en Chinchón una situación cultural interesante, dado que diversos personajes de las letras, de las artes y del espectáculo han ido fijando aquí su residencia, además de movimientos culturales autóctonos que van desde agrupaciones teatrales de aficionados hasta asociaciones con fines netamente culturales como el Colectivo Fuente Pata, cuya labor editorial de temas sobre Chinchón es digna de encomio.
Podría ser la ocasión de hacer revivir, ahora de verdad, una tradición tan interesante como la de tertulias literarias, artísticas, políticas y musicales, puesto que hay en nuestro pueblo personas con sobradas dotes para dar realce a las tertulias que sobre cualquiera de estos temas se podrían organizar, por ejemplo, dentro de los Cursos de Verano que organiza la Fundación Arauco.

lunes, 1 de septiembre de 2008

LA COCINA TRADICIONAL EN CHINCHON


Para principios del próximo mes de noviembre está prevista la publicación del libro "COCINA TRADICIONAL EN CHINCHÓN", del que son autores TANCI DE LAS HERAS MONTES y MANUEL CARRASCO MORENO.

Así lo presentan sus autores:

No es un libro típico de cocina. Hemos querido que sea algo más. La gastronomía de un pueblo no se puede comprender si no está ensamblada en su historia, en sus costumbres y en su tradición. Por eso, hemos querido ofreceros nuestras recetas dentro de su contexto histórico. No hemos querido sólo deciros cómo se hacen sino también cuando y por qué se hacían.
De esta manera, hemos querido acercaros a las pequeñas historias de un pueblo. Esas historias que nunca van a aparecer en los tratados históricos, esas pequeñas historias que muchas veces se van a confundir con las leyendas que han ido conformando su acervo cultural. Así, vais a conocer algunas costumbres que poco a poco se han ido perdiendo y que de no dejar constancia de ellas, terminarían por olvidarse. Es posible que muchos de estos recuerdos, como los juegos de los niños, las reuniones de los mayores, y las costumbres de fiestas y celebraciones, pierdan algo de su significado para los que, al no ser de Chinchón, nunca las conocieron. Para nuestros paisanos, seguro, que van revivir recuerdos ya casi olvidados, como la matanza del cerdo, las bodas, y aquellos inovildables olores de nuestra niñez.
Esperamos con este libro acercar hasta todos ustedes una parte importante de nuestra historia; una parte fundamental que está recogida en nuestra gastronomía. Cuando se atrevan a realizar cualquiera de nuestra recetas, podrán degustar un trocito de esa historia.
Buen provecho.

domingo, 31 de agosto de 2008

ESCUDOS y BLASONES DE CHINCHÓN IV.

ESCUDO DE LA FAMILIA LOPEZ-ROBREDO.

En la calle de Morata, en la fachada del número 53, nos encontramos con un escudo de piedra en buen estado de conservación. Es el escudo de armas de la familia López Robredo, esta es su descripción:
Escudo cuartelado. En el primer cuartel, de azur, castillo de plata, saliendo de su homenaje brazo armado de espada. En el segundo, de oro, cinco escobas de sinople atadas de gules. En el tercer cuartel, de plata, árbol de sinople terrazado con tres martillos, uno en las ramas y otro a cada lado; y en el cuarto, de oro, una banda de gules y en su hueco superior, león de su color. Puesto sobre águila de oro linguada de gules, sobre la que hay un busto con yelmo de caballero. Entre las personas que llevaron este apellido, se destaca don Manuel Gregorio López-Robredo Gómez del Puerto, que en el año 1772 se avecindó en Chinchón. Era natural de de Toledo y procedía de Madrid. Se casó con doña María Nieto, natural de Chinchón.
D. Manuel López de Robredo, era bordador de palacio y en el año 1783, fue alcalde de Chinchón por el estado noble. Murió el año 1788.






D. Juan López de Robredo, su hijo, bordador de cámara como su padre, y gran amigo personal de la familia Goya. Consiguió, tras varias solicitudes, que le fuese concedido el uso de uniforme bordado como tenían los pintores, escultores y diamantistas de cámara, para subrayar su categoría social. En el año 1798, Francisco de Goya le haría un retrato con su uniforme de bordados diseñado por él mismo. En el retrato aparece con los bocetos de sus diseños en la mano.
La propiedad de esta casa pasó de los López Robledo a Dª Clara Carrasco Carbonero, madre del Marqués de la Corona, después a Dª Concepción Patiño Carrasco y posteriormente a D. Gregorio Álvarez de Miranda, cuyos herederos siguen siendo los propietarios de esta casa que aún luce una espléndida fachada.


En la actualidad no queda ninguna familia con el apellido López-Robredo.